Desde que hace ya más de 30 años empezaran a prestar atención a la población los primeros Centros de Salud en España, estos han sufrido muchos cambios tanto desde la perspectiva de la filosofía emanada de la Declaración de Alma Ata con la que se constituyeron, como a nivel estructural, conceptual u organizativo.
Inicialmente los Centros de Salud, denominados también Equipos de Atención Primaria de Salud (EAPS) por centrarse en los profesionales que los constituían, nacieron en un ambiente de incertidumbre por cuanto no se sabía concretamente qué se esperaba de ellos, pero también con una gran ilusión que se transformó en compromiso e implicación de los profesionales por desarrollar un nuevo modelo que se adaptase tanto a la nueva realidad social, política, demográfica, epidemiológica… de la población a la que debía prestar atención. Se trataba de pasar de un modelo de atención médica primaria en la que primaba la asistencia a demanda, el individualismo, el abordaje arcial, la orientación hacía la enfermedad y la curación, la ausencia de autocuidado y la escasa o nula participación del usuario y de la comunidad, a una Atención Primaria de Salud en la que prevaleciese la atención programada, el trabajo en equipo, el abordaje integral, la atención a la salud desde la promoción a la reinserción, la potenciación del autocuidado y la participación activa y real de usuarios y comunidad. Este nuevo planteamiento, por tanto, encajaba perfectamente en el paradigma enfermero que era ya una realidad en los nuevos planes de estudio implantados y desarrollados desde hacía casi una década en la Universidad tras la incorporación de los estudios de Enfermería en la misma.
La incertidumbre comentada anteriormente unida a la dubitativa estrategia en las políticas de salud que se querían implantar, la falta de formación de los profesionales que se incorporaban a los EAPS, los problemas organizativos y administrativos, los recelos y resistencias de ciertos colectivos en dicho nuevo modelo que identificaban como una amenaza para sus intereses corporativos, la incorporación de los médicos especialistas en medicina familiar y comunitaria y los conflictos internos con sus predecesores, denominados médicos de cabecera, el permanente e injustificado ataque al nuevo rol de las enfermeras en los EAPS muy especialmente centrado en las consultas enfermeras, la nula experiencia de trabajar en equipo y de favorecer la participación activa de la comunidad… configuraron escenarios inciertos en los que los avances en la filosofía de la Atención Primaria eran desiguales y la mayoría de las ocasiones centrados en las voluntades personales más que en una adecuada, eficaz y eficiente planificación.
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