Estando el año 2015 a punto de finalizar se presta a realizar una reflexión sobre lo que pasó, pudo pasar y no pasó en el mismo. O lo que es lo mismo lo que fue, lo que pudo ser y no fue.
No se trata de hacer ejercicios nostálgicos, sino de repasar aquellos hechos, acontecimientos y sucesos, que de todo ha habido, que han marcado el desarrollo de nuestra Sociedad Científica. Que es tanto como decir, con el debido respeto hacia otras organizaciones, el desarrollo de la Enfermería Comunitaria en nuestro país. Tampoco es cuestión de describirlos de manera cronológica, pormenorizada y sistematizada, como si de un diario se tratase.
Más bien consiste en un acto reflexivo, sereno y vivencial con el propósito de compartirlo para su análisis con el único, pero importante, objetivo de saber en qué punto nos encontramos y cómo debemos seguir avanzando.
Casi como cada año, desde que empezaron a formarse las especialistas, partíamos con la esperanza y el deseo de que finalmente se lograse su integración efectiva en el sistema sanitario y que se desarrollase la prueba excepcional. Pero este anhelo fue perdiendo fuerza a medida que avanzaba el año. Y ello a pesar de la motivación, esfuerzo y trabajo desarrollado desde la AEC en todas las administraciones públicas, nacionales y autonómicas, justificando y planteando propuestas realistas y reales. El nuevo año nos traerá, entre otras cosas, un nuevo Gobierno que esperemos sea más sensible a una necesidad profesional y social a la que, hasta ahora, han dado la espalda de manera sistemática todas las administraciones responsables desde las que se ha demostrado una clara y manifiesta falta de voluntad política al respecto.