No deja de resultar curioso que tras la reunión mantenida ayer en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social entre los tres grupos de trabajo, profesionales, ciudadanos y comunidades autónomas, en las que se debatió el documento “Marco Estratégico para la Atención Primaria de Salud” , hoy el Consejero de Sanidad de Castilla y León airee la carta remitida a la Ministra de Sanidad dando a conocer su postura con relación al mismo, previamente a la celebración del Consejo Interterritorial que se anunció iba a ser convocado.Y digo que no deja de ser curioso, porque antes de que concluyese la reunión de ayer, todos los presentes, incluyendo al representante de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, admitieron que se siguiera trabajando en el documento para perfilarlo e incorporar aquellas propuestas que las partes considerasen. Pues bien, el señor consejero, por razones que sospechamos, aunque él las oculte en su extenso escrito, argumenta excusas que pudiendo tener parte de razón, como ayer mismo se debatió, no deberían impedir lograr un consenso tan necesario como deseado. Pero está claro que si de algo adolecemos en este país es de voluntad de consenso. Preferimos el enfrentamiento y el «de qué se habla que me opongo», con tal de no dar «ventaja» al que se considera como enemigo aunque se le llame querida/o. Si todo ello ocurre en puertas de unos comicios electorales, las respuestas, posiciones y desplantes empiezan a cuadrar. Se piensa más en el interés particular, partidista y partidario que en el interés de la población por la que todos debemos trabajar y, si me lo permiten, en primer lugar los políticos que se cansan de recordarnos que son sus representantes.No vamos a ocultar que el proceso haya podido ser precipitado y que la metodología empleada tenga mucho recorrido de mejora, pero nadie puede negar, aunque lo haga, que la decisión política ha sido valiente y que al menos se ha dado un paso al frente que hasta la fecha nadie había dado.No deja de ser curioso también que el señor consejero en su escrito de alegaciones y disculpas no solicitadas por quienes hemos sido destinatarios del escrito, más bien se sitúa en la conocida expresión latina de «excusatio non petita, accusatio manifesta». Utiliza a determinados miembros del grupo de trabajo de profesionales para argumentar su acusación y posterior decisión, así como a los dimisionarios coordinadores, que se apartaron sin hacer ruido y trasladando su punto de vista con libertad pero sin boicotear nada. Sin embargo no hace alusión alguna al consenso unánime del grupo de ciudadanos que, identificando fallos del proceso, manifiesta su conformidad, necesidad y oportunidad del documento. Curioso también que utilice como escudo a unos profesionales a los que en su propia comunidad no trata con la misma vara de medir que ahora parece exigir al ministerio.Y puestos a hacer críticas, estaría bien que incorporásemos la autocrítica también y que no tan solo viésemos la paja en el ojo ajeno.Porque lo que no se puede pretender es crear un traje a medida para la comodidad de algunos profesionales o de algunas comunidades autónomas. Lo que se pretende es consensuar un marco de referencia, una estructura sólida, para el desarrollo de la Atención Primaria, en el que queden claros algunos aspectos transversales y de concepto que permitan la posterior organización, gestión, evaluación… de la misma. Seguir con el actual modelo es lo que parece que a algunos les encantaría para seguir llorando, instalados en la queja permanente sin hacer absolutamente nada más.El oportunismo político, sindical y profesional de tumbar este intento tan solo puede entenderse desde la falta de voluntad real por cambiar un modelo tan caduco como ineficaz e ineficiente.Sería deseable que todos hiciéramos un ejercicio de reflexión y de humildad para dejar de mirarnos los ombligos, alzar la mirada y comprobar, la demanda que desde la ciudadanía se nos está trasladando y que ayer se pudo oír de manera clara. No hacerlo es un acto no tan solo de egoísmo sino de traición a la comunidad a la que tantas veces repetimos que nos debemos.Señor Consejero, si con su escrito lo que quería era condicionar, lo ha conseguido seguro. Podría haberse esperado a manifestarse en el Consejo Interterritorial tras la lectura del documento final, pero ha preferido, claramente, poner una carga de profundidad en la línea de flotación del ministerio, por razones que usted enmascara en su escrito. Pero realmente a quien hundirá con su decisión aireada intencionalmente es a la Atención Primaria. Creo que esto deberá explicárselo a los ciudadanos. Y creo que los ciudadanos tomarán buena nota de lo que usted ha hecho.Mi defensa, eso sí, no es hacia el Ministerio. Que nadie quiera hacer oportunismo también con mis palabras. Mi defensa es hacia lo que considero es una responsabilidad compartida y global y no una reivindicación individualista, oportunista y fuera de lugar. Mi defensa es hacia la Atención Primaria de Salud y Comunitaria tan maltratada y herida. Cada cual que saque sus propias conclusiones, pero sin duda perder esta oportunidad puede suponer la muerte definitiva de la Atención Primaria. Pero a lo mejor es que es lo que se quiere…Y de lo mío qué?
Esta reflexión, es tan solo eso y no pretende absolutamente nada más. No es mi intención interpelar, ni acusar a nadie de nada. La hago a título exclusivamente personal, como profesional de Atención Primaria de Salud, más concretamente como enfermo comunitario, que desde hace más de 33 años creo en este modelo de Atención por, para y con la comunidad. Me provoca una inmensa tristeza que no queramos salvarla.
No espero, ni deseo establecer un intercambio epistolar al respecto.
Gracias
José Ramón Martínez Riera
Enfermero Comunitario