Desde que en 1977 se consiguiera que la enfermería entrara por méritos propios en la Universidad han pasado muchas cosas. Muchas cosas para un período tan corto en la vida de una disciplina, de una ciencia.
Enfermería ha tenido que recuperar, en este tiempo, mucho del recorrido que por diferentes y, en ocasiones, complicadas circunstancias le habían impedido avanzar como disciplina. Y hacerse visible como ciencia, a pesar de la evidente aportación social que hasta el momento había venido realizando a través de la prestación de cuidados profesionales. Además lo ha tenido que hacer superando muchos de los obstáculos que tanto desde dentro de la propia enfermería como fuera de ella han dificultado el avance iniciado en 1977.
Sería difícil, y escapa al objetivo de este editorial, hacer un análisis pormenorizado de lo comentado, por lo que me centraré en la realidad de “dónde estamos” y la predecible visualización de “a dónde vamos”; tratando de hacerlo con la mayor objetividad posible que el subjetivo discurso personal permite.