A la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) y la Asociación Internacional de Escuelas y Facultades de Enfermería (ALADEFE) por su contribución a la construcción del conocimiento enfermero.
“La realidad será lo que seamos capaces de construir “
«Dispara, yo ya estoy muerto» (2013), Julia Navarro [1]
Esta próxima semana van a desarrollarse dos grandes eventos científicos en Madrid y Granada (España). Actividades, ambas internacionales y concretamente y de manera muy especial aunque no exclusiva del ámbito Iberoamericano, organizadas y desarrolladas por dos importantísimas sociedades científicas enfermeras como son la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) y la Asociación Internacional de Escuelas y Facultades de Enfermería (ALADEFE), con implantación e influencia internacional.
La AEC, con casi 35 años de evolución, celebra el que será su VII Congreso Internacional con el lema “Vulnerabilidad y Salud Comunitaria: una nueva era para los determinantes en salud” como parte de sus principios con la salud de la comunidad, de las familias y las personas a las que presta cuidados. En esta ocasión centra especial atención en el abordaje de las necesidades de cuidados en las poblaciones vulneradas y vulnerables al tiempo que analiza y reflexiona sobre la importante influencia que ejercen los determinantes en salud. Sin entrar a detallar los diferentes aspectos que se van a abordar en las mesas, talleres, coloquios… que configuran el Congreso, si quisiera resaltar la importancia de llevar a cabo un abordaje de la salud, integral, integrado e integrador como el que se realiza y que supone una mirada enfermera que, además, comparte con otras miradas disciplinares para tratar de identificar las necesidades que estas comunidades tienen, pero también para plantear cuáles pueden o deben ser las respuestas que, como enfermeras, demos a las mismas en un contexto que trasciende al local o nacional, para extenderse de manera global al ámbito iberoamericano.
ALADEFE, por su parte con similar recorrido al de la AEC, 37 años, plantea como tema de su XVII Conferencia Iberoamericana de Educación en Enfermería la “Investigación en Educación en Enfermería: construyendo un contexto iberoamericano para el cuidado de las personas”. En este caso las enfermeras plantean la necesidad de debatir sobre cuál y cómo debe ser la educación de las futuras enfermeras en una perspectiva global que permita, además, construir un contexto iberoamericano de Enfermería que responda a las necesidades de cuidados de las personas, las familias y la comunidad desde una perspectiva de transculturalidad, transdisciplinariedad y transectorialidad que facilite abordajes centrados en las personas.
A esta coincidencia temporal (en la semana del 23 al 28 de octubre) y espacial (España), considero imprescindible unir la complementariedad que ambos planteamientos científicos hacen, de una realidad que requiere respuestas rigurosas, cercanas, eficaces y eficientes, como las que estamos en disposición y actitud de plantear y aportar las enfermeras iberoamericanas, comprometidas con su profesión, pero de manera muy especial con la sociedad y su derecho a una salud digna y accesible.
La configuración de un mapa de conferencias, congresos, jornadas, simposios… debe ser visto y asumido como una oportunidad y una fortaleza en la construcción del conocimiento, y el compartir experiencia, vivencias, evidencias… y no tan solo una forma más de hacer turismo, tal como sucede con otros aspectos como el gastronómico, el cultural, el enológico… Los eventos científicos deben constituir una decisión meditada y trascendente tanto de quienes los organizan, identificando y planteando los temas de actualidad e interés profesional, disciplinar y científico, que en cada momento sean más pertinentes y prioritarios, desde el rigor y la innovación, como de quienes deciden elegir unos u otros para fortalecer su desarrollo científico profesional, no tan solo con su asistencia, sino también con el compromiso de llevar a cabo una participación activa y real en el marco de los mismos.
Nuestra aportación a la salud de las personas, las familias y la comunidad va mucho más allá de la prestación sistemática, estandarizada o rutinaria de cuidados, de la aplicación de técnicas diagnósticas, terapéuticas o exploratorias, de la gestión de recursos o de cuidados o de la docencia enfermera. Como enfermeras y, por tanto, como profesionales de una ciencia y una disciplina, con independencia del ámbito en el que actuemos como tales, tenemos la obligación moral, ética y estética de hacerlo desde el más estricto rigor científico que garantice la prestación de cuidados, la enseñanza o la gestión de los mismos con la calidad que merecen y corresponde ofrecer a las personas con las que interactuamos, sea en la salud o en la enfermedad, en el centro de salud o en el hospital, en la escuela o el en trabajo, en su domicilio o en la comunidad en la que están integradas… para promocionar o mantener su salud, prevenir o atender su enfermedad, favorecer su recuperación e integración o acompañar en el duelo.
Ello supone que tengamos que adquirir el compromiso de implicarnos en nuestra permanente, continua y continuada formación a lo largo de la vida. Pensar que se puede actuar como enfermera por el simple hecho de tener un título que nos acredita como tales es un inmenso error y una inadmisible e irresponsable actitud. El título universitario habilita oficialmente para actuar como enfermera. Pero ser y sentirse enfermera, con todo lo que ello significa, va mucho más allá de tener la capacidad legal para hacerlo. Supone una responsabilidad profesional, científica, social y humana que debemos asumir y con ello mantener siempre activa.
En base a lo dicho la participación en actividades científico profesionales tiene que ser identificada como una parte fundamental de nuestro desarrollo. Aprender, aprehender y compartir conocimiento es consustancial con el hecho de ser, sentir y actuar como enfermera. No hacerlo es un fraude hacia la profesión y la sociedad que confía en nuestra actitud y aptitud para prestar cuidados profesionales de calidad.
En este sentido, resulta paradójico que se plantee, como se está haciendo, la necesidad de aumentar el número de cursos que constituyen el Grado de Enfermería, o el número de años de formación de las especialidades. Porque este planteamiento choca con el lamentable hecho con el que, con independencia de la duración de los estudios o la formación especializada, nos encontramos al no identificar, respetar y promocionar la experiencia y la capacidad adquiridas, haciéndolo tan solo en base a la antigüedad en un puesto y obviando la implicación y el compromiso individual en mantenerse en todo momento actualizadas, dinámicas y adaptadas a la evolución tanto científico-profesional como social. Seguir manteniendo la creencia y la actitud, falsamente solidaria, de que una enfermera tiene la misma capacidad de respuesta, de conocimiento o de rigor, o la misma capacidad de afrontamiento ante los complejos problemas de salud a los que se enfrenta diariamente, con independencia de que pueda acreditar dicha capacidad o conocimiento, tan solo por el hecho de ser enfermera, nos conduce a un deterioro colectivo en nuestro desarrollo y consiguiente reconocimiento académico, profesional o científico. No se trata de establecer jerarquías, pero pretender justificar que todas somos iguales por el hecho de tener un título o por el número de años que dure su obtención, es esencialmente una absoluta falta de madurez profesional y científica que requiere de un inmediato cambio de actitud que permita cimentar las bases de la Enfermería. Si queremos, claro está, contar con el respeto y la consideración de la comunidad científica y profesional y de la sociedad en su conjunto, deberemos plantearnos seriamente madurar y situarnos al nivel que nos corresponde como ciencia y disciplina. Lo contrario, nos conduce inevitablemente a la mediocridad y la intrascendencia que, lógicamente, no se combaten con el llanto infructuoso del lamento victimista.
Por lo tanto y más allá de consideraciones temporales de duración de los estudios o la formación especializada, lo que debemos tener presente es la imperiosa necesidad de analizar los contenidos que configuran los actuales planes de estudio para identificar si los mismos responden realmente a las necesidades y demandas de cuidados actuales o por el contrario obedecen a criterios de oportunidad relacionados con las demandas de los sistemas sanitarios que se constituyen como el principal empleador de enfermeras. No podemos seguir permitiendo que la formación de las futuras enfermeras sea secuestrada por intereses que se alejan del verdadero objetivo, que, como enfermeras, debemos atender. Es decir, responder a la dinámica social que regula la demanda de cuidados en base a determinantes de salud, activos para la salud o los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que deberían ser identificados y valorados en la dimensión que los mismos representan y en la que, sin duda, las enfermeras tenemos la obligación de llevar a cabo una aportación singular, específica y autónoma desde el trabajo transdisciplinar. No hacerlo contribuye a alimentar y perpetuar el actual modelo medicalizado, asistencialista y fragmentado y a asumir un papel subsidiario en el que los cuidados son relegados al ámbito doméstico desde el que al no son visibles, ni reconocibles, ni valorados, no respondiendo a las necesidades de la población.
Todo lo expuesto hace que la coincidencia de estas dos actividades científicas a desarrollar la próxima semana adquiera una trascendencia que va más allá de su celebración, al configurarse como una referencia fundamental que no tan solo les otorga un gran potencial de construcción del conocimiento, sino que ambos complementan sus planteamientos, objetivos y retos de futuro para compartirlos y poder emprender esa necesaria construcción del contexto Iberoamericano de Enfermería.
Si bien es cierto que el solapamiento de fechas hace inviable la, en este caso, deseable ubicuidad que nos permitiese estar en ambos espacios al mismo tiempo, no es menos cierto que las conclusiones a las que en ambos eventos se lleguen, deben ser compartidas para enriquecer la aportación final realizada tanto desde la AEC como ALADEFE.
La construcción del conocimiento enfermero debe contribuir a la necesaria madurez de las enfermeras -que no de la Enfermería, aunque lógicamente se alimenta de sus aportaciones-, compartiéndolo al no ser propiedad exclusiva de nadie. Tan solo desde la generosidad a la hora de compartir conocimientos seremos capaces de construir un contexto tan deseable y necesario como el Iberoamericano de Enfermería. Desde la formación a la atención directa, pasando por la gestión y la investigación que hagan posible una visibilización y valoración de los cuidados profesionales enfermeros como forma de sustentar nuestra referencia científico-profesional y lograr el respeto que los mismos merecen con la prestación de calidad, calidez y humanidad que las enfermeras hagamos de ellos.
La AEC y ALADEFE, nos ofrecen un escenario propicio para la construcción del contexto iberoamericano de Enfermería. Ahora depende de las enfermeras el que sepamos aprovecharlo para ejercer un liderazgo transformador que asuma la necesaria responsabilidad, siendo creativas, innovadoras, proactivas, asertivas, arriesgadas, optimistas y luchadoras por una sociedad mejor. Poniendo en valor la aportación enfermera de cuidados profesionales, formando enfermeras para la comunidad, identificando y valorando el ámbito competencial propio y autónomo que tenga en cuenta los aspectos del cuidar en, con y para la comunidad, asumiendo la responsabilidad de nuestras competencias, generando espacios saludables, acompañando a las personas, las familias y la comunidad para lograr su empoderamiento en un proceso compartido de crear salud, articulando los recursos comunitarios, identificando las necesidades sentidas de cuidados, favoreciendo la autonomía y el autocuidado, poniendo el foco de la atención en las personas y su salud, favoreciendo la participación activa de la comunidad en el desarrollo de habilidades para la vida, promocionando el cambio de conductas y hábitos saludables, transformando el sistema de salud desde una perspectiva salutogénica, respetando la transculturalidad, favoreciendo la transectorialidad y trabajando transdiciplinarmente.
La identificación de las diferencias en los entornos que configuran el contexto Iberoamericano de Enfermería, debe ser contemplada como una oportunidad de enriquecimiento y nunca como un obstáculo para su construcción.
Por su parte AEC y ALADEFE junto a otras sociedades científicas, organizaciones o representantes profesionales, deben favorecer los espacios de análisis, reflexión y construcción colectiva del conocimiento enfermero para compartirlo y hacer posible el avance que nos permita actuar con decisión, firmeza y seguridad, avaladas por nuestro conocimiento propio que, necesariamente, debemos compartir con el de otras disciplinas y con el de la propia sociedad que debe participar en la toma de decisiones sobre su salud.
Enhorabuena a AEC y ALADEFE por su trabajo, esfuerzo y fe en el que debe ser una referencia internacional de cuidados profesionales, el CONTEXTO IBEROAMERICANO DE ENFERMERÍA.
[1] Periodista y escritora española (1953)
Como parte de la profesionalización que tanto se buscó para nuestra disciplina, la formación continua debería ser un querer ser y un deber ser para todos los que formamos parte de la misma. Muchas profesiones incluyendo aquella que muchas veces nos reduce y nos absorbe, la medicina, se encuentran dentro de programas que les exigen seguir actualizando y formándose durante toda su vida, como un requisito para poder practicarla. Partiendo y entendiendo que trabajamos con personas, y la alta responsabilidad que tenemos con las mismas, aún cuando obtuvimos ya el tan anhelado título que nos permite trabajar, que si bien respalda todo el trabajo y años invertidos en nuestra preparación profesional; es eso, testigo de todo lo que hicimos, lo que tiene que avalar nuestro trabajo diario, es el compromiso que tenemos con seguirnos capacitando, el conocimiento que vayamos obteniendo y compartiendo con otros y el deseo de ser mejor para poder cuidarme y cuidar a los demás con mas calidad y de manera mas efectiva.
Necesitamos madurar profesional y científicamente para que la enfermería sea respetada y reconocida como lo que es, una ciencia, capaz de innovar, de generar conocimiento, de desarrollar investigaciones necesarias y oportunas, no solo por la comunidad científica, por otras profesiones y por la sociedad misma.
Este deber nos abarca a quienes ya estamos inmersas en el ámbito laboral (en cualquier nivel de atención, o rol que estemos desempeñando), tanto como a quienes están aun en formación, para que se pueda provocar esta actitud de crecer, de aprender mas, de renovarse y de compartir conocimiento, cada una desde el lugar donde lo recibe o lo genera, y de esta manera poder construir o desconstruir, de acuerdo a las verdaderas necesidades de una sociedad cambiante.
CONTEXTO IBEROAMERICANO DE ENFERMERÍA CONSTRUIR Y COMPARTIR CONOCIMIENTO
Cuando terminamos enfermería general o licenciatura pensamos que vamos a desempeñar nuestro trabajo en un hospital cuando se nos formo para desmañar nuestras habilidades en cualquier ámbito o en otra disciplina pero cuantos de nosotros desarrollamos más habilidades más fáciles que otros, en pediatría en urgencias, ginecología terapias intensiva, quirófanos, peo cuantos de nosotros compartimos conocimientos a veces pienso que tenemos un celos profesional y no compartimos, pensamos y decimos que no somos docentes y que cada uno lo aprendió de diferentes maneras pero como decía el blog enfermería que no comparte sus conocimiento, en la docencia la enfermera realiza un papel muy importante, además de enseñar, comparte gran su experiencia laboral, y educativa, en el ámbito laboral mucho de lo que aprendemos es de la experiencia del otro pero en ocasiones creo que somos muy egoístas con nuestros conocimientos, y son pocos los que los comparten, ya sea procedimientos, en todas las áreas, en quirófano, urgencias, maternidad, etc, muchos de nosotros no lo hacemos y el compañero batalla y es cuando nos ponemos a pensar que es lo que pasa, porque enfermería somos así, si la esencia de nuestro que hacer, el cuidado pero no a la persona de cuidado, si no a nuestro entorno, que pensáramos que el compartir nuestros conocimientos seria bastante útil porque así se ahora tiempo en descubrir una forma mejor de cuidar y en equipo la profesión de enfermería sería mejor trabajando en equipo y compartiendo conocimientos y nuestra persona de cuidado estaría mejor
La profesionalización tiene un gran reto por delante, no se trata únicamente de tener el conocimiento de acuerdo a nuestro tiempo, debemos permanecer en constante actualización, la formación continua es una responsabilidad para todos los profesionales independientemente del ramo, pero en el área de la salud cobra gran importancia ya que no debemos caer en el error de que la adquisición del conocimiento se da únicamente en la etapa de estudiantes, la formación esta implícita sobre todo en nuestro desarrollo laboral, el hecho de compartir el conocimiento es uno de los mas grandes ejemplos que podemos mencionar, la construcción y fundamentación son completamente necesarios para la obtención del reconocimiento y madures que la profesión exige, recuerdo bien a mis docentes en mi época de universitario con todo lo aprendido por ellos, pero en mi quehacer profesional y laboral me di cuenta que por mas conocimientos que obtuve se trato simplemente de la punta del iceberg, todo lo demás que se encuentra por debajo del mar y que es la parte mas grande ha sido logro de cada día, de cada interacción, ayudado por mis compañeros y compañeras de profesión, pero sobre todo por el contacto o la interacción humana con mis personas de cuidado, el conocimiento sin experiencia o viceversa no son mas que solo fragmentos de un todo, todos los días podemos aprender algo nuevo, pero fundamentar ese aprendizaje es lo que en realidad nos dará el reconocimiento que buscamos, primero por propia parte para después hacerlo extenso a otras áreas, hay que aprovechas los espacios disponibles para establecer nuestro liderazgo, no son suficientes entonces también hay que buscar crear mas y mejores nuevos espacios, el conocimiento es un regalo muy preciado y para que tenga relevancia debe trascender, recuerdo las palabras de mi madre, una mujer habida de la lectura y obtención del conocimiento, «el día que nos toque partir de este mundo lo único que nos llevaremos será todo aquello que hayamos aprendido y para no ser olvidados ese conocimiento que formamos debe de compartirse» crear conocimiento propio para nuestra profesión debe ser una meta del gremio, pero sin dejar de lado el lograr un conocimiento bien fundamentado en la ciencia y el arte del cuidado.
Me parece muy interesante que existan este tipo de eventos científicos, ya que el conocimiento es para compartirse y ellos son una oportunidad tanto para compartir conocimiento como experiencias en el ámbito de la enfermería. Las enfermeras debemos ejercer nuestra profesión con rigor científico, ética y calidad en la prestación de cuidados, así como también con responsabilidad moral en la promoción de la salud y el bienestar de las personas. Se destaca la necesidad de que las enfermeras se comprometan con la formación continua a lo largo de la carrera, más allá de la obtención del título universitario, la formación continua es crucial tanto para mantenerse actualizado, como para proporcionar un nivel óptimo de atención a los pacientes mediante la mejora de habilidades y conocimientos, lo que se traduce en una atención de mayor calidad, también la formación continua es importante para adaptarse a las cambiantes demandas, necesidades y avances.
Por otro lado, considero que la formación continua nos ayuda a afrontar los desafíos que emergen, enfermería no solo se trata de proporcionar cuidados físicos, sino también de abordar desafíos complejos de salud, como líderes debemos identificar las tendencias, por ejemplo, envejecimiento de la población, la gestión de enfermedades crónicas y las cuestiones de salud pública, la formación continua ayuda a las enfermeras a estar preparadas para enfrentar estos desafíos.
Como conclusión estoy de acuerdo en que el conocimiento enfermero no debe ser propiedad exclusiva de nadie. La construcción de un contexto de enfermería requiere que las enfermeras sean proactivas y compartan sus conocimientos, se formen continuamente y colaboren interdisciplinariamente con la finalidad de desempeñar un papel más significativo en la atención para los pacientes y la construcción de conocimiento de nuestro campo.