Muchas/os éramos las/os que teníamos fundadas esperanzas en el cambio político en nuestra comunidad. Tras casi 25 años de poder absoluto del PP en la política valenciana, en los que creímos que ya nada podría superar lo dicho y hecho por sus responsables, se produjo un cambio que llenó de ilusión a unos profesionales ninguneados, presionados, desacreditados y desmotivados por las políticas impuestas o por la ausencia de las mismas.
Tras más de dos años de gestión, aunque suene a eufemismo, del nuevo gobierno valenciano en general y de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública, en particular, todo se ha reducido a buenas intenciones, planteamientos teóricos, promesas sin fundamento, ideales sin argumentos… que lejos de solucionar nada lo que han generado es frustración, desilusión, sensación de engaño e idéntica o peor situación de abandono y maltrato hacia los profesionales que la que existía cuando llegaron estos salvadores de la sanidad.
Pero no contentos con tanta mediocridad y como quiera que perciben que los profesionales empiezan a alzar sus voces contra tanta indiferencia y falta de soluciones reales a los problemas que afectan a la Sanidad Valenciana, se sacan de la manga un control exhaustivo que maquillan de conflicto de intereses cuando lo que realmente se pretende es establecer un estado de excepción y de pensamiento único que preserve los planteamientos radicales de la Conselleria.
Y para ello disfraza su hipotético y demagógico interés por preservar lo público y tiranizar lo privado en un ejercicio extremo de dicotomía política rancia y autoritaria, en la que alinea en igualdad de demonización a las empresas privadas y a las sociedades científicas.
Habrá que recordarle a tan preclaros gestores que han estado abusando de las sociedades científicas para sus intereses particulares, desde que llegaron al poder, engañándoles con falsas promesas de cambio para que participasen en comisiones, grupos de trabajo, asesorías… y todo ello no tan solo sin cobrar ni un solo euro sino teniendo que asumir dichas sociedades los gastos que sus desplazamientos y dietas generaban.
Teniendo en cuenta esto, la Consellería debería aplicarse el cuento y cumplimentar su propia declaración de intereses para que reflejase lo que en dichos conceptos ha percibido. Y todo ello sin contar con el tiempo, esfuerzo, trabajo, dedicación… que han asumido las/os profesionales que de manera totalmente altruista han trabajado “gratis” para trasladar propuestas, soluciones, planteamientos, proyectos que contribuyesen a mejorar la Sanidad Valenciana y que en ningún caso han puesto en práctica, utilizando tan solo la demagogia para mantener más allá de lo tolerable la paciencia de quienes estaban tratando de cambiar una realidad que no tan solo no ha mejorado sino que ha empeorado.
Tratar de establecer el pensamiento único, el silencio, el miedo, la humillación, la indiferencia… para mantenerse indemne a tanta ignominia, mentira, engaño, conjeturas… como las que están utilizando, se sitúa en el autoritarismo, el egocentrismo, el despotismo y el absolutismo a través de los cuales pretenden amordazar con subrepticios y amenazas a las/os trabajadoras.
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2017/02/26/58b1c64a22601d4e088b45e8.html