CÓMO ME SIENTO 25 años de docente enfermero

                                                                            “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción.”.

Paulo Freire[1]

 

            Hoy me toca a mí, queridas/os estudiantes, deciros cómo me siento.

            Tras más de 25 años preguntando, cada vez que entraba al aula, a alguna/o de vosotras/os, cómo os sentíais, hoy me toca a mí, aunque no me lo preguntéis, compartir con todas/os vosotras/os, pasadas/os y presentes e incluso futuras/os estudiantes, cómo me siento yo, el último día que voy a entrar, como profesor de Enfermería, en un aula de la Universidad de Alicante.

            Porque hoy, 18 de diciembre de 2024, es mi última clase como profesor del Departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública e Historia de la Ciencia de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante. Esa suerte habéis tenido. En el buen o en mal sentido. Eso cada cual que lo valore como lo sienta.

            Una dedicación, la docente, que debo a dos motivos fundamentalmente, aunque no, exclusivamente. A mi pasión por la Enfermería y a la admiración por una extraordinaria enfermera, fantástica docente y mejor persona, Mª Jesús Pérez Mora. Con quien tuve la inmensa fortuna de trabajar, tanto en el ámbito de la atención comunitaria, en la puesta en marcha de la Atención Primaria en Alicante, como en el ámbito de la docencia, en esta casa compartida que pasó a ser mi casa, la Universidad de Alicante.

            Fue, sin embargo y a pesar de lo dicho, una decisión difícil. Dejar la atención directa con las personas, las familias y la comunidad, la gestión de los cuidados, el diseño, implementación, desarrollo y evaluación de estrategias comunitarias… para incorporarme a un contexto que me fascinaba pero que al mismo tiempo tanto respeto me generaba. Vencer esa resistencia que creaba en mi la duda de saber responder como quería hacerlo y como, por otra parte, había exigido que se hiciese, no resultó sencillo. Pero finalmente pudieron más la tentación y la ilusión que, la aparente seguridad y tranquilidad de mi puesto de enfermero comunitario, en atención primaria, tras tantos años de ejercicio profesional que, venimos en llamar experiencia.

            Y di el paso, me decidí, sabiendo que contaba con un seguro llamado Mª Jesús, Pérez Mora, que me apoyó, guio y enseñó gran parte de lo que, desde entonces, traslado curso, tras curso, promoción tras promoción. Primero en la Diplomatura de Enfermería y ahora en el Grado de Enfermería, tanto en estudios de grado como de posgrado y doctorado. Primero en la Escuela de Enfermería y ahora en la Facultad de Ciencias de la Salud. Compaginándolo, además con la gestión académica gracias a referentes indiscutibles para mí como Ana Laguna Pérez, con quien pude participar de manera directa en los cambios comentados y desarrollar posteriormente, con el apoyo y la confianza de Amparo Navarro Faure, actual rectora, un planteamiento enfermero que es como concebí el proyecto de Universidad Saludable, que es ya es una realidad consolidada. Teniendo la oportunidad de compartir experiencia y aprendizaje con profesionales como Rocío Juliá Sanchis, actual Decana de esta Facultad. Y con tantas/os otras/os que me vais a perdonar no nombrar para evitar olvidos involuntarios al tiempo que imperdonables. A todas/os ellas/os les debo gran parte de lo que soy y con lo que me iré. Mi sentimiento de orgullo de pertenencia a esta casa, la UA y a esta profesión, disciplina y ciencia, que tanto me ha aportado y me sigue aportando.

Aquí descubrí otra manera de construir, defender, desarrollar… la Enfermería. Una forma que me permitía transmitir lo importante que es ser y sentirse enfermera. Una forma de realizarme contribuyendo a la formación y la concepción de quienes estabais llamadas/os a ser las/os futuras/os enfermeras. Una forma, maravillosa, de aprender y aprehender de todas/os vosotras/os la importancia del conocimiento enfermero. Una forma de lograr enfrentar juntos nuestros miedos, dudas, incertidumbres, inseguridades, que, como enfermeras, se nos plantean diariamente, a vosotras/os con perspectiva de futuro y a otros, como a mí, de presente y proyección de futuro también, con el fin de lograr la autoestima y el empoderamiento que nos permita ser referentes de la salud y los cuidados profesionales ante la sociedad a la que nos debemos.

Será, seguro, una sensación extraña. Un laberinto de emociones y sentimientos. Un torbellino de recuerdos. Una sensación de vértigo ante el abismo de la desconexión docente, del contacto con vosotras/os, de la construcción compartida de conocimiento, de la búsqueda de la identidad enfermera, del contraste de pareceres, del intento por acercar la teoría a la práctica, de la defensa del cuidado, de la abogacía por la salud, de la intervención y participación comunitaria, de la salud pública y la sanidad pública, de la promoción de la salud, de la salutogénesis y también, claro está, de saber cómo os sentís… en definitiva, de todo aquello que he intentado siempre compartir con quienes decidisteis, por la razón que fuese y más allá de la manida y no siempre real vocación, ser futuras enfermeras.

Tratando de contrarrestar la fascinación técnica con la aportación específica de los cuidados humanitarios. Para que la escucha activa, la asertividad, la atención directa, la observación… permitieran que identificaseis la importancia de las personas y sus problemas de salud de manera prioritaria, o en lugar de, los pacientes y sus enfermedades. Para que dejaseis de parapetaros tras la Enfermería, que es ciencia, disciplina y profesión, para aceptaros y enorgulleceros como lo que vais a ser, enfermeras. Para que la intervención familiar trascendiese a la visita domiciliaria. Para que valoraseis la importancia de mantener sanos a los sanos sin abandonar la atención a la quienes lo necesiten por enfermedad, discapacidad o vulnerabilidad. Para que la asistencia dejase paso a la atención, la imposición al consenso, el protagonismo profesional a la participación ciudadana y, en definitiva, la salud y el cuidado a la enfermedad y la curación como objetivos exclusivos y excluyentes, alejados del paradigma enfermero. Mi objetivo, no ha sido tanto decir, explicar o demostrar como inspirar en vosotras/os lo que es y significa ser una excelente enfermera comunitaria.

            Por todo esto me siento raro. Rareza por lo que supone conjugar, equilibrar, administrar, la tristeza del fin como profesional en activo con la emoción del principio profesional como jubilado. Porque acabo una etapa de mi ciclo vital, para iniciar otra. Pero no abandono mi condición de enfermera, mi curiosidad permanente, mi ilusión constante, mi apetito insaciable por aprender, mi contacto directo con la realidad que nos acompaña y con la que no siempre me siento cómodo, pero a la que no renuncio, tratando de aportar aquello que puedo para tratar de mejorarla.  Me voy, pero permanezco, o al menos lo intentaré.

            Os dejo en muy buenas manos. Iván Hernández Caravaca y Ana García Rubio, ayudados por Toni Pastor y Andrea Gallardo, os acompañarán, como ya vienen haciéndolo desde hace algún tiempo, para recorrer ese maravilloso camino del aprendizaje, de lo que es y significa ser enfermera, una extraordinaria enfermera. En el mejor lugar para hacerlo, la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante.

            Gracias a todas/os quienes habéis sido estudiantes y me habéis permitido compartir con vosotras/os todo aquello que siempre me ha motivado y movido. Motivado porque ha sido lo que me ha mantenido en permanente alerta. Movido, porque es lo que ha hecho que siempre huyese de la pasividad y la inacción para centrarme en la iniciativa y la acción.

            Perdonad por todos aquellos errores que, a buen seguro, habré cometido, pero que nunca han sido intencionados. Por todo lo que, posiblemente, no haya sido capaz de trasladaros, pero que estoy convencido, seréis capaces de identificar e interiorizar. Por todo aquello que me haya impedido empatizar con vosotras/os a pesar de mis intentos por lograrlo.

            Siempre seréis una referencia permanente de mi recorrido vital y profesional. Os llevaré, aunque no sea capaz de retener vuestros nombres, como bien sabéis, en mi memoria y en mi corazón. Formáis parte inseparable de mi esencia enfermera. Aquella que me acompaña y me identifica y sin la que no me reconozco. Si yo, en algún momento, soy rescatado de vuestra memoria me sentiré dichoso por ello, aunque no logre saberlo.

            Os deseo a todas/os vosotras/os lo mejor. Porque además será lo mejor para la Enfermería. Algunas/os de vosotras/os, como quien hoy nos acompaña Isaac Badía, o quienes nos han acompañado durante este curso como Pablo Serna, Marta Gran, Alejandro Cremades u otras/os como Andrés Climent, Elvira Gras, Jorge López, Antonio García, Albert Llorens, Olga Navarro… ncluso como Daniel Vela, que sin ser enfermera seguro que ya se siente como tal, entre otras/os muchas/os ya son, a pesar de su juventud, referentes enfermeros que están marcando la realidad presente y futura de las enfermeras y de la Enfermería.

            Tras todo lo cual, puedo deciros de manera muy clara y voz muy alta, que me siento, FELIZ, ORGULLOSO Y MUY AGRADECIDO.

            HASTA SIEMPRE.

[1] Pedagogo, educador y filósofo brasileño. Es considerado uno de los pensadores más notables en la historia de la pedagogía a nivel mundial(1921-1997)