“Se me ha dado tanto que no tengo tiempo para reflexionar sobre lo que se me ha denegado.”
Helen Keller[1]
Llevo cumpliendo muchos años como enfermera. Muchos más que sin serlo, lo que evidentemente es una evidencia de mi longevidad, pero también de mi gran fortuna.
Gran fortuna por haber tenido la oportunidad de descubrir, porque la descubrí, la Enfermería. Lo mío no fue un idilio vocacional, lo siento, algo tenía que salirse del guión almibarado.
Gran fortuna por haber disfrutado y también sufrido, que de todo ha habido, de la evolución de la Enfermería, desde la entrada de los estudios en la Universidad, de la que se cumplen 45 años, pasando por la creación y desarrollo de la Atención Primaria de la que participé activamente, por la fundación de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), por mi trabajo como enfermera comunitaria al lado de las personas, las familias y la comunidad en uno de los primeros centro de salud de España, de mi actividad gestora como Director Enfermero, de mi incorporación a la Universidad en donde tuve la oportunidad de ser Doctor como enfermero sin necesidad de atajos, de mi participación en el programa de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria, de fundar la Academia de Enfermería de la Comunitat Valenciana, de crear la Cátedra de Enfermería Familiar y Comunitaria… pero sobre todo y ante todo por haber tenido la inmensa fortuna de tener unas y unos grandísimas/os referentes y compañeras/os de viaje de las/os que tanto he aprendido y que tanto me han enseñado.
Nada de lo vivido hasta ahora tendría sentido sin ese viaje compartido, incluso con quienes mantuve o mantengo diferencias, pues de todo y de todos se enriquece uno.
En este día de celebración, por tanto, he querido escribir estas líneas para agradecer a cuantas/os habéis hecho posible que sea lo que soy y que me sienta tan orgulloso de serlo.
Ser enfermera, a parte de mi familia, es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Ese descubrimiento y enamoramiento progresivo, intenso, apasionado, comprometido, alegre y doloroso a veces, sincero, cercano, compartido, generoso, permanente, leal, ilusionante, vehemente… me ha llevado a vivir experiencias y emociones extraordinarias que permanecen vivas en mi memoria. Memoria que trato siempre de compartir con la ilusión de que otras enfermeras se contagien de mi sentimiento de pertenencia y de permanencia en y con Enfermería.
No me identifico, ni lo quiero ni pretendo, sin ser enfermera, sin sentirme enfermera, por mucho que haya quienes traten de restarle valor o de creer que no merece la pena. Todos y cada uno de los años vividos como enfermera han valido la pena. Nada de lo vivido me sobra ni nadie con quien lo he vivido se me olvida. Todo y todos, en lo bueno y en lo menos bueno, me ha permitido crecer y creer.
Por todo ello en este día de cumpleaños me apetece tanto daros a todas/os las gracias por lo aportado y pediros que, por favor, sigáis aportándome durante muchos más. Porque, que lo sepáis, nunca dejaré de ser y sentirme ENFERMERA y, por tanto, nunca dejaré de pensar, trabajar, amar, disfrutar, crecer, vivir, soñar, como ENFERMERA.
MUCHAS GRACIAS
[1] Escritora y activista política estadounidense (1880-1968)