ENTREVISTA ONDA CERO ALICANTE

Con Gloria Martins de la Universidad de Franca en Sao Paulo (Brasil)

Entrevista realizada por Luz Sigüenza en Onda Cero Alicante el 27/01/2020 sobre el proyecto de investigación «Percepción de las/os estudiantes de la Universidad de Alicante sobre maternidad/paternidad», llevada a cabo durante la estancia académica de Gloria Martins de la Universidad de Franca en Sao Paulo (Brasil) y en la que colaboró la Profesora Alba Navalón de la Universidad de Alicante y la Profesora Helena Leal David de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ).

PIN CONTRA LA SALUD COMUNITARIA

Viñeta de Forges publicada en 1984, en Diario 16

A tenor de lo que está sucediendo, cada vez parece más claro que se considere como normal el que se digan, hagan o piensen determinadas cosas.

Más allá de la deseada y necesaria libertad de expresión, hay cuestiones que escapan a tan importante derecho. Ampararse en la libertad de expresión para, desde la misma, lanzar ataques a otras libertades fundamentales como el derecho a la educación en libertad, al pensamiento crítico, al respeto a la diferencia… es tanto como ampararse en órganos judiciales para protegerse o ir en contra de ellos cuando interesa. En definitiva, es utilizar la democracia para actuar con la libertad que la misma ofrece con el fin de atacar los pilares en los que sustenta.

Esta actitud no es nueva. Pero no por ello debe naturalizarse o entenderla como normal, porque hacerlo es tanto como contribuir, de alguna manera, al logro de quien está ejerciéndola con la impunidad que le dan las mismas leyes que está intentando eliminar y siendo, por lo tanto, cómplices de un evidente deterioro democrático.

La libertad y las libertades cuestan mucho de lograr y aún más de mantener. Las mismas garantizan la convivencia y el respeto desde la diversidad de pensamiento, religión, raza, sexo, género…para evitar la discriminación, la xenofobia, el racismo, la homofobia, la violencia… que finalmente acaban por generar odio y enfrentamiento, desde posiciones de autoritarismo, paternalismo, reduccionismo, sometimiento y pérdida de libertad desde la que hipotética e hipócritamente se construye un mundo mejor, pero tan solo para quienes piensan igual, apartando, acosando, victimizando y anulando a quienes se instalan en la diferencia de su particular y exclusivo planteamiento, defendido con el disfraz de demócratas.

Confundir e intentar confundir la libertad con la manipulación, el engaño, la imposición, el desprecio, la intolerancia… desde el populismo, la falsa defensa de valores y el cinismo tan solo conduce al deterioro de la democracia, desde la que hipócritamente se está actuando para destruirla.

Esta reflexión, sin duda, no tendría demasiado sentido en este blog sino fuese porque la misma es necesaria para entender que es lo que está pasando y lo que puede llegar a pasar si no logramos detener a quienes están empeñados en destruir todo aquello que identifican como una lacra social, simplemente por no coincidir con lo que ellos plantean como bueno, normal, decente, moral, estándar…lo que finalmente provoca que existan ciudadanas/os de primera o de segunda en función de que se integren o no en su particular y exclusivo planteamiento de vida o pensamiento.

La irrupción en el panorama político español de grupos políticos que, amparándose en la democracia, la constitución, la libertad… aprovechan para atacarlos y eliminar derechos y libertades es una realidad que está provocando situaciones que nunca hubiésemos pensado que volviesen a producirse tras superar una dictadura que estos mismos políticos niegan y ensalzan.

En una sociedad como la nuestra en la que la violencia de género, el acoso a quien es diferente por razón de sexo, religión o raza… se están convirtiendo en lacras sociales que causan muerte, desigualdad, miedo, opresión, estigma… que influye de manera directa y significativa a la salud individual y colectiva, las enfermeras, no podemos ni debemos permanecer al margen, pensando que es algo que no va con nosotras y que nada podemos hacer para afrontar los problemas que se derivan de esta situación.

El denominado pin parental que se ha aprobado en Murcia con el apoyo, no lo olvidemos, de quienes se dicen llamar partidos constitucionalistas, se suma a los ataques que, en forma de nuevas regulaciones o anulación de aquellas que salvaguardaban su cumplimiento, se están llevando a cabo en contra de la violencia de género, que tratan de negar disfrazándola de violencia doméstica, o poniendo trabas para recuperar una memoria histórica que permita conocer la verdadera barbarie de una dictadura que duró más de 40 años.

            Entender que estas decisiones son tan solo hechos aislados que no van a tener consecuencias en el desarrollo de nuestra democracia es tanto como negar la evidencia de una realidad que se torna en amenaza para la salud comunitaria.

Restringir, negar, manipular, ocultar, mentir, limitar… la educación de las/os niñas/os desde una supuesta libertad de los padres para salvaguardar a sus hijos de las amenazas que supone una educación en libertad, es tanto como contribuir a incrementar las desigualdades, el odio a lo y al diferente, el clasismo, el machismo, el egoísmo y, por tanto, perpetuar comportamientos machistas, racistas, homófobos… que conducen a la violencia contra todo aquello que no se ajuste a su patrón de normalidad moral, religiosa y política. Identificar a los hijos como una mercancía de propiedad exclusiva con la que negociar es, en sí mismo, un claro ejemplo de la manipulación que se lleva a cabo para tratar de imponer un modo de pensamiento único, irreflexivo, lineal, posesivo, obsesivo y represivo. Es como el matrimonio mal avenido que trata de hacer daño al otro utilizando para ello a las/os hijas/os mediante la manipulación interesada de las/os mismas/os. Finalmente siempre acaba teniendo consecuencias negativas para las/os hijas/os a las/os que hipotéticamente se trata de defender con tales actitudes.

Utilizar la educación como arma arrojadiza, ideológica, fundamentalista, o represora, es mezquino e indigno y supone una claro intento de adoctrinamiento en contra de los valores democráticos y de libertad a los que todas/os las/os niñas/os tienen derecho con independencia de sus madres y padres y de la ideología que estas/os tengan. La ideología individual nunca puede ir en contra de los valores de una democracia que, por su parte, no obligan a nadie a pensar de una u otra forma, sino tan solo a respetar a todas/os aunque sean diferentes o, precisamente, por ser diferentes.

Las enfermeras tenemos un compromiso deontológico, científico, profesional y moral con las personas, las familias y la comunidad que nos obliga a trabajar de manera clara, decidida, firme y rigurosa, junto a otros profesionales y agentes de salud comunitarios, en defensa de la equidad, solidaridad, desarrollo humano, progreso, democracia… que dejan de ser una opción para pasar a ser una obligación. Llevando a cabo una apertura a la realidad social, observando, comprendiendo y planteando una comunicación con el entorno a través de la relación de escucha y diálogo que eleve la competencia social y el sentido comunitario de las/os niñas/os. Tratando que nuestras actuaciones en salud comunitaria dejen de depender del voluntarismo profesional, de la formación o la ideología, pasando a formar parte de nuestro trabajo diario. Para ello resulta imprescindible que no identifiquemos a las personas, y muy particularmente a las/os niñas/os, como meras receptoras de actividades diseñadas por las enfermeras, dejando de culpabilizarlas de su estado de salud o de los estilos de vida, ya que desde un enfoque de determinantes sociales de la salud sabemos que la responsabilidad de la salud y de los problemas de salud no depende exclusivamente, ni siquiera principalmente de ellos. Abandonando el paternalismo profesional y respetando la autonomía de las personas, incluidas/os las/os niñas/os a las/os a quienes parece se les quiere eliminar su condición como tales, por entender que son propiedad de las madres y padres. No se trata de imponer ningún criterio, ni pensamiento como acusan quienes, precisamente lo están haciendo, sino de llevar a cabo un proceso que obtenga el resultado en salud del respeto, la igualdad y la equidad. Lo contrario hace aflorar prejuicios, irracionalismo y pasiones, y es fácilmente manipulable por los demagogos.

Nadie nos puede asegurar que sea este el único “pin” que traten de imponer los intransigentes ideológicos. Si consentimos con nuestro conformismo este, es muy probable que se impongan nuevas restricciones de pensamiento y de acceso a la realidad para, de esta manera, modelar la voluntad a través de la alienación de pensamiento y de acción, amparándose en la defensa de la patria, su patria, de Dios, su Dios, de la religión, su religión, de la economía, su economía, de la libertad, su libertad… para lo que hace falta eliminar a todo aquel y todo aquello que identifiquen como una amenaza para su fin. Según ya dictaba magistralmente Maquiavelo en su obra el Príncipe, el fin justifica los medios, aunque estos supongan eliminar la libertad de muchos en beneficio de la de muy pocos.

Nadie queda exento, por tanto, de responsabilidad ante lo que está sucediendo y las enfermeras comunitarias, en particular, tenemos que actuar en defensa de la salud de las personas, lo que pasa por garantizar la educación para la salud de todas/os con criterios científicos al tiempo que participativos.

Situarse en la marginalidad de lo estrictamente profesional, desde una ética de mínimos que obvie la realidad social, nos sitúa en clara posición de complicidad con quienes utilizan argumentos acientíficos, acríticos, eufemísticos, falaces y mentirosos que contribuyen a la confusión de las personas y a la generación de comportamientos que atentan claramente contra la salud de la comunidad en su conjunto.

Y esto, que nadie lo confunda, no es hacer política, sino tener competencia política para promover, desarrollar y defender políticas de salud, como una competencia propia de las enfermeras comunitarias a la que no podemos permanecer ajenas.

Alzar la voz escandalizándose por los movimientos antivacunas al identificarlos como una amenaza para la salud pública que, además, se realizan desde la mentira y el engaño y no hacerlo ante un movimiento como el que promueve la restricción educativa de las/os niños/os es tan incomprensible como rechazable y tan peligroso, sino más, que la no vacunación infantil. La educación es, sin duda, la mejor vacuna contra la ignorancia, la intolerancia y la violencia y, por tanto, debemos llevar a cabo una defensa a ultranza de la misma que evite un verdadero problema de salud pública, pero también de convivencia democrática y de respeto a las libertades individuales.

Lo que ahora podemos identificar como una simple distopia como la definía Santo Tomás Moro en su obra Utopía (1516), nos puede llevar a una triste y cruel realidad, como tantas veces ha ocurrido en la historia de la humanidad, de la que cueste mucho salir. No contribuyamos a que sea VOX populi.

 

DETRÁS DE CADA PERSONA UNA ENFERMERA COMUNITARIA

Alba Vicente Egea, Inés Sánchez Pérez, Edgar Ruiz González, Alejandro Prieto Montoya y Blanca Ramo Alameda, estudiantes de 4º de Grado de Enfermería de la Universidad de Alicante (2018-2019), realizan un vídeo en el que identifican la importancia de las enfermeras comunitarias más allá de las actividades por las que generalmente se les identifica.

Cuidados, palabra del año 2020

(2020-1-23) La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado al 2020 Año Internacional de la Enfermera y la Matrona. Ha sido en la 72ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra y se ha acordado por unanimidad.

Es de justicia destacar la iniciativa del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien personalmente defendió esta proclamación, poniendo en valor el trabajo que realizan las enfermeras en todos sus campos profesionales. Una labor, resaltó, imprescindible para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como la cobertura sanitaria universal.

Por otro lado, cerrábamos el año 2019 con la noticia de que Fundéu BBVA, la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA, designaba “emoji” como palabra del año. Esta Fundación ha considerado pertinente destacar en 2019 el innegable impacto de estos pequeños símbolos (emoticonos) en nuestra vida cotidiana, cada vez más relacionados con el resto de los elementos que conforman nuestra comunicación diaria. En anteriores ediciones, se había designado palabra del año, «escrache» en 2013, «selfi» en 2014, «refugiado» en 2015, «populismo» en 2016, «aporofobia» en  2017 y «microplástico» en 2018.

Al hilo de ambas proclamas, atendiendo al valor de las palabras y las acciones, viene al caso recapacitar sobre cómo los hechos engendran o popularizan palabras que hacen más amplios, ricos y efectivos los mecanismos de la comunicación humana.

Por ello, al considerar la designación del Año Internacional de la Enfermera y la Matrona, ponderando la difusión de las acciones y eventos que han de tener lugar en todos los países del entorno CIE para su celebración, no es aventurado pensar que en 2020 la palabra “cuidados” ha de ser una de las más pronunciadas en los numerosos idiomas del mundo. No hay lugar a duda, al constituir dicho vocablo la función capital específica de la acción profesional de las enfermeras y las matronas.

Efectivamente, en nuestro país, la profesión enfermera, entendida como el colectivo constituido por enfermeras generalistas y especializadas, entre sus cometidos tiene como misión cuidar al ser humano desde su nacimiento hasta su fallecimiento. Son los “cuidados”, tanto de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad, como asistenciales y curativos, el epicentro de su acción profesional y toda su actividad sanitaria los incluye. Razón por la cual esta palabra, “cuidados”, habrá de ser pronunciada y escuchada infinidad de veces este año que comienza, en infinidad de lenguas y dialectos. A buen seguro que ha de ser así.  

Interés, esmero, vigilancia, curiosidad, observación, inclinación, escucha, aplicación, reflexión, meditación, análisis; estos son los sinónimos de la voz “cuidado”, en español. Y la RAE, en su Diccionario, la define en su primera acepción como “Solicitud y atención para hacer bien algo”; especificando en la segunda: “Acción de cuidar (asistir, guardar, conservar) El cuidado de los enfermos,…”. Según esto, en el significado de “cuidados” todo es bueno, positivo, humanitario… ¡Hermosa palabra!

¿Podrá alcanzar el honor de ser la palabra del año 2020? Razones y enjundia hay en abundancia y, de cumplirse las previsiones expresadas, ciertamente no es descabellado imaginar que así suceda.

Entre las características de los emoticonos que destaca la Fundación está el poder de ser entendidos por personas con diferentes culturas y lenguas. El alcance de los cuidados brindados por las enfermeras y enfermeros no solo se sitúa en la misma dimensión de inteligibilidad, sino que la trascendencia, impacto  y consecuencias de su correcta aplicabilidad, dotan a la palabra “cuidados” de un contenido que debiera situarla en una categoría, reconocimiento y prestigio social que permitiese su elección.

Desde la Academia de Enfermería de la Comunitat Valenciana hacemos votos y apoyamos fervientemente su elección para el acreditado título de Palabra del Año 2020 en atención a la exposición de motivos aquí referida.

 

José Antonio Ávila Olivares

Presidente de la Academia de

Enfermería de la Comunitat Valenciana

De mayor quiero ser enfermera comunitaria

COLEGIO OFICIAL DE ENFERMERÍA DE VALÈNCIA

http://www.enfervalenciadigital.com:8081/REVISTA/NOTICIA.ASPX?sid=15169 

Un cuento para explicar lo que es ser enfermera

El profesor de la UA José Ramón Martínez-Riera publica una historia para normalizar el uso de «enfermera» como genérico https://www.diarioinformacion.com/universidad/2020/01/21/cuento-explicar-enfermera/2226240.html

MANTENIMIENTO DE LA SALUD

Isabel Bonet Santos, Elena Borja Garrigues, Eduardo Carratalá Lázaro y Alberto Díaz Gallardo, estudiantes de 4º de Enfermería de la Universidad de Alicante, 2018-2019, realizaron este vídeo apoyándose en el cine para reflejar la importancia de las enfermeras comunitarias en el mantenimiento de la salud.

ESTADO DE BIENESTAR vs ESTADO DE BIEN ESTAR ZONA DE CONFORT vs ZONA DE CONFORMISMO

Tras el desastre de la 2ª guerra mundial se inició la reconstrucción de la Europa arrasada, empobrecida y vulnerable. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que fue un verdadero ejemplo de resiliencia de las poblaciones de los países afectados. España, en plena posguerra civil no pudo contagiarse de esa resiliencia por razonas obvias, aunque se trate de borrar de la memoria colectiva. Se iniciaba, por tanto, la construcción de lo que vino en llamarse el Estado de Bienestar en respuesta a las políticas keynesianas de la Alemania nazi.

Se trataba básicamente de que los estados proveyeran servicios en cumplimiento de los derechos sociales a la totalidad de los habitantes de un país, es decir, universalizando los mismos.

            España, aunque con bastante retraso, también acabó desarrollando el Estado de Bienestar.

            Sin embargo, las crisis económicas, las políticas neoliberales y los cambios en la sociedad actual con una clara tendencia al individualismo, la inmediatez y a la pérdida de solidaridad han hecho que progresivamente se fuesen debilitando los pilares fundamentales en los que se asentaba el Estado de Bienestar, lo que, además, ha sido aprovechado por la resurgida ultraderecha con discursos populistas, demagógicos y cargados de prejuicios, tópicos y estereotipos contra todo aquello que da valor y consistencia al Estado de Bienestar y a todo lo que consideran “malo” por el simpe hecho de ser diferente a sus planteamientos dogmáticos y autoritarios.

            Esta tendencia, o tendencias, por tanto, han ido calando en la comunidad provocando relajación, confusión, conformismo… unidos a posicionamientos racistas, xenófobos, homófobos, sexistas, machistas, egoístas, excluyentes… que se han ido naturalizando e interiorizando de manera alarmante entre la población más joven acompañando a mensajes nacionalistas radicales que recuerdan etapas históricas terribles que no han sido adecuadamente transmitidas e incorporadas en su joven y fértil mente, demasiado ocupada con el bombardeo de información líquida circulante en las redes sociales, es decir, aquella información no verificada, sustentada o confirmada; a diferencia de la información sólida, entendida como información documentada, razonada y enriquecida que comprueba su veracidad.

            Cada vez más las noticias son captadas e interiorizadas a través de las opiniones de terceros en redes sociales. Los influencers adquieren credibilidad, per se, o como consecuencia del número de visitas, descargas o “like” que reciben.

            La imagen y el culto al cuerpo se incorporan como las nuevas tendencias a seguir y conseguir, generando el rechazo a todos aquellos que se alejan de los patrones que se establecen como óptimos para ser aceptado.

            El consumismo líquido, es decir, el que se realiza compulsivamente a través de redes o internet sin criterios de calidad contrastada, contribuye además a la precariedad laboral de quienes se incorporan como mediadores necesarios, pero explotados, en la cadena de producción y distribución de los productos adquiridos por impulso más que por necesidad.

            El conocimiento pierde crédito en favor del postureo artificial, la astucia y la superficialidad, aderezadas con el discurso zafio, descalificador, ofensivo y sin fundamento, que supera a quienes optan por el estudio, la reflexión, el análisis, el pensamiento crítico y el respeto.

            Todo ello supone una adición de factores que favorecen la individualización de todo. La modernidad cambió las reglas. La teoría crítica que defendía el individualismo ante el Estado que en esa época oprimía todo, ahora lo impregna todo.

            Hemos pasado de hablar de personas a hacerlo de individuos porque todo se ha individualizado y cada individuo debe asumir, como consecuencia, el destino de lo que le pase o no.

            Desde esta perspectiva individualista y de inmediatez la mayor preocupación de los individuos que componen la sociedad actual es cómo prevenir que haya una solidez en los planteamientos que lleguen a ser tan sólidos que impidan cambiar el futuro y en base a ello luchan para que no suceda, favoreciendo posturas radicales de quienes se configuran como salvadores del destino, aunque ello conlleve rupturas radicales con las relaciones sociales, familiares, con nosotros mismos o con lo que tanto esfuerzo logró establecerse, como por ejemplo el Estado de Bienestar, como si el mismo tuviese o padeciese del mismo mal al que se ha sometido aquello que consumimos, es decir, la obsolescencia programada o la fecha de caducidad

            La inmediatez hace que nada sea contemplado con perspectiva de futuro, con sosiego, con análisis… porque se entiende que nada es duradero y en nada podemos influir para cambiarlo, esperando que todo cambie con la aparición de nuevas oportunidades que sustituyan a las existentes, pero sin que nuestra intervención se considere ni necesaria ni posible al creer que todo es casual y no causal.

            En base a este planteamiento social se reclama flexibilidad para no comprometerse con nada para siempre y estar preparado a cambiar en cualquier momento de actitud, de comportamiento e incluso de ideas para adaptarse al cambio que se presenta como inevitable pero sin que podamos participar en el mismo, tan solo adaptarnos a él, aunque ello conlleve renunciar a derechos que hasta ahora se habían considerado irrenunciables, constituyéndonos nosotros mismos, como personas, bueno no, como individuos, intercambiables.

Se produce, por tanto, un efecto líquido, en el que el más ligero movimiento cambia la forma que dicho líquido tenía en reposo.

Y todo esto, sin duda, influye en las actuaciones que, como enfermeras, tenemos con las personas a las que atendemos. La modernidad líquida de la que hablamos hace que los comportamientos, las relaciones, los consensos, la propia comunicación, adquieran una velocidad que impide, en muchas ocasiones, que se establezcan relaciones con continuidad en el tiempo y sustentadas en valores tales como la solidaridad, la equidad, la libertad, la democracia… que deberían estar presentes de manera inalterable, sólida, en nuestras actuaciones enfermeras, a través de la promoción de la salud o la prevención de la enfermedad. Pero al no poder dar respuestas inmediatas a las exigencias que plantea la sociedad, la situación nos arrastra cada vez más a planteamientos asistencialistas, medicalizados y altamente tecnificados en los que las relaciones humanas y los comportamientos saludables son contemplados como rígidos, inalterables y poco adaptativos a una sociedad cambiante y con fechas de caducidad en muchos de sus componentes.

Esta liquidez influye de manera determinante en el abordaje de los múltiples problemas de salud que la propia modernidad líquida genera y paradójicamente perpetua.

Se pasa del Estado de Bienestar a un nuevo Estado más adaptativo, inmediato y aparentemente ideal como es el Estado de Bien Estar. Lo importante no es el conjunto sino lo que a cada cual como individuo le permita estar bien, aunque ello no suponga sentirse bien y mucho menos saludable y con indiferencia hacia lo que le sucede “al otro”.

Los abordajes puntuales, esporádicos, finalistas y deterministas que, sobre problemas como la violencia de género, la soledad, la cronicidad, la obesidad, el acoso laboral, la pobreza, la migración, la vulnerabilidad… se llevan a cabo desde una absoluta falta de planificación que requiere, claro está, de cierta solidez, haciendo que los mismos sean fallidos, ineficaces e ineficientes en un sistema de salud que se ha contagiado de la modernidad líquida y por tanto de la inmediatez de resultados que del mismo se reclama. Se actúa sobre la herida, el síntoma, la agresión, la enfermedad… pero no sobre los factores, condicionantes, determinantes… que las generan o provocan. Focalizando en lugar de ampliando, simplificando en lugar de generalizando, disgregando en lugar de integrando, individualizando en lugar de colectivizando.

El Estado de Bien Estar, finalmente, acaba por incorporarse en todos los ámbitos de nuestra sociedad y ello conduce inexorablemente a la generación de zonas de confort. Pero no zonas de confort asimilables a contextos saludables donde desarrollar nuestra actividad en condiciones óptimas, que son muy deseables, sino a zonas en las que impera el conformismo, la desmotivación, la inacción, la falta de compromiso… de profesionales que se instalan en estas zonas desde las que dar respuestas inmediatas, aunque las mismas no tan solo no solucionen los problemas sino que los aumentan o cronifican, favoreciendo la individualización a sus actuaciones lo que incide de manera muy significativa en el precario trabajo en equipo. La ética de mínimos, por tanto, sustituye a la ética de los cuidados, para parecer que se hace lo que, en realidad, se deja de hacer. Todo ello conduce a una ausencia de intervenciones en la comunidad que favorezca la participación activa en la toma de decisiones, aunque se generen figuras artificiosas, como las del paciente experto, que no dejan de ser un ejemplo más de individualismo enmarcados en procesos pseudoparticipativos.

Las enfermeras tenemos pues un reto importante en esta modernidad líquida en la que nos movemos y en la que debemos tratar de evitar ahogarnos. Nuestro paradigma, desde el que no debemos renunciar a actuar, contempla abordajes integrales, integrados e integradores que precisan de cierta solidez para lograr los resultados esperados a través del consenso necesario con las personas, que no individuos, las familias y la comunidad con quienes interactuamos. Ello no nos sitúa en la rigidez ni en el inmovilismo, sino en la templanza necesaria para adaptarse a los cambios que en toda sociedad se producen, y para los que se requiere de unos tiempos y unas políticas que no se conceden desde la política que se practica y favorece la modernidad líquida en la que tratan de diluir los problemas para enmascararlos y que no sean percibidos en su verdadera dimensión.

No nos damos cuenta, o si, del riesgo que asumimos al no dar valor a nuestros cuidados, dejando que la inteligencia artificial, la robótica, la tecnología… sustituyan el pensamiento crítico por el pensamiento único, la reflexión por la asunción, el análisis por la regla, la diversidad por la estandarización, el debate por la confrontación, el rigor por la simpleza, el respeto por el desprecio, la empatía por la simpatía… y, en definitiva, el cuidado humano por la respuesta mecánica. No se trata de impedir el progreso y el desarrollo, sino que el mismo no acabe por superarnos como enfermeras y como personas, con todo lo que ello puede significar. Humanizar la atención, que parece acaba de descubrirse como algo nuevo, pasa por tener en cuenta también todo esto. Lo contrario nos sitúa donde George Orwell o Aldous Huxley, nos situaron hace muchas décadas con sus obras, 1984 y un mundo feliz, respectivamente.

Las enfermeras comunitarias debemos constituirnos en verdaderas artífices de las respuestas que se requieren, aunque para ello debamos nadar contracorriente en la liquidez social imperante. Quien no sepa o no quiera hacerlo corre el riego de perecer ahogada o lo que es peor arrastrada a la orilla equivocada donde perderá toda su identidad y valor.

 

IDENTIDAD ENFERMERA, EN LA SOCIEDAD DEL RACIONALISMO

Editorial Rev. Bras. Enferm. vol.72 no.5 Brasília Sept./Oct. 2019  Epub Sep 16, 2019

Las enfermeras hemos sufrido, y en gran medida seguimos sufriendo, la influencia de la medicina en el desarrollo tanto de nuestra disciplina como del desarrollo científico profesional.

En los Sistemas Sanitarios en los que habitualmente ejercemos como enfermeras, claramente fagocitados por la ciencia médica, que centra su atención en la enfermedad, la biología, la tecnología, la asistencia… y en los que el hospital es el centro de saber y desarrollo científico exclusivo de la medicina, resulta muy difícil desarrollar el paradigma enfermero que tanto se aleja de estos planteamientos.

Como consecuencia de esta colonización médica, las enfermeras solemos mimetizar un modelo que no nos es propio y en el que la enfermedad como alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debida a una causa interna o externa, nos aparta de nuestro verdadero objetivo que debe ser la atención a los problemas de salud, entendidos estos, como los problemas relacionados con un estado o proceso relativo a la salud y manifestado por una persona, una familia o una comunidad. O lo que viene a ser lo mismo, la atención centrada en la enfermedad y alejada de la persona, la familia y su entorno, versus una atención integral, integrada e integradora, desde una perspectiva física, psíquica, social y espiritual, en la que se incorpora a la familia y a su entorno.

Las enfermeras, ahora y en el futuro, necesitan evidencias científicas en las que se construir y fortalecer la ciencia enfermera y en las que basar su práctica autónoma. No se pretende generar confrontación con los médicos, sino articular una actuación conjunta en la que el verdadero interés se centre en las personas, las familias y la comunidad y no en los ámbitos de poder corporativo de ninguna disciplina concreta. Se trata, por lo tanto, de trabajar de manera transdisciplinar(1), abandonando la rigidez de los marcos competenciales para adaptarlos a la realidad que en cada momento requiera la atención de los equipos de salud, más allá de a quién corresponden los mismos.

La ciencia está, por definición interesada, sobre todo, por parte de los médicos, en generalizaciones y predicciones. Las enfermeras, conscientes o no, tenemos unos valores, hacemos unas elecciones y es importante tener claros estas elecciones y estos valores. Porque cuidar siempre está relacionado con ayudar a una persona o a un grupo de personas para satisfacer sus necesidades sentidas. Es cierto que las enfermeras aprenden de la experiencia. Pero, resulta imprescindible que aprendan y crezcan profesionalmente familiarizándose con el paradigma enfermero y trasladando la teoría a la práctica. La imagen enfermera es, pues, inseparable de su evolución como disciplina y ésta ha evolucionado extraordinariamente desde la perspectiva de sus propias orientaciones y conceptos centrados en el cuidado, la persona, la salud, el entorno, la práctica, la formación, la investigación y la gestión.

En la actualidad las enfermeras tienen que responder a múltiples problemas de salud muchos de ellos complejos y, sobre todo, individuales (pobreza, migración, medio ambiente, violencia de género…). Sin embargo, habitualmente, la relación enfermera-persona es superficial, centrada en la enfermedad y no en el problema de salud con un necesario abordaje integral. Resulta fundamental la humanización de la atención para no abandonar el rasgo cuidador(2). Sin embargo, se da la paradoja que, en muchas ocasiones, lo que se está exigiendo por parte de las organizaciones sanitarias, colonizadas como ya hemos dicho por la medicina, es contar con enfermeras tecnológicas. Como consecuencia la enfermera difumina o pierde su aportación autónoma centrada en el cuidar que permita lograr bienestar, confort, seguridad, asesoría humanista, además de los cuidados específicos adecuados y consensuados. Si se tiene en cuenta, por tanto, la trascendencia de los cuidados, la vinculación con la persona y la familia y se asume la responsabilidad de que sean autónomos, las enfermeras son, y serán absolutamente imprescindibles en la comunidad.

Se tiene que tener presente, además, que la sociedad, es dinámica, cambia y plantea nuevos escenarios y nuevas realidades demográficas, epidemiológicas, sociales, políticas… que predicen un futuro reservado a los cuidados enfermeros. La persona es, o al menos debe ser, considerada en su globalidad y la enfermera debe centrar su atención de manera integral, integrada e integradora. Dicho de otra manera, la espiritualidad, la conciencia, el autoconcepto, el modo de vida, el bienestar, los sentimientos, las emociones, los vínculos, las relaciones… son dimensiones que la práctica enfermera debe tener en cuenta. Los cuidados enfermeros son una realidad compleja, no lineal, en evolución, que precisan ser identificados para trasladarlos a la disciplina y a la profesión y desde ellas a la sociedad.

Por otra parte, es necesario destacar que estamos inmersos en la sociedad del racionalismo, desde el que se traslada que la tecnología puede responder a cualquier problema. Pero si bien es cierto que la técnica forma parte de nuestra existencia, la cuestión es saber qué hacer con ella para evitar que acabe con nuestra identidad. Aunque parezca una obviedad, que se da por superada en enfermería; cada vez es más evidente la falta de ética, y de deshumanización. Resulta, por tanto, necesario vertebrar nuestra actuación autónoma para evitar que la evolución de la Enfermería como ciencia ligada a la medicina vaya dejando escapar su esencia fundamental, la de los valores y los cuidados que le son propios y le confieren singularidad. Es preciso identificar que el valor añadido que ofrecemos las enfermeras, se centra en la respuesta humana a la necesidad de cuidados de la persona, bien en salud o en enfermedad y ofrecido con calidad.

Derivado de todo lo cual el reconocimiento que la sociedad tenga de las enfermeras oscilará permanentemente en base a ese equilibrio entre la técnica y los cuidados enfermeros, que por otra parte nos permitirá identificarnos y valorarnos a nosotras mismas como profesionales con un paradigma propio y reconocible que nos identifica, visibiliza y valoriza tanto en el ámbito de la comunidad científica como en el de la sociedad en general(3).

REFERENCIAS

1 Pérez Matos NE, Setién Quesada E. La interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad en las ciencias: una mirada a la teoría bibliológico-informativa. ACIMED [Internet]. 2008[cited 2019 Apr 29];18(4). Available from: http://scielo.sld.cu/pdf/aci/v18n4/aci31008.pdf [ Links ]

2 Correa Zambrano ML. La humanización de la atención en los servicios de salud: un asunto de cuidado. Rev Cuid [Internet]. 2016[cited 2019 Apr 29];7(1):1210-8. Available from: http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.v7i1.300 [ Links ]

3 Albar MJ, Sivianes-Fernández M. Percepción de la identidad profesional de la enfermería en el alumnado del grado. Enferm Clínica. 2016;26(3):194-8. doi: 10.1016/j.enfcli.2015.10.006 [ Links ]

 

¿QUIÉN ES QUIÉN?

Estudiantes de 4º de Enfermería de la Universidad de Alicante, a través de este vídeo, nos trasladan el gran trabajo que realizan las enfermeras comunitarias y que, lamentablemente, tantas veces queda oculto o enmascarado en otros perfiles profesionales.