DE MAL EN PEOR

“Mientras más cedíamos y obedecíamos, peor nos trataban”.

Rosa Parks[1]

 

No era mi intención inicial realizar una nueva entrada esta misma semana tras la publicada el pasado día 2[2] con motivo de la celebración del IV SIMPOSIO DEL OBSERVATORIO DE LA SANIDAD[3]..Pero tras el más absoluto silencio ante lo que considero un ataque en toda regla contra la sanidad pública y un indignante y denigrante desprecio a muchas/os profesionales de la salud y en especial a las enfermeras, así como a la ciudadanía en general, considero que no podía sumar el mío al de quienes tan solo se limitan a contemplar y, en todo caso, lamentar tibiamente, una situación tan triste como lamentable y preocupante.

No se trata de un hecho aislado, ni de la idea peregrina de un iluminado, ni de una propuesta sin sentido ni recorrido, ni de una reunión de enaltecidos negacionistas, ni tan siquiera de una anécdota con la que poder realizar comentarios jocosos o chascarrillos. Se trata de una pieza más en el inmenso puzle que se está construyendo desde hace algún tiempo, cuya imagen final es la reconstrucción mercantilista, no tan solo del sistema de salud de todas y todos, sino del estado de bienestar que el mismo es capaz de proporcionar. Una reconstrucción basada en el negocio en la que no tan solo participan los mercaderes de la salud, que siendo grave es previsible, sino a la que contribuyen, por acción u omisión o por ambas a la vez, destacados responsables políticos, denominados progresistas, responsables de colectivos profesionales que lo que persiguen es perpetuar un sistema asistencialista y medicalizado hecho a su imagen y semejanza y una industria que se lucra de manera vergonzosa con su negocio farmacológico, pero, no lo olvidemos, admitido e incluso apoyado, en el que son partícipes voluntarios y solícitos muchos de quienes usando el bolígrafo o la tecla contribuyen a su mantenimiento y crecimiento progresivo, aunque sea a costa de las arcas públicas y de la salud comunitaria esclava de esta práctica supuestamente curativa. Nos escandalizamos cuando la industria tabaquera ejerce presiones y lleva a cabo estrategias perversas para incrementar el número de fumadoras/es y con ello mantener sus negocios contribuyendo a los efectos causados por el tabaco contra la salud individual y colectiva y, sin embrago, somos permisivos ante los abusos de la farmaindustria, posiblemente porque la relacionamos con la fabricación de una falsa, falaz y nociva salud encapsulada o inyectada. Todo ello sin olvidar el apoyo mediático de algunos medios que contribuyen de manera muy significativa a todo ello, que forma parte de un ataque a la ya de por si maltrecha Salud Pública.

Pero, no nos equivoquemos, incluso aquellas/os que no han participado de manera directa en el circo mediático del simposio mencionado. Aquellas/os que han sido ninguneadas/os, excluidas/os o ignoradas/os en la construcción de esa nueva y lucrativa realidad sanitaria. Quienes han permanecido en silencio a pesar de conocerlo. Las/os que han mirado hacia otro lado como si no fuese con ellas/os. Todas/os ellas/os contribuyen a alimentar el negocio que se está fraguando y que cimenta sus pilares en la inequidad y la desigualdad.

Seguir pensando que nada de esto va a erosionar nuestro sistema de salud. Que el mismo seguirá siendo un sistema público, universal y gratuito a pesar de los intentos de quienes creen justamente todo lo contrario, es situarse en el ámbito de la utopía o la ilusión. Nada, absolutamente nada, es casual. Todo tiene su causalidad que es construida con absoluta y pertinaz intencionalidad por quienes tan solo piensan en sus intereses económicos y de poder.

Soy consciente, no quisiera trasladar una imagen de iluso o soñador trasnochado, de que no resulta fácil, más bien todo lo contrario, luchar contra estos gigantes de la manipulación, los negocios y el poder impuesto. Pero no por ello debemos bajar los brazos y pensar que nada es posible contra ellos o sus estrategias. Son gigantes reales y no molinos de viento como los identificados como tales por Don Quijote. Gigantes que no tan solo no tienen pies de barro, sino que están firmemente arraigados en nuestra sociedad que, además, los identifica como benefactores, ilustres, referentes, ejemplares… contribuyendo de esta manera a que sus actos sean igualmente identificados como logros colectivos con los que todas/os nos beneficiamos gracias a la visión interesada que proyectan distorsionando la realidad y transformándola en una ilusión lista para ser consumida como hipotética solución a los problemas que, pudiendo ser reales, se encargan de deformar para presentarlos como insalvables por parte del sistema público y sin embargo pueden ser solucionados de manera “sencilla” con su oferta, que evidentemente esconde trampas, mentiras, medias verdades, engaños… que permanecen ocultos hasta que se tiene que recurrir a sus servicios. .Pero en esos casos siempre estará la sanidad pública para recoger lo que no quieren, por ser poco rentable, la sanidad “salvadora” privada.

En este escenario que están construyendo los papeles de las/os diferentes agentes, profesionales, usuarias/os o clientas/es como les gusta llamar a quienes captan para su causa, están marcados claramente por los lobbies del sector. Por tanto, quienes no forman parte de sus exclusivos y excluyentes “clubs de poder” deben someterse a sus reglas y normas, como obedientes ejecutores de sus órdenes. Unas/os asumiendo, en una clara relación clientelar de agencia imperfecta, aquello que determinan, sin mayor consulta, participación y mucho menos consenso, asumiendo su diagnóstico médico y consiguiente tratamiento, que se convierte en orden médica de obligado cumplimiento con derecho a reprimenda si esta no se cumple. Otras/os, renunciando a su capacidad profesional autónoma, obedeciendo las indicaciones, que igualmente son órdenes médicas, para dar cumplida respuesta a sus exigencias, deseos o intereses, lo que obliga o es voluntariamente admitido como renuncia expresa a su capacidad de cuidados profesionales que finalmente queda relegada a una anécdota sin valor.

Mientras tanto quienes, al menos teóricamente, tienen la responsabilidad de gestionar la organización del sistema de salud asumen como buena la que dictan los lobbies que la sostienen, mantienen y defienden a toda costa para preservar su estatus profesional y social de poder, aunque la misma sea claramente ineficaz e ineficiente, lo que, por otra parte, es aprovechado por los mercaderes de la salud para apuntalar y agrandar su negocio, como se demuestra con los datos de crecimiento continuo y sostenido de los últimos años, en una proporción inversa a las inversiones y cambios que precisa el sistema público[4].

El análisis, sin duda, es complejo y está influenciado por múltiples factores que nos llevarían a una extensión que superaría con mucho la razonablemente esperada de esta reflexión.

Es por ello que me voy a centrar en algunos determinantes que, a mi modo de ver, han influido e influyen en la actitud que en la actualidad tienen las enfermeras con relación a su desarrollo, referencia, liderazgo, visibilidad… aún a sabiendas de que las generalizaciones no son buenas y siempre es posible encontrar y distinguir loables excepciones, aunque lamentablemente cada vez cueste más hacerlo.

Desde que la Enfermería, como ciencia y disciplina, entrara en la Universidad, hace más de 45 años, su desarrollo no ha tenido parangón con la de cualquier otra disciplina, situándonos, al menos académicamente, al mismo nivel de cualquier otra disciplina. Sin embargo, este avance singular no ha tenido reflejo, en idéntica proporción, en el ámbito de la atención y más concretamente en el de las organizaciones sanitarias claramente colonizadas por los médicos e impregnadas de su modelo medicalizado que ha impedido que se produjeran cambios significativos, necesarios, deseados y esperados, en el sistema sanitario y de manera muy especial en los hospitales. Es cierto que el denominado nuevo modelo de Atención Primaria, supuso un punto de inflexión cuyo recorrido innovador y transgresor con lo establecido por el, hasta entonces inamovible, modelo médico, acabó fagocitado por el poder médico-hospitalario y todo lo que el mismo supone a nivel organizativo, jerárquico, autocrático y totalitario, diluyendo cualquier atisbo de reforma o cambio que supusiese el más mínimo riesgo a su modelo.

Así pues, las cosas y al ritmo que imponía la tecnología médica, los cuidados nunca lograron abandonar su reducto doméstico que permitiese poder ser identificados, valorados e institucionalizados profesionalmente en el sistema sanitario. De tal manera que más allá de las aulas, los cuidados tan solo se identifican, por una gran número de enfermeras, como un lenguaje teórico etéreo cayendo rendidas y fascinadas por la técnica que, formando parte de nuestra existencia, no hemos sabido qué hacer con ella ni donde situarla sin renunciar a los cuidados, al entender que era la mejor o única solución a los problemas de las personas, lo que finalmente acaba desplazando a los cuidados. Fundamentalmente los cuidados básicos (higiene, alimentación, eliminación…) que consideramos, desde nuestro nuevo estatus universitario, irrelevantes y no merecedores de nuestra atención y competencia profesional, aunque evidentemente no desaparecen, siendo por tanto asumidos y reclamados como propios por otros colectivos, sin que ello produjera una respuesta con la contundencia y determinación requerida, pasando a ser actualmente un recuerdo, en el mejor de los casos, para muchas enfermeras.

Esa dinámica no acabó tan solo con el abandono de los cuidados básicos, sino que mantuvo su inercia dejando en el camino otras competencias importantes de gestión, planificación, desarrollo y ejecución de cuidados que resultaba difícil mantener, conservar y defender al mismo tiempo que abrazábamos con determinación la tecnología médica.

Recientemente tuve la oportunidad de participar en una mesa redonda de expertos enfermeros a nivel internacional para analizar las tendencias y desafíos en la formación de las futuras enfermeras. En el transcurso de la misma una de las expertas que participaban, enfermera docente e investigadora, habló de la necesidad ineludible de que las futuras enfermeras “incorporasen todos aquellos aspectos de la tecnología médica (genética, biomedicina, telemedicina…) que como profesionales de la medicina que somos nos corresponde asumir (sic). Y esto, tristemente, no es una excepción y cada vez con más frecuencia nos encontramos con discursos que, no tan solo ocultan e ignoran la identidad propia y específica enfermera para ser fagocitada por la de medicina, sino que, además, incorporan la tecnología, el lenguaje o la dinámica médica a la formación y posteriormente a la actividad profesional.

Pero siguiendo con este hilo me parece que la utilización mimética de terminología, básicamente anglosajona, en un contexto como el nuestro (entendiendo el mismo desde la globalidad del contexto iberoamericano) tan diferente en cuanto a cultura, tradiciones, identificación y valoración de la salud y la enfermedad, espiritualidad, sistemas sanitarios… está ejerciendo una influencia muy negativa en el desarrollo e identidad de las enfermeras. En base a ello, utilizamos denominaciones traducidas literalmente del término anglosajón para diferentes figuras profesionales como la enfermera de práctica avanzada o la enfermera gestora de casos, entre otras, sin tener en consideración en su implementación aspectos relevantes que chocan frontalmente con nuestra realidad profesional y organizacional.

En este sentido me planteo por qué debemos asumir el término de práctica avanzada para denominar determinadas competencias enfermeras. Una enfermera de cuidados intensivos ¿no realiza una práctica avanzada?, una enfermera gestora ¿no asume y desarrolla una práctica avanzada? Una enfermera investigadora ¿no hace una práctica avanzada?, una enfermera comunitaria que planifica intervenciones comunitarias de alfabetización ¿no realiza una práctica avanzada? ¿existen médicos, o psicólogos de práctica avanzada? ¿Por qué debemos las enfermeras asumir sistemáticamente denominaciones que nos alejan tanto de nuestra realidad? ¿Existe evidencia contrastada que justifique la incorporación de este tipo de enfermeras? ¿Qué pueden aportar a la salud de la población y qué ventajas tiene en nuestro desarrollo?

Yo desde luego no estoy en disposición, ni es mi intención, negar la mayor con relación al desarrollo de este u otros supuestos profesionales. Pero creo que antes hay que poder dar respuesta a todas estas interrogantes. En una organización sanitaria como la nuestra en la que conviven 17 sistemas diferentes de salud que no son capaces de ponerse de acuerdo en aspectos básicos y fundamentales y en la que la ordenación profesional es una etiqueta que no responde a ningún criterio razonable, coherente, consensuado, racional… incapaz de establecer a estas alturas criterios que permitan regular la profesión enfermera generalista y mucho menos, la generalista con la de especialistas, lo que ya de por sí genera conflictos de competencias cuando deben convivir en un mismo espacio de trabajo. Plantear nuevas figuras, en este escenario, es introducir elementos de conflicto profesional sin que, además, contribuyan a mejorar la calidad de la atención.

Por tanto, si con figuras ya existentes y reguladas oficialmente existen problemas de coordinación y trabajo compartido, qué no pasará con otras figuras que ni tan siquiera están reguladas a nivel académico y mucho menos laboral, generando su sola mención posicionamientos encontrados de difícil resolución y menor explicación, por mucho que la literatura internacional y las experiencias en otros contextos nos hablen de unos resultados satisfactorios. Por otra parte, y no por ello menos importante que tiene que ver con lo expuesto al inicio de mi reflexión, este tipo de figuras genera un rechazo frontal por parte del poder médico al identificarlas como una amenaza a su estatus de exclusividad.

Con la figura de la enfermera gestora de casos (con diferentes denominaciones y competencias según territorios) pasa algo similar a lo ya expuesto con la de práctica avanzada. Si bien su implantación supuso una novedad, inicialmente bien aceptada, su evolución ha sido muy dispar y ha ido perdiendo presencia en los equipos ante las reacciones en contra de las propias enfermeras y de los médicos que siempre recelaron de su cometido e identificaron en muchos casos como un “cuerpo extraño” en el seno de los equipos generando, por tanto, reacciones defensivas contra ellas que lograron expulsarlas de los mismos.

Todo este abanico de “experimentos” y ocurrencias sin una planificación adecuada, con un intento de implantación mimética sin previo estudio del contexto ni de las oportunidades y amenazas de la misma o de la ordenación y articulación con otras figuras… unido a la progresiva pérdida de identidad profesional y el sistemático ataque, tanto por parte del lobby médico como de quienes identificaban como una oportunidad de crecimiento el reclamo de las competencias abandonadas, así como la ya comentada pérdida de identidad enfermera, han supuesto un deterioro manifiesto que se traduce en una apatía derivada de la falta de compromiso e implicación en cuantas situaciones se han ido presentando. Este escenario, además, se ve reforzado por la actitud de absoluta indiferencia mostrada por los supuestos máximos representantes profesionales que se dedican a mirar hacia otro lado o a entretener a las enfermeras con actos y actividades que no se corresponden con la realidad de lo que sucede y que, por supuesto, no producen efecto alguno que permita una adecuada y eficaz defensa ante los ataques que cada vez con mayor frecuencia y virulencia se presentan.

Parafraseando al inefable expresidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, “Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio profesional». Y si esto no se entendió, imaginen ustedes lo que acabo de exponer. Yo, al menos, cada vez lo entiendo menos. Pero, sobre todo, cada vez me resisto más a aceptarlo a pesar de que las evidencias son muy tozudas y están situando a las enfermeras en una posición de la que va a resultar muy difícil salir. Un círculo vicioso del que no tan solo no sabemos salir sino que nos tiene atrapadas y paralizadas.

[1] Activista afroamericana, figura importante del movimiento por los derechos civiles en los EEUU (1913 – 2005)

[2] http://efyc.jrmartinezriera.com/2023/10/02/iv-simposio-del-observatorio-de-la-sanidad-lo-que-la-verdad-esconde/

[3] https://www.elespanol.com/eventos/observatorio-de-la-sanidad-2023/

[4] https://www.redaccionmedica.com/secciones/privada/el-seguro-de-salud-crece-sin-frenos-en-2023-ante-un-sns-tensionado-5576

8 thoughts on “DE MAL EN PEOR

  1. Comparto la reflexión. La realidad está resultando ser “tozuda” y nosotras, las enfermeras, deberíamos estar alerta y a la vez impulsando este tipo de reflexiones entre los grupos de poder enfermero, si queremos romper el círculo vicioso al que se refiere el autor.

  2. De manera personal considero que este tipo de reflexiones y debates son esenciales para el desarrollo y la mejora continua de la enfermería, ya que nos ayudan a identificar áreas de preocupación y oportunidades de mejora, se plantean interrogantes acerca de como debería evolucionar la enfermería, qué roles debemos de desempeñar como profesionales de enfermería y como adaptarnos a los diferentes contextos y entornos en los que estamos involucrados, enfatizando la importancia de que la profesión de enfermería mantenga su identidad y se involucre activamente en la definición de su futuro en el sistema de salud enfrentando retos y desafíos como lo son la tecnología, pero aunque exista y nos pueda ser útil para nuestras intervenciones enfermeras, nunca debemos perder nuestra identidad, nuestro objeto epistémico, que es el cuidado y centrarlo en el paciente dependiendo de las necesidades particulares, al igual que el autor, considero que es preocupante la dirección que estamos tomando como profesionales de enfermería, alejándonos del enfoque tradicional en el cuidado y cuestionando la adopción de nuevas figuras y competencias sin una evaluación adecuada de su impacto en la profesión y la calidad de atención, así como también la adopción de la terminología y prácticas médicas que no nos corresponden.
    Nosotros como profesionales somos los primeros en no valorar nuestra profesión, intentando realizar intervenciones que no son las nuestras, socavando la identidad de la enfermería, tenemos la responsabilidad de conocer y realizar nuestros roles y competencias, así como involucrarnos en puestos políticos para que en el sistema de salud, haya representantes de nuestra profesión para conservar nuestra identidad como disciplina y como profesión.

  3. Hay una preocupación creciente por la construcción de un sistema de salud basado en intereses económicos y de poder dejando de lado el origen y la esencia para la que fueron creados, garantizar la salud y el bienestar de la población, esa meta ha quedado muy lejos por no decir que esta agonizando. La industria farmacéutica se ha constituido en un gigante poderoso, envalentonado por los propios gobiernos que solapan sus acciones por algún favor o ganancia miserable en comparación con el imperio que éstas han logrado construir, sin que nadie haga nada y sin que se establezcan regulaciones que les pongan un alto. Tiene razón cuando dice que no debemos continuar de brazos cruzados, como si nada pasara; la pregunta es: ¿como enfrentarlos?. La salud no puede seguir siendo un negocio que llene los bolsillos de quienes en ningún momento se han detenido a pensar en que ésta es un derecho de todos los seres humanos, y por la que en ningún momento han velado.
    Por otro lado y siguiendo esta misma analogía, a pesar de que la profesión de enfermería ha logrado un avance académico considerable, sus esfuerzos acaban siendo diluídos todavía por el enfoque medicalizado que impera en las instituciones, tanto públicas como privadas, nuestro gigante. Tal vez es por este motivo que se intentan replicar acciones y/o modelos que nada tienen que ver con la esencia de nuestra disciplina. Quizá sea ese deseo de ser reconocidas, esa necesidad de ser tomadas en serio. A muchas aun les deslumbra el quehacer médico, focalizado en la enfermedad y en la tecnología, abandonando el cuidado y el enfoque en la persona, a quién nos debemos. Precisamos abandonar ese deseo por imitar o asemejarnos a una disciplina necesaria, pero totalmente diferente en enfoque y en principios. No podremos ser reconocidas si no conservamos una identidad propia, si no creemos en lo que hacemos, y en lo que somos capaces de hacer, si no defendemos nuestras acciones con fundamento científico, y si no integramos el cuidado mas allá de técnicas y procedimientos.
    Es necesario recapacitar, volver a enfocarnos y no perder nuestra identidad como enfermeras, manteniendo y defendiendo nuestras acciones, nuestras competencias, nuestra visión y metas que es y seguirá siendo el cuidado.

  4. MIENTRAS MAS CEDIAMOS Y OBEDECIAMOS, PEOR NOS TRATABAN

    El análisis de este blog, me deja claro desde hace muchos años nos enseñaron desde la formación académica lo que es nuestra esencia que el cuidado, y como en otros artículos nos hemos analizado y nos queda ha ido evolucionando y nos claro que el cuidado, si lo puede realizar cualquier persona, pero el cuidado profesional lo realizamos personas preparadas con un con un sustento científico con un pensamiento crítico, basado con una teoría, teorías que por mucho tiempo se ha dado a la atarea de investigar y con hechos demostrar cual es nuestro que hacer, es por eso que analizando este blog, por que aun no nos queda claro cual es la esencia nuestro trabajo, tenemos escuelas o universidades en los cuales egresan estudiantes preparados, que realizan el cuidado con calidad, porque si tienen los conocimientos de lo que es, son y los preparan para el cuidado humanizado, y se siguen preparando, una enfermera quirúrgica se prepara para un cuidado de un paciente en pre post quirúrgico, una enfermera de 1er nivel que se prepara para la prevención en vacunas, adulto mayor, etc., una enfermera pediatra se preara para un cuidado con calidad para un recién nacido, lactante o un adolescente etc. Sabemos nos preparamos y estamos conscientes de nuestro que hacer. Hay mucho trabajo mas para que nuestra disciplina se reconozca como una profesión, pero creo que están trabando o estamos trabajando para que crezcamos y no que seamos o necesitamos otra disciplina para que se reconozca y este título de este blog cambie que tengamos autonomía y no ceder al contrario, obedecer pero con nuestro criterio y que seamos tratadas mejor

  5. Es una realidad, que los sistemas de salud, se han visto involucrados en una construcción basada en un negocio, en donde la prioridad es el interés económico y de poder, siendo el mismo personal de salud participe en esta preocupación tan alarmante. La prioridad debía ser brindar salud y bienestar a la población, buscando el beneficio y resolución a las necesidades que la misma población demanda. Y es aquí cuando debemos reflexionar, el papel que como enfermeros estamos tomando, y que como se menciona, a veces nos escandalizamos por las maneras o formas en que una industria farmacéutica busca solamente beneficio económico, pero ¿Qué estamos haciendo nosotros? Si somos los partícipes de manera directa o indirecta, alentamos a que los sistemas de salud sean vistos como negocio, y que la finalidad solo sea el poder. Y es aquí donde entra la identidad de enfermería, pues como menciona son los mismos enfermeros que ignoran la identidad propia y especifica de enfermería para ser fagocitados por la de medicina, y estoy totalmente de acuerdo, ya no que no se puede realizar un cambio profundo y real, si no tenemos en claro cuál es nuestra identidad. Suelen plantearse nuevos término o figuras que ayuden en el crecimiento profesional, pero en ocasiones lo que causa es competencia, división, que desde el nivel educativo no se aborda, es el claro ejemplo de la enfermería en práctica avanzada.
    Es necesario reflexionar sobre la identidad propia de enfermería, y dejar de “entender” o “adentrarnos” en término que no nos corresponden simplemente, retomar la dirección correcta, de tener bien puesta y clara cuales son nuestras intervenciones, que el objeto epistémico es EL CUIDADO y que solamente teniendo eso en claro, podremos lograr un impacto positivo.

  6. La realidad en la que ejercemos la profesión desde los distintos frentes que esta tiene, plantean problemas cada vez mas complejos y lamentablemente los intereses económicos e incluso políticos manifiestan en gran medida su poder en nuestro ramo que es la salud. La ética de las grandes farmacéuticas no es que sea desconocida a la mayoría de quienes vivimos en un mundo cada vez mas globalizado, indiscutiblemente el lucrar con la salud de las personas es un negocio redondo para varios sectores, menos para el mas afectado que es el bolsillo y la calidad de vida de quienes dependen de esos fármacos. Nos encontramos en una era de grandes avances, con conocimientos que pudieran parecer impensables años atrás, pero también en una era donde es mas importante tener mas pero no para todos sino para unos cuantos que vuelven cada vez mas ricos y poderosos a partir de la necesidad de los que menos tienen, las regulaciones parecen hechas a modo siempre y cuando se pueda costear un buen gasto de representación por parte de las farmacéuticas con los dirigentes políticos. Desde el punto de vista de la enfermería tenemos un gran reto por delante, el educar en la prevención, evitar que tengamos la necesidad de usar esos medicamentos de los que tanto hablamos en la medida de lo posible, además exigir como personal sanitario lineamientos claros con esas mismas sustancias, quitar de lado el ámbito mercantil y asegurar como un derecho universal el acceso a la salud de las sociedades, la enfermería debe inmiscuirse cada vez con mayor énfasis en la toma de decisiones, debemos empoderar el conocimiento con el que contamos, siendo lideres, pero lideres con criterio y sobre todo un conocimiento científico, seguir desarrollando mas y nuevo conocimiento y sobre todo, trabajar diariamente y pugnar por el fortalecimiento y dignificación de la profesión, asumiendo todos y cada uno de nosotros la responsabilidad que nos corresponde. A la enfermería le hace falta cada vez mas darse cuenta que verdaderamente existimos y somos importantes , sobre todo eso ultimo ya que podemos contribuir con certeza al fortalecimiento de los sistemas de salud y a la salud misma de los pueblos y sociedades alrededor del mundo.

    Saludos.

  7. Me parece una muy interesante reflexión que realiza sobre las medidas de sanidad que se están implementando en su país, de como son un atropello a la salud de la población. Pero es muy alarmante en problema de salud publica que estas decisiones generan en la población.
    Pero aquí resalto la importancia de que, en ese tipo de decisiones estemos mas involucrados como profesión, donde se generen o se aprueben este tipo de leyes o normativas que cambian radicalmente el sentido de salud en los países. Como bien lo compara con las campañas de la industria tabacalera que son tan criticadas y hasta cierto punto satanizadas, pero que pasa con la farmacéutica que se promocionan como productos casi milagrosos y al alcance de todo el que lo pueda pagar, incluso aunque no lo necesite.
    Estas regulaciones en México también carecen de las suficientes regulaciones, ya que, en todos los medios, siguen promocionando productos “milagro” que carecen de fundamentación científica y que hasta algunos se ha comprobado que causan severos problemas de salud. Además de que se proporcionan marcas de fármacos y hacen alusión de como se debe de aplicar o administrar y son de manera errónea o que incluso esta comprobado que pueden causar mas daños que beneficios.
    En lo referente al conversatorio internacional, me pareció un ejercicio muy enriquecedor para nuestra facultad, pero además muy importante para ver el panorama de la enfermería iberoamericana, hacia donde vamos, pero sobre todo ver en donde estamos y el camino que se tiene que recorrer y que se debe de hacer en conjunto para hacer que realmente suceda un cambio.
    Considero que no debemos de dejar de lado fomentar los valores de la profesión y realmente crear estrategias para que estos se impartan en las materias y el mismo docente los refleje, ya que de nada sirve que el estudiante lleve 5 materias de ética y valores durante su formación, si realmente no los aplica y mucho menos lo ve reflejado en su docente, ya que como formadores educativos somos un ejemplo o modelo a seguir esos próximos profesionales de enfermería.
    Bajo mi punto de vista muy personal también considero muy relevante lo que se mencionaba en el conversatorio, de que debemos de generar profesionales que las poblaciones o comunidades necesitan y además que la profesión de enfermería necesita, no solo formar profesionales que las instituciones de salud necesiten o quieran.
    Porque lamentablemente llegan a esas instituciones de salud, mal pagadas, con mucha sobre carga laboral, falta de oportunidades de crecimiento y sobre todo falta de apertura para desarrollar en base a los nuevos conocimiento, planes o modelos de atención que se requieren en dichas instituciones, y solo llega el profesional recién egresado a enviciarse y termina por corromperse en ese sistema.
    En este punto creo muy necesario que la formación de profesionales de enfermería se centre, a desarrollar lideres, a la identificación de los mismos y que se les prepare no solo a saber administrar un hospital o que aspiren a ser jefe de enfermera, de servicio o supervisor, sino que también se le fomente la participación en paneles con legisladores, diputados, mesas de trabajo para la creación de políticas, ya que de esta manera abriremos ese abanico del panorama en la política y regulación de leyes, que es lo que nos esta haciendo falta a enfermería.
    Para terminar mi opinión, consideró que se debe revalorar fomentar una identidad de enfermería, sólida y que la tengamos muy clara, porque si bien sabemos que nuestro objeto de estudio es el cuidado, no todos persiguen una identidad de ser enfermeros y caemos en perder nuestro fin campo profesión y andamos rascándole a las demás disciplinas haber que nos gusta de ellas para aprender poquito de todo.
    El aspirante a ser enfermero viene con una idea de una enfermera hospitalaria, y es porque como profesión esa imagen seguimos promoviendo, seguimos aceptando que nos vean así, este año en la conmemoración del día internacional de la enfermería me llamo la atención un video que lanzo una institución privada de la ciudad, donde su jefa de enfermería hablaba de como le nació su interés de ser enfermera y menciona textualmente que porque “su papa era medico y a ella le gustaba jugar a ser su ayudante y hoy en día ella es la ayudante de muchos médicos” y es ahí donde pienso, si ella que es líder en la institución piensa de esa manera, a donde se va todo el esfuerzo de los docentes e investigadores que queremos alzar la profesión y eso que ella menciona en el video se llama falta de identidad…

    1. La farmacéutica es un negocio a gran escala ya que política y el sector salud tienen convenios para enriquecer a ciertas personas, además que la población está corrompida por la farmacéutica ya que en base a mi experiencia profesional las personas solo quieren atención médica para obtener medicamentos sin tener alguna patología, solo por el hecho de consumir medicamentos como placebo acuden a valoración por parte de los profesionales se la salud.
      El rol principal de la enfermería es el cuidado a la persona donde debe de observar y cuidar holísticamente y estoy totalmente de acuerdo, pero no considero que la enfermería tenga que estar peleada con la medicina, enfermería también debe saber realizar intervenciones ya que una persona con una alteración en algún sistema requiere intervención, hay que priorizar la condición de la persona primero hay que realizar procedimientos para salvar la vida, cuando la vida se encuentra en resguardo ahora si cuidar de manera holística tanto a la persona como a los familiares, la medicina como la enfermería van agarradas de la mano, una disciplina depende de la otra. Considero que una enfermera que logra tener un equilibrio entre procedimientos y el cuidado, son realmente las enfermeras que hacen la diferencia y ponen el nombre en alto de la disciplina .

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