QUI TE FAM SOMIA AMB ROTLLOS (Quien tiene hambre sueña con rosquillas) Porque los sueños, sueños son.

“La esperanza es un sueño despierto.”

Aristóteles [1]

 

  • Te ha llegado esta carta del centro quirúrgico hospitalario, Marc.
  • ¿A ver? Gracias Mamá
  • ¿Qué te dicen?
  • Pone que el próximo día 17 esté, a las 09:30 horas, en el centro quirúrgico hospitalario para ser intervenido de la hernia umbilical que me diagnosticaron el mes pasado. Mi enfermera de referencia me informará de todo el proceso antes de pasar al Quirófano de IA 0027 en donde se me realizará la intervención quirúrgica automatizada según el protocolo 789/20257HU. Concluida la intervención seré atendido por la enfermera de cuidados intermedios antes de ser dado de alta para continuar con los cuidados domiciliarios que me prestará mi enfermera comunitaria de referencia.

Mi madre, que me mira entre atónita y escéptica, me dice que no entiende cómo una máquina sea la que realice la intervención. Que ella no se fía.

  • Mamá, le contesto cogiéndole la mano, desde que la IA se desarrolló asumiendo la mayoría de las intervenciones de diagnóstico y tratamiento, tanto médicas como quirúrgicas, los resultados positivos obtenidos han aumentado hasta lograr la eliminación casi absoluta de la iatrogenia. Por otra parte, tanto la preparación previa como la recuperación y continuidad de los cuidados personalizados que prestan las enfermeras han logrado unos índices de satisfacción y calidad máximos. Las listas de espera han desaparecido y se han optimizado los recursos, gracias al funcionamiento continuado, 24 horas al día/365 días al año, de dispositivos de diagnóstico y tratamiento, así como de quirófanos. Los ingresos son mucho más reducidos y la atención en los domicilios gestionada por enfermeras comunitarias ha logrado una articulación de recursos comunitarios óptimos gracias a la gestión de casos IA y unos cuidados individualizados de calidad por parte de las enfermeras comunitarias.

Mi madre, que no acaba de fiarse, me pregunta:

  • Pero, entonces hijo, ¿dónde están los médicos ahora?, ¿ya no hay?
  • A ver mamá, ya lo hemos hablado en otras ocasiones, tranquila. Recuerda lo que te conté sobre el Programa de Intervención Médica de Inteligencia Artificial (PIMIA) que se implementó en los Sistemas de Salud de manera generalizada. Los médicos están, o bien dirigiendo, supervisando y evaluando dicho Programa en el Centro Operacional Médico de Inteligencia Artificial (COMIA) o bien en el Centro de Investigación Médica de Inteligencia Artificial (CIMIA), en donde siguen trabajando para perfeccionar los diagnósticos y tratamientos médicos, estando en permanente contacto con las enfermeras que actualmente dirigen los diferentes centros de atención de los Sistemas de Salud. No han desaparecido. Únicamente ha cambiado su manera de actuar, pero sigue siendo muy importante su aportación.
  • Hijo, todo esto que me cuentas lo entiendo. Pero, es que resulta muy raro que no haya médicos que nos atiendan.
  • No, vamos a ver mamá. Eso no es exactamente así. Los médicos van a seguir atendiendo a las personas. Pero lo van a hacer de otra manera. Cuando realmente sea necesaria su presencia. Para ello, las enfermeras que dirigen y atienden los centros de cuidados, bien sean hospitales, centros de atención y promoción de la salud o centros de atención específica al ciclo vital, determinan a través de los consensos establecidos entre ellos cuando deben realizar dicha atención presencial.
  • Pero es que esos centros de cuidados de los que tú hablas, ya no son cómo eran antes. Los hospitales ya no tienen plantas de trauma, de cirugía o cardiología. Ahora son plantas de Nivel 1 de cuidados, Nivel 2… o cuidados complejos. Una ya no sabe dónde está y por qué está y para qué…
  • No mamá, sí que se sabe dónde y para qué. Lo que ocurre es que ahora las personas que precisan de cuidados durante su ingreso en el hospital, son ubicadas en función de la complejidad de cuidados que requieren. De esta manera la atención es mucho más personalizada y la organización de las plantas que tu comentas se puede llevar a cabo con criterios tanto de calidad como de eficiencia mucho mayores.
  • Pues si tú lo dices. Pero sigue habiendo muchas dudas en la población y los medios de comunicación siguen dando mensajes muy contradictorios. El otro día me contaba mi amiga Julia que su dispositivo de compañía IA, le había comentado que se estaba planteando una huelga de médicos por la invasión de competencias de las enfermeras que, según ellos, está poniendo en riesgo la salud de la población.
  • Dile a tu amiga Julia que deje de hacer caso a ese tipo de noticias. Es cierto que existen protestas en el sentido que me comentas, pero tan solo obedecen a un sentimiento de pérdida de un reducido grupo del colectivo médico e incluso de una parte del colectivo de enfermeras que se resisten a asumir unos cambios que mayoritariamente están consensuados y normalizados. Ya sabes que todos los cambios generan resistencia. Pero se está llevando a cabo una gran campaña de información/formación a todos los niveles, en la que participan tanto médicos y enfermeras como agentes de salud comunitarios y otras/os profesionales, para que la población esté puntualmente informada y sea partícipe de estos cambios que, repito mamá, están siendo muy positivos y que, además, cuentan cada vez más con una mayor aceptación y valoración de la población. Así que tranquila.
  • Ahora que lo dices, tengo una reunión comunitaria en la que vamos a tratar de esto que me estás hablando. Casi se me olvida. Ya te diré si realmente sirve para algo.
  • Claro que te servirá. Pero es que, además, tú debes implicarte para que entre todas/os mejoremos la calidad de nuestra salud y de la atención y promoción a la misma, mamá.
  • Bueno, pero podré ir a verte cuando te operen ¿no?
  • No hará falta mamá. Será una intervención corta y no necesitaré quedarme en el hospital. De todas maneras, la enfermera te mantendrá informada a través del Sistema de Atención Telemática (SAT) que tienes instalado en el móvil. Ya estuvimos viendo cómo funcionaba, ¿te acuerdas?
  • Si, si, me acuerdo. Parece que las enfermeras han acaparado todo el poder.
  • No se trata de poder mamá. Se trata de que cada profesional pueda aportar lo mejor y de la mejor manera posible. Las enfermeras a través de los cuidados profesionales que son muy importantes y necesarios han logrado, por fin, ser valoradas y reconocidas. No se les ha regalado nada. En todo caso se les ha dejado desarrollarse y demostrar su aportación específica cuidadora que durante tanto tiempo se les negó.
  • ¿Y por qué ellas no pueden hacerlo como los médicos a través de la IA?
  • ¿Crees, que la IA puede sustituir los cuidados de una madre, mamá?
  • Nunca, ¡hasta ahí podíamos llegar!
  • Pues tampoco los cuidados de las enfermeras pueden ser prestados por la IA. De ahí que su presencia sea tan necesaria como importante.
  • – ¿Más que la de los médicos?
  • Y dale con las comparaciones mamá. Que no se trata de quién es más importante o menos. Se trata de quién es más importante, o mejor dicho, quién puede dar mejor respuesta, en cada lugar y circunstancia. Con lo que ha costado llegar hasta aquí, no seamos nosotros quienes cuestionemos lo que tan buenos resultados está logrando.
  • Vale, vale, me callo.
  • No, no quiero que te calles. Quiero que trates de comprender lo que te digo.
  • Lo comprendo hijo. Y, ahora, te dejo que sino llegaré tarde a la reunión comunitaria que te he comentado.
  • De acuerdo mamá. Ya me cuentas luego como te ha ido.
  • Si, aunque después de lo que me has contado tú, no sé si realmente hace falta que vaya.
  • Claro que hace falta, mamá. Además, así podrás intervenir reforzando lo que se va abordar en la reunión y contribuir a que todas/os nos sintamos parta activa de la atención a la salud.

 

  • Guillem, Guillem, despierta, ¿qué no oyes el despertador?
  • Ohhh, vaya, ¡¡¡estaba profundamente dormido y soñando!!!
  • Pues vas a llegar tarde al trabajo.
  • ¿Al trabajo?
  • Si, al trabajo. ¿En dónde estás? Vuelve a la realidad.
  • Si voy.

 

Sentado en el borde de la cama, sigo pensando en el sueño en el que estaba inmerso y del que me cuesta salir. Posiblemente porque me gustaría que lo que le estaba contando a mi madre fuese una realidad que, de momento, se me antoja difícil que se haga realidad.

Con lo ojos aún cerrados en un intento por recuperar la onírica realidad en la que me hallaba inmerso, volvió a sonar el maldito despertador que me sacó definitivamente de mi ensimismamiento. Ni la ducha, ni el precipitado desayuno lograron despejar mi mente, ni rescatar mi atención para depositarla en la rutina de mi actividad diaria en el Centro de Salud en el que trabajo como enfermera. La voz de mi madre apareció en mi subconsciente con una de sus frases favoritas, “Fill, qui te fam somia amb rotllos”[2]  (Hijo, quien tiene hambre sueña con rosquillas), y acabó por despejarme y ser consciente de la verdadera realidad en la que, como enfermera, estaba inmerso, aunque me resultase tan difícil de asumir y entender, así como de la intervención quirúrgica a la que me iba a someter mañana, tras más de seis meses de lista de espera, en el Hospital comarcal.

  • Guillem, mientras te duchabas han llamado del hospital para decirte que anulaban la operación por falta de personal. Que ya te avisarán cuando puedan meterte en lista quirúrgica. Ya te dije que fueses por la privada si querías que te operasen. Tu idealismo no te va a solucionar el problema, ¡¡¡a ver si te enteras de una vez!!!!

En un estado que iba de la decepción a la rabia, de lo soñado a lo realmente vivido, salí de casa para contribuir, con angustia no exenta de cierta resignación, a mantener un sistema tan caduco como ineficaz. Con la rabia de no poder ser y sentirme la enfermera especialista que soy, porque no crean plazas, ni dejan espacio para ello. Las retinografías, las espirometrías, los tratamientos de Sintrom, los electrocardiogramas… volverán a ocupar todo el tiempo que, como enfermera comunitaria, debiera dedicar a la promoción de la salud, la intervención comunitaria, la atención familiar domiciliaria… que nuevamente quedarán en una posibilidad que nunca se logra y para la que nunca hay voluntad real de que se logre.

Quiero cerrar los ojos y soñar con ser el Principito en el desierto del Sahara, o Alicia en el país de las Maravillas, o Tintín aterrizando en la luna, o vivir la odisea de Astérix, o Peter Pan en el país de Nunca Jamás… para vivir la aventura de un cambio que, no sé si realmente de tanto soñarlo me parece que es posible, o si lo sueño tanto porque realmente es inalcanzable. Quiero que mis sueños, dejen de ser el felpudo que da paso a la pesadilla de la rutinaria normalidad. Quiero despertar del sueño y encontrarme con una realidad diferente, deseable, posible, necesaria, en la que pueda contribuir y aportar y no tan solo estar, sin ser ni reconocerme.

Que no me hablen más de que hacen falta enfermeras. Porque para sostener este sistema, este modelo, este escenario de «cartón piedra” en el que nos quieren exclusivamente de tramoyeras para que se luzcan los de siempre, mejor sigo disfrutando de mi sueño. Y es que, está claro, que lo más obvio resulta lo más complicado de ver.

Finalmente, como dijera Calderón de la Barca[3]:

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

[1] Filósofo, polímata y científico griego nacido en la ciudad de Estagira, al norte de la Antigua Grecia. Es considerado junto a Platón, el padre de la filosofía occidental. (384 a.C.—322 a.C.).

[2] Refrán valenciano que viene a decir que quien tiene una idea fija o un gran deseo es propenso a creerse que las cosas son así como las piensa o desea.

[3] Escritor, dramaturgo y sacerdote español (1600 – 16819

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