DE AQUELLOS POLVOS VIENEN ESTOS LODOS

En el año 2014, en la Conselleria de Sanitat de la Generalitat Valenciana, al frente de la cual se encontraba Manuel Llombart Fuertes ya empezó a plantear el desarrollo de la denominada Farmacia Comunitaria. En diciembre de 2014 se le remitió desde la AEC una carta en la que se solicitaba la paralización del proceso. Está claro que de aquellos polvos vienen estos lodos que actualmente enfangan el panorama comunitario.

Estimado Conseller:

 

            En el Diario Información de Alicante de fecha 03/12/2014 se ha publicado la noticia “Las farmacias quieren realizar controles de enfermos a domicilio” en la que se informa de las supuestas negociaciones que en este sentido se quieren llevar a cabo entre los Colegios de Farmacia y la Conselleria de Sanidad.

            De ser cierta dicha información desde la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) queremos trasladarle nuestra más enérgica oposición y la petición de que paralice dichas negociaciones por entender que suponen una flagrante invasión de competencias de las enfermeras comunitarias y que se situarían en posición opuesta a las declaraciones que desde hace algún tiempo viene realizando usted sobre la importancia de las enfermeras comunitarias en la atención a la comunidad en general y a la cronicidad en particular.

            Su acertada gestión que ha permitido que la Comunidad Valenciana sea la primera autonomía de España que ha creado plazas específicas de Enfermeras Especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria debe tener continuidad y no quedar en un mero gesto. Para ello tiene la oportunidad de convocar plazas en las que incorporarse dichas profesionales, que se están formando con inversión pública, para poder dar respuesta a las necesidades de salud de la población en el ámbito comunitario, por ser quienes tienen el conocimiento y las competencias para hacerlo.

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LA IRRESISTIBLE ATRACCIÓN DE “LO COMUNITARIO”

Con el término comunitario ha pasado algo similar a lo ocurrido con los cuidados.

Los cuidados, hasta hace relativamente poco tiempo, era un término que se relacionaba con algo totalmente intrascendente, doméstico, sin interés científico ni relevancia profesional. El paso del cuidado natural al profesional ha estado mediatizado por el desarrollo científico positivista, que propició una fundamentación de la división sexual del trabajo extrapolada del núcleo familiar. Los cuidados eran seña de identidad de las enfermeras y como tales no se les daba valor ni por parte de otros profesionales que los consideraban irrelevantes, ni por parte de las administraciones y organizaciones sanitarias que no los tenían institucionalizados, ni por parte de la mayoría de las enfermeras que continuamos pensando que nuestro trabajo, los cuidados de enfermería, tal como lo he referido es poco reconocido más allá de los aspectos afectivos, que sin dejar de ser satisfacciones muy dignas, no pueden y no deben quedar relacionadas tan sólo a ellos. Al reivindicar exclusivamente como éxito las satisfacciones subjetivas se limita al círculo de lo afectivo, doméstico y privado el espectro de posibilidades de realización con que cuenta todo ser humano y, por lo tanto, limitando las posibilidades de realización con que cuenta la Enfermería. Los únicos que daban realmente valor a los cuidados eran las personas que los recibían y que identificaban claramente su calidad y su valor en los procesos de salud enfermedad, pero sin saber relacionarlos clara y directamente con las enfermeras como un valor intrínseco.

La cultura profesional enfermera finalmente se manifiesta en los significados que la gente atribuye a diversos aspectos de la enfermería como los cuidados; su manera de concebir la profesión y su rol en ella, sus valores, sus creencias e incluso su imagen. Y en esa permanente indefinición y desvalorización, los cuidados fueron claro objeto de deseo y de colonización por parte de amplios sectores. Su interés por quienes con anterioridad los ignoraban e incluso despreciaban, se fue transformando en un interés por hacerlos suyos. Los cuidados fueron reclamados, adquiridos y renombrados por parte de muchos profesionales e incluso de muchos sectores sociales, económicos e incluso políticos. Ahora todos querían y reclamaban cuidar. El cuidado adquiría importancia y prestigiaba a quien lo ofrecía, fuese el cuidado de un medicamento, de una crema facial, de un tratamiento médico, de un champú… daba igual lo importante es que CUIDASE. Lo de menos era qué se entendiese por CUIDAR.

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