Veinte años no es nada… Ahora que tengo veinte años…

 

Carlos Gardel nos decía en su inolvidable canción Volver que “veinte años no es nada..”. Y años más tarde Joan Manuel Serrat nos cantaba que…“Ahora que tengo veinte años, ahora que aún tengo fuerzas…”

            La Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) ha cumplido 20 años. Y efectivamente 20 años no es nada. Y no lo es por lo mucho que queda por avanzar, trabajar y lograr y porque aún es joven y tiene la fuerza, la motivación y la ilusión de seguir adelante en su intento por lograr una que la Enfermería Comunitaria sea referente de las personas, las familias y la Comunidad con las que trabaja por lograr una Salud Pública cada vez mejor.

            Cuando hace veinte años un grupo de enfermeras se reunieron bajo la sombra de unas acacias en los Jardines del Real de Valencia para analizar lo que estaba sucediendo en esos momentos en la, entonces joven Atención Primaria, con las enfermeras, seguro que no eran conscientes de la importancia de dicha reunión. Ese fue el germen de lo que posteriormente sería la primera Sociedad Científica de Enfermería Comunitaria en España aunque inicialmente se constituyera con carácter autonómico. El marcado carácter imprimido por las/os fundadoras/es condujo a que muy pronto otras autonomías identificaran la oportunidad que ofrecía esta recién nacida Sociedad Científica para el avance de la Enfermería Comunitaria que tan importante papel estaba teniendo en el desarrollo de la Atención Primaria, por aquel entonces denominado Nuevo Modelo.

Primero fue La Rioja y a esta siguieron Canarias, Murcia… y la AEC fue creando su imagen, su estatus, su liderazgo, su impronta, su posicionamiento para visibilizarse como un referente imprescindible en el desarrollo de las enfermeras comunitarias.

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IDENTIDAD ENFERMERA

Enfermería aúna la extraña dualidad de la vejez y la juventud. La vejez determinada por la prestación de cuidados que se pierde en la memoria de la historia como definitoria de nuestra identidad. Juventud por el tiempo en el que se ha definido como ciencia y como profesión y que en la actualidad la sitúa al mismo nivel que cualquier otra disciplina a pesar de las diferencias de edad con sus compañeras.

Sin embargo esa dualidad hace que en muchas ocasiones tenga conflictos generacionales que no acaba de resolver muy bien.

La necesidad y demanda de cuidados ha existido siempre, y ahí es donde reclama y se sitúa la vetusta enfermería. Sin embargo la forma en cómo prestarlos no acaba de resolverlo la joven disciplina enfermera y quien la ejerce, las enfermeras. Las enfermeras continuamos pensando que nuestro trabajo, los cuidados de enfermería, es poco reconocido más allá de los aspectos afectivos, que sin dejar de ser satisfacciones muy dignas, no pueden y no deben quedar relacionadas tan sólo a ellos. Al reivindicar exclusivamente como éxito las satisfacciones subjetivas estamos limitando al círculo de lo afectivo, doméstico y privado el espectro de posibilidades de realización con que cuenta todo ser humano y, por lo tanto, limitando las posibilidades de realización con que cuenta la Enfermería.

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