ESPECIALIDADES ENFERMERAS. CADENA DE ENGAÑOS.

En el año 2005 se publica, en el BOE 108 de 6 de mayo el REAL DECRETO 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de Enfermería, que venía a dar respuesta al publicado y nunca aplicado REAL DECRETO 992/1987, de 3 de julio, por el que se regulaba la obtención del título de Enfermero especialista. Casi 18 años para lograr una importante reivindicación profesional, pero también una necesidad social.

El período de negociación y redacción del citado REAL Decreto, coincidió temporalmente con el desarrollo e implementación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Era un momento idóneo para haber podido plantear un proceso formativo de las especialidades enfermeras vertebrado con el citado EEES. Sin embargo se optó por la vía del mimetismo y se calcó el modelo de residencia que seguían los médicos, el conocido modelo MIR (Médicos Internos Residentes).

No pongo en duda la idoneidad del modelo MIR para la formación de los médicos, e incluso de otros profesionales de la salud (psicólogos, farmaceúticos…), sin embrago considero que se perdió una oportunidad inmejorable para dar respuesta específica a la formación de enfermeras especialistas que parte de un paradigma radicalmente diferente al de los médicos. Su formación, la de los médicos, es una formación conductista basada en modelos de replicación conductual de técnicas y abordajes clínicos en escenarios colonizados totalmente por ellos como centros de saber y desarrollo como los hospitales, que siguen un patrón medicalizado organizado por aparatos, órganos y sistemas. El EEES, con ser imperfecto y llegar en un momento complicado por la crisis, para su desarrollo, ofrecía muchas posibilidades para lograr un modelo adaptado a la realidad enfermera, en el que la universidad tuviese una intervención real y efectiva, aunque no dependiese de ella la coordinación y dirección de los programas, y no como sucede ahora que es meramente testimonial, cuando existe claro.

Fueron muchas las enfermeras que trabajaron intensamente para que finalmente este REAL DECRETO viese la luz y supusiese un punto de inflexión en el desarrollo profesional de Enfermería. Tanto es así que, por ejemplo, surgió la Sociedad Científica decana en España de Enfermería Comunitaria, la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), que redactó la primera propuesta de programa formativo de la especialidad de Enfermería Comunitaria, que era como se denominaba hasta que nos hicieron mimetizar el nombre de la especialidad médica. Y la publicación del REAL DECRETO, fue una mezcla de alegría y decepción. De alegría por el logro tan largamente anhelado, sufrido y trabajado. De decepción porque, una vez más, nos situábamos a la sombra de los médicos. Y para ello tan solo hace falta comprobar como fueron denominadas las especialidades. Se mimetizaron sus denominaciones cambiando tan solo Medicina por Enfermería. ¿Un intento de hermandad? No, lo peor estaba todavía por llegar. Así tenemos Enfermería Pediatría (Parte de la medicina que se ocupa del estudio del crecimiento y el desarrollo de los niños hasta la adolescencia, así como del tratamiento de sus enfermedades), e lugar de Enfermería del niño y adolescente. Enfermería Geriatría (Parte de la medicina que se ocupa de las enfermedades propias de la vejez), en lugar de Enfermería del adulto mayor. Enfermería Obstetricia y Ginecología (Parte de la medicina que se ocupa del embarazo, el parto y el período de tiempo posterior a este; Parte de la medicina que se ocupa del aparato genital femenino y sus enfermedades, incluidas las glándulas mamarias), en lugar de Matrona. Enfermería del Trabajo, en lugar de Enfermería de Salud Laboral… y Enfermería Familiar y Comunitaria, calcando la denominación médica cuando nosotros abogábamos por la de Enfermería Comunitaria, como aparecía en el REAL Decreto de 1987. Tan solo Enfermería de Salud Mental, se salvó al no aparecer como Psiquiatría. Quedaba el cajón desastre de Enfermería de Cuidados Médico-Quirúrgicos que, a día de hoy, aún no se sabe como darle respuesta. Y eliminando la especialidad de Gerencia y Administración de Enfermería que se recogía en el REAL Decreto de 1987, posiblemente porque no existe en Medicina. El caso es que se aprobó la publicación de un Real Decreto por presiones y no por decisiones meditadas y consensuadas, por ejemplo nunca participaron en la negociación las Sociedades Científicas enfermeras. Se decidió publicarlo sin haber realizado un estudio previo de las necesidades de especialistas en los sistemas de salud. Pero nada de todo esto era casual, como luego comprobaremos, sino causal.

Con todo y con esto, a partir de ese momento se trataba de lograr desarrollar los mejores programas formativos con los mimbres de los que disponíamos. Para ello se configuraron las Comisiones Nacionales de las Especialidades. Otro aspecto en el que confluyeron las diferencias y las luchas internas por colonizar las mismas, aunque finalmente, no sin esfuerzo, se logró un equilibrio de fuerzas tan necesario como deseado.

Centrándome en el programa de Enfermería Familiar y Comunitaria, su Comisión Nacional, trabajó intensamente aparcando diferencias en favor del objetivo común y tratando de adaptar en la medida de lo posible, dadas las circunstancias antes expuestas, el programa al paradigma enfermero. Finalmente se logró redactar el programa oficial que, tras varias revisiones internas, fue aprobado por Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, por la que se aprobaba y publicaba el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria, en el BOE 157 de fecha 29 de junio de 2010, lo que daba un margen muy estrecho para poder implementarlo en la siguiente convocatoria de plazas. Pero la Comisión trabajó intensamente, incluso en el mes de agosto, para tener acreditadas las primeras Unidades Docentes en las que se incorporarían las nuevas residentes. Y se publicó la Orden SAS/2447/2010, de 15 de septiembre, por la que se aprobaba la convocatoria de prueba selectiva 2010, para el acceso en el año 2011, a plazas de formación sanitaria especializada para graduados/diplomados en Enfermería, en el BOE 230 de 22 de septiembre, en la que se convocan las primeras 132 plazas de enfermería familiar y comunitaria en Andalucía (15), Castilla la Mancha (20), Cataluña (18), Extremadura (8), Asturias (6), Castilla y León (16) y Madrid (49).

Y recién estrenado el programa ya contó con las demandas interpuestas por el Consejo General de Colegios de Médicos de España (CGCOM) y por la sociedad científica de las Matronas, todas ellas desestimadas.

Pero la felicidad dura siempre poco en la casa del pobre. Y la causalidad de la que antes hablaba se concretó con la publicación en el BOE 119 de 18 de mayo de 2013, de la Orden PRE/861/2013, de 9 de mayo, por la que se establecían los requisitos de acreditación de las unidades docentes multiprofesionales para la formación de especialistas en enfermería familiar y comunitaria y en medicina familiar y comunitaria. En base a la cual se unificaban las Unidades Docentes de Medicina y Enfermería en una única Unidad Docente. Esto que en principio puede tener una lógica de organización e incluso de eficiencia, acaba siendo una nueva fagocitación de enfermería por parte de medicina. Tanto la Dirección como las Jefaturas de Estudios de las nuevas Unidades Multiprofesionales quedan exclusivamente en manos de los Médicos, relegando a las enfermeras a una subdirección que finalmente no tiene capacidad de decisión dado el reparto de fuerzas que se establece en el seno de las citadas unidades. Esto tiene una clara incidencia en la formación de los residentes que, básicamente, queda colonizada por los médicos y en la que residualmente intervienen las enfermeras, eso sí, en los contenidos elaborados por y para los médicos.

Posteriormente se publicaría en el BOE 190 de 6 de agosto de 2014 el Real Decreto 639/2014, de 25 de julio, por el que se regulaba la troncalidad, la reespecialización troncal y las áreas de capacitación específica, se establecían las normas aplicables a las pruebas anuales de acceso a plazas de formación y otros aspectos del sistema de formación sanitaria especializada en Ciencias de la Salud y se creaban y modificaban determinados títulos de especialista. De nuevo Enfermería queda relegada a la sombra las especialidades médicas y a pesar de las enmiendas que desde la Comisión Nacional de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria realizamos, ninguna de ellas fue tenida en consideración.

Así las cosas y a pesar de que normativamente se tenía que haber convocado la prueba excepcional que permite acceder a las enfermeras a la especialidad que cumplieran una serie de requisitos, es ta todavía sigue pendiente y sin fecha prevista tras más de 12 años des de que se aprobara el Real Decreto de Especialidades que la estipulaba.

Esta circunstancia lleva a que actualmente las tutorizaciones de las residentes sean realizadas por enfermeras sin el título de especialistas. Y no es que quienes asumen esta responsabilidad no estén preparadas, que lo están y tienen sobrada experiencia, es que se produce un anacronismo evidente que, en ocasiones, genera fricciones entre las enfermeras expertas que trabajan en Atención Primaria pero que no tienen, porque no se les ha permitido aún, acceder a la especialidad y las nuevas especialistas que las identifican como intrusas una vez lograda su especialidad. Una nuevo y doloroso enfrentamiento entre enfermeras generado por la incompetencia, mediocridad y falta de planificación de los decisores políticos.

A todo esto hay que añadir la falta de comunicación entre las Unidades Docentes que actúan como reinos de Taifas sin criterios claros y con una heterogeneidad que aunque puede tener aspectos positivos acaba convirtiéndose en un inconveniente, con ausencia de mínimos exigibles, formación muy desigual y ausente de especificidad, la inexistencia del Libro del Residente… y mientras tanto Ministerio y Consejerías mirando para otro lado e ignorando a las Sociedades Científicas a pesar de sus permanentes intentos por hacer reaccionar a tan pasivos como ineficaces e ineficientes dirigentes.

Pero con ser grave lo hasta ahora comentado, no es lo peor. Tras más de 12 años de andadura y con casi 1700 enfermeras especialistas formadas aún no existen plazas específicas que puedan ser ocupadas por estas, lo que genera una gran desmotivación y una profunda desilusión, cuando no frustración, en las especialistas al ver como el esfuerzo realizado no ha servido absolutamente para nada.

El Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Sanidad de la totalidad de Comunidades Autónomas se tiran las culpas unos a otros sin que sean capaces de resolver una situación que nunca fue planificada.

Tan solo en Enfermería Familiar y Comunitaria se han invertido más de 50 millones de euros en la formación de las casi 1700 especialistas sin que hasta la fecha haya revertido ni un solo euro al no haber sido contratadas para dar respuesta a las competencias adquiridas y que tanta falta hacen en el sistema sanitario. En una situación social, demográfica y económica tan grave como la que estamos atravesando, en la que la racionalización de los recursos resulta tan importante como necesaria, parece cuanto menos éticamente reprobable el que los responsables de la Sanidad Española, tanto nacional como autonómica, se dediquen a malgastar el dinero de todos con políticas irresponsables, exentas de planificación y con miras tan solo a la rentabilidad política. Si a todo esto añadimos que somos uno de los países de la Comunidad Europea con un menor número de enfermeras por habitante el problema es aún más grave.

Tal situación debe ser reflexionada, analizada y abordada de manera clara, decidida e inmediata, para no continuar privando a la comunidad de profesionales especializados. Se trata de dar respuesta eficiente a la situación planteada para evitar la frustración de las especialistas y el despilfarro de dinero, conocimiento y competencias especializadas. Pero también para evitar los enfrentamientos que tal situación generan entre las enfermeras como consecuencia, esperemos que de la torpeza que no de la mala intención, de quienes tienen la responsabilidad de dar respuestas eficaces y eficientes. ¿Serán capaces de hacerlo en algún momento o continuaremos sumando eslabones a esta ya larga cadena de engaños?

Y en todo este maremágnum ahora se incorpora el debate de la Enfermera de Práctica Avanzada… no querías caldo… pues dos tazas!!!!

2 thoughts on “ESPECIALIDADES ENFERMERAS. CADENA DE ENGAÑOS.

    1. Alba, según el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE)
      Enfermera de práctica avanzada (EPA) e la Enfermera profesional que ha adquirido la base de conocimiento de experto, cuyas características se ajustan al contexto o al país en donde está autorizada para trabajar (CIE) y que en base a ello tiene:
      Preparación educativa a nivel avanzado.
      Habilidad para integrar investigación, educación y práctica.
      Alto grado de trabajo autónomo e independiente.
      La gestión de casos propios.
      Evaluación y toma de decisiones avanzadas.
      Reconocimiento de competencias avanzadas.
      Habilidad para proporcionar servicios de consulta a otros profesionales de la salud.
      Reconocimiento como punto de entrada en el sistema de salud.
      Derecho a diagnosticar.
      Autoridad para prescribir medicación y tratamientos (apoyada por legislación).
      Autoridad para derivar a otros profesionales.
      Autoridad para realizar ingresos en el Hospital.
      Protección de su título, legislación específica para la práctica avanzada.

      Es una figura que tiene implantación en diferentes contextos sobre todo del ámbito anglosajón (Canadá, Gran Bretaña, Holanda, EEUU…), pero que en España, aunque está abierto el debate, no tiene, de momento cabida ni sentido teniendo en cuenta que, por ejemplo, aún faltan por definir los puestos específicos de las especialidades.

      Espero haberte ayudado
      Saludos

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