DE BACTERIAS, SONRISAS Y CAPITALISMO RENTISTA

Para Carles Francino con todo mi aprecio y admiración

 

Ayer, con ocasión de la entrega de Premios de la Cátedra de Enfermería Familiar y Comunitaria, se emitió en directo el programa la Ventana, presentado y dirigido por Carles Francino, desde el Salón de Actos de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante.

Tuve la ocasión de participar en el mismo junto a Francis Mojica, microbiólogo, investigador y profesor español titular del Departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante. Sin duda un profesional relevante en varias ocasiones propuesto al Premio Nobel.

Dicen que las comparaciones son odiosas, sin duda, y posiblemente esta no escape a esta afirmación. Sin embrago no me resisto a reflexionar sobre ella.

Lo primero que diré es que no tan solo no pongo en duda la capacidad, mérito y aportación del Profesor Mojica, al contrario, considero que es muy importante destacar sus contribuciones a la ciencia y a sus posibles aplicaciones a la salud comunitaria con sus investigaciones sobre el CISPR (lustered regularly interspaced short palindromic repeats-Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas).

Dicho lo cual parece que mi presencia en el coloquio quedaba empequeñecida por tan reconocido científico. Carles Francino quiso conectar nuestra concurrencia en la improvisada cabina radiofónica del salón de actos, planteando la interrogante de ¿qué relación podía existir entre una sonrisa y una bacteria? La sonrisa la ponía yo como enfermera y la bacteria el Sr. Mojica como científico.

La cuestión no tendría mayor trascendencia sino fuese porque, una vez más, se trata de establecer una relación tan desigual como fallida, entre los paradigmas, representados por ambos contertulios, tan diferentes como necesarios, entre los que siempre existe una clara sublimación hacia el que se centra en la bilogía, la medicina, las bacterias, la enfermedad… frente al que lo hace en los sentimientos, las emociones, el afrontamiento, las necesidades humanas, la salud… De tal forma que siempre se acaba por sucumbir a su encantamiento.

Y esto es lo que sucedió ayer. En el reduccionismo a sonrisa y bacteria de dos trabajos, disciplinas, ciencias, profesiones… ganó la bacteria que acaparó mayor atención, generó mayor debate y suscitó mayor admiración que la sonrisa de las enfermeras comunitarias.

El CISPR, acrónimo tan extraño como esperanzador, rastrea bacterias en las salinas de Santa Pola para editar o corregir el genoma de cualquier célula, mientras los cuidados rastrean en las necesidades de las personas para que estas sean capaces de afrontar sus procesos de cuidados y que sean más autónomas, responsables y saludables.

Pareciera que, si no existen bacterias, virus, microorganismos, signos, síntomas, enfermedades… no tuviese importancia lo aportado para lograr promocionar o mantener la salud de las personas. Como si tan solo desde la biología se pudiese investigar o actuar.

En un momento de tan interesante entrevista Carles Francino se interesó por la financiación que tan importante proyecto recibía, a lo que el profesor Mojica respondió que muy poco. No pongo en duda que las aportaciones recibidas serán de todo punto insuficientes, pero en ningún momento se planteó por parte de los contertulios presentes preguntar si nosotras, las enfermeras, sufríamos penurias financieras similares para nuestras investigaciones, ni tan siquiera si investigábamos y sobre qué. Y aquí es donde radica la diferencia entre la bacteria y la sonrisa. Para la bacteria sí que se identifica de inmediato la necesidad, e incluso la urgencia, de investigación y de financiación, pero para la sonrisa, con tenerla y ejercerla ya se da por hecho que no se precisa ninguna investigación y aún menos financiación. Aunque intervine para decir que, si parecía poca la financiación para el CISPR, que se imaginasen la que teníamos las enfermeras para investigar, por ejemplo, sobre las necesidades de las cuidadoras familiares, lo que arrancó un alentador aplauso del público, lo que sigue prevaleciendo en el imaginario popular es que las enfermeras con ser simpáticas ya tenemos suficiente y que para eso no hace falta investigar. Porque sino, no se entiende que siendo representante de una Cátedra Universitaria no se me preguntase por las investigaciones que desde la misma se están apoyando y se centrase el interés en lo que somos las enfermeras comunitarias porque no está claro. Y aquí, es preciso hacer un ejercicio de reflexión y autocrítica. Porque si después de más de 35 años de enfermería comunitaria, que aún a día de hoy se nos siga interpelando por lo que somos y no por lo que aportamos, quiere decirse que algo debemos estar haciendo mal, algo no sabemos transmitir, algo no sabemos visibilizar para que nos sigan identificando con una sonrisa tan solo. Estoy convencido que tras esa importante sonrisa hay mucho más. Y a todo esto, no entiendo por qué solo las enfermeras debamos mantener una sonrisa permanente de simpatía y que no se les exija de igual modo a los investigadores de bacterias, por ejemplo, esa simpatía, mediante una sonrisa. Será que las bacterias no necesitan que les sonrían.

En cualquier caso, lo que queda de manifiesto, una vez más, es el largo recorrido que nos queda por delante si queremos que las aportaciones de las enfermeras no queden permanentemente reducidas a la simpatía y la sonrisa que utilizamos para hacerla patente, sin que ello signifique que debamos renunciar a ella, claro.

Pero la interrelación con Francino dio más de sí. Él comentó que actualmente estábamos instalados en el capitalismo rentista, es decir, en la creencia en prácticas económicas de monopolización de acceso a cualquier clase de propiedad (física, financiera, intelectual, etc.), que permiten obtener cantidades significativas de beneficios sin contribuir a la sociedad[1]. A lo que yo añadiría que no tan solo sin contribuir a la sociedad, sino que sin que a esa misma sociedad se la haga partícipe en ningún momento de esa estrategia, para lograr así mayor beneficio que es a lo único que obedece este capitalismo. Y a esto hay que añadir, según sus palabras, la política de calculadora a la que le cuesta mucho mover un dedo sin hacer suya antes esta relación del coste beneficio.

Y esto lo decía en su agradecimiento por haber recibido el premio de la Cátedra de Enfermería Familiar y Comunitaria, para destacar que en esa sociedad rentista y con esa política, tenía mucho mérito que profesionales como las enfermeras nos levantásemos todos los días para seguir siendo y sintiéndonos enfermeras.

Y esto que está muy bien, al igual que su compromiso por seguir haciéndolo visible o audible, a través de la radio, no debe quedar nunca, en mi opinión, en un hecho puntual, anecdótico, causal o, en ocasiones oportunista. Esto, al contrario, debe integrarse en el análisis, reflexión, debate… habituales, cuando se hable de salud, de cuidados, de sanidad, de necesidades de salud… en y por los que las enfermeras estamos permanentemente implicadas y por los que nos levantamos cada día para tratar de conseguir una sociedad más saludable. Y para ello debería estar presentes en todos los foros donde se hablase de ello sean de radio, televisión, o cualquier otro medio de comunicación, para opinar y aportar sus conocimientos que permitan que esa misma sociedad nos identifique por algo más que por nuestra sonrisa.

Está muy bien y agradecemos el esfuerzo por alabar y visibilizar nuestra imagen, pero quedarse ahí es una forma más de capitalismo rentista, al dar voz tan solo a quienes se sigue identificando como protagonistas exclusivos de la salud e incluso de la vida. Sin duda, su aportación es fundamental, pero es tan solo una parte, y no siempre la más importante, en todo el proceso de salud enfermedad en el que, repito, las enfermeras seguimos sin contar en la última línea del coste beneficio de ese capitalismo rentista que nos invade y en el que subsistimos y en el que, sin darnos cuenta, quiero pensar y creer, muchas veces participamos perpetuándolo con nuestros posicionamientos, nuestras acciones e incluso nuestras decisiones.

A ello hay que añadir, como dice Carles, la política que no mueve un dedo y se instala también en ese capitalismo rentista. Y desde el mismo, toma decisiones con las que siempre acabamos perjudicadas las enfermeras, aunque luego traten de enmascararlo o maquillarlo con sus eufemísticas declaraciones de alabanza hacia nosotras y nuestras aportaciones. Finalmente, se limitan a situarse en esa última línea del coste beneficio en el que las enfermeras siempre somos identificadas como coste.

Gracias Carles, de todo corazón, por tu aportación a la visibilización enfermera. Ahora tan solo queda que esa visibilización se haga efectiva más allá de la relación diaria que mantenemos con las personas a las que prestamos nuestros cuidados para que nuestra sonrisa tenga, cuanto menos, igual importancia que la bacteria en la promoción y mantenimiento de la salud en este capitalismo rentista y en esa política del conocimiento y la salud en el que también nosotras las enfermeras subsistimos.

 

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Capitalismo_rentista

One thought on “DE BACTERIAS, SONRISAS Y CAPITALISMO RENTISTA

  1. No puedo estar mas de acuerdo con tu reflexion José Ramón. Las enfermeras no somos solo una sonrisa amable, somos una disciplina, una profesión con un cuerpo de conocimientos basado en la ciencia y en el humanismo, compaginamos sonrisa, empatia con la ciencia del cuidado, En este país, aun prima el dar más importancia al estudio de la enfermedad (que es fundamental por supuesto) y a sus invetigadores, que al estudio de los cuidados, de las necesidades de la población, de como mejorar la salud de esta, de los/ las grandes investigadores/as que tiene la disciplina enfermera, de su gran aportación. Se olvida también, que no solo se forman doctores/as y especialistas en otras disciplinas, también se forman doctores/as y especialistas en la disciplina enfermera y de una categoría profesional excepcional, por lo tanto no solo somos una sonria amable, somos ciencia, somos cuidados, somos sentimiemtento, somos enfermeras, somos enfermeras comunitarias que trabajamos con y para la población que atendemos.

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