En 1993 Antonovsky, definió Salutogénesis como el proceso del movimiento que va hacia el extremo de la salud en un continuo bienestar – enfermedad.
Por su parte en 1995 Grotberg definió Resiliencia como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas.
Sin duda supusieron una forma positiva de contemplar y vivir que generó movimientos importantes en torno a la promoción de la salud.
Pero sin duda no todos entienden dichos conceptos desde la misma perspectiva y esto conduce a que en ocasiones se desvirtúen, cuando no se manipulen claramente.
La salud individual y colectiva deberían ser entendidas y respetadas por todos desde una misma perspectiva de respeto e igualdad. Sin embargo en momentos de crisis, como los que hemos y continuamos viviendo, a pesar de los intentos interesados en hacernos creer que ya ha pasado, hay quienes utilizan la resiliencia de manera oportunista y con claro interés mercantil, lo que sin duda se aleja de la salutogénesis, al menos si tomamos como referencia la definición de salud como aquella manera de vivir autónoma, solidaria y gozosa, que hizo Jordi Gol.
Y esto queda patente en múltiples organizaciones sanitarias públicas, concertadas y privadas con las contrataciones de enfermeras en condiciones precarias.