THE MATRIX NURSING

“Todo depende de cómo vemos las cosas y no de cómo son en realidad”.

Carl Jung[1].

 

Las enfermeras españolas se han convertido en un bien muy preciado y solicitado por muchos países. Realidad que sin embargo contrasta con la situación de indiferencia o, cuanto menos, de desvalorización que en nuestro país se tiene de y hacia ellas, sobre todo, por parte de quienes tienen la capacidad de decisión para que dicha situación sea diferente y se evite su permanente éxodo poniendo en serias dificultadas al Sistema Nacional de Salud. No tanto por una cuestión económica, dadas las bajas remuneraciones que perciben, como por la necesaria aportación de cuidados que el SNS precisa y a la que no se responde en la medida necesaria por, paradójicamente, falta de enfermeras.

Pudiera parecer que se trata tan solo de un asunto de “recursos humanos”, es decir, de fuerza laboral en cuanto a cantidad de enfermeras a incorporar sin que importase necesariamente la calidad de sus cuidados. O bien que el reclutamiento de enfermeras “low cost”[2] por parte de terceros países fuese realmente lo que justificase dicha demanda de enfermeras y el consiguiente éxodo al que aludía.

Sin embargo, no es tan solo una cuestión de cantidad, sino también de calidad. No lo es, a pesar de la errónea y machacona referencia a las ratios. No se trata, por tanto, de contratar más enfermeras de manera lineal y en base a criterios que, o bien no obedecen a necesidades de prestación de cuidados reales, o bien se establecen en base a indicadores de comparación o acompañamiento a otros profesionales generando fórmulas tan ridículas como exentas de evidencias como las de establecer asignaciones de 1 enfermera por cada médico o de 1 enfermera por cada 2 médicos, como si de raciones culinarias al peso se tratase. Con estas fórmulas pueden llegar a maquillarse las ratios que nos sitúan a la cola de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)[3], entre otros organismos internacionales que están, por otra parte, fuera de toda sospecha. Pero difícilmente conseguirán mejores respuestas de salud que es lo que verdaderamente importa y debería preocupar tanto a las enfermeras como a quienes deciden su incorporación en el SNS, más allá de resultados aparentes en uno u otro sentido.

Pero, como comentaba, el valor reconocido más allá de nuestras fronteras no viene determinado tan solo por esa oportunidad de obtener enfermeras a coste cero en cuanto a lo que su formación se refiere, aunque sin duda no es una razón desdeñable tampoco el hecho de que nos hayamos convertido en “productores” de enfermeras para la exportación sin que dicha transacción reporte beneficio alguno a quien invierte dinero público para dicha formación, es decir el Estado con los impuestos de la ciudadanía. Algo que ni se ha explicado ni tiene explicación razonable alguna, a pesar de lo cual, más allá de lo que debiera considerarse mínimamente sensato y ético, se sigue propiciando, manteniendo y tolerando por parte de quienes tienen la responsabilidad de modificar estas anomalías que, junto a otras, están próximas o constituyen un claro fraude de ley[4], mientras los cuidados siguen siendo ignorados o, en el mejor de los casos, desvalorizados.

En el prestigioso ranking de Shangái, 7 Facultades de Enfermería de España se sitúan entre las mejores del mundo[5]. Es decir que no tan solo se llevan a enfermeras gratis, sino que se llevan a enfermeras que en muchos casos han sido formadas en las consideradas mejores Facultades de Enfermería del mundo, sin que ello signifique que el resto de Facultades de nuestro país no tenga una formación de alta calidad. Ya sabemos que los rankings tampoco pueden ni deben ser considerados excluyentes de nada ni de nadie. En definitiva, todo un verdadero chollo para quienes las reclutan y un auténtico desastre para el país que pierde a profesionales de excelencia que difícilmente van a retornar, dando lo mejor de sí fuera de nuestras fronteras, mientras quienes permiten y dejan que esto suceda siguen haciendo falsa e hipócrita apología hacia las enfermeras.

Sino fuera por lo patética que resulta esta situación, podríamos decir que estamos ante The Matrix Nursing,

Tal como se plantea en la saga de películas escritas y dirigidas por las hermanas Wachowski[6], en un país como España en el que casi todas las enfermeras han sido “esclavizadas” por un modelo asistencialista, deshumanizado y medicalizado alejado de su verdadero paradigma disciplinar, se les mantiene en suspensión y con su conocimiento conectado a una realidad virtual llamada Matrix (Sistema Nacional de Salud-SNS) que se presenta como un modelo de excelencia. Las enfermeras son usadas por las organizaciones sanitarias para obtener resultados que alimenten esa realidad virtual que se ha creado en torno al SNS. Las pocas enfermeras que no están conectadas al modelo o que han logrado mantenerse alejadas del mismo, se mueven al margen de dicha realidad entrando a Matrix (SNS) en un intento por liberar a quienes están conectadas y mantienen una sensación de permanente bienestar en la zona de confort virtual que se les ha creado y que han asumido como propia, o tratando de cambiar el modelo con lo que ello supone de resistencia y de riesgo para ellas, o huyen buscando otras realidades en las que puedan desarrollar sus competencias de manera autónoma y digna.

Es cierto que xisten referentes enfermeras en Matrix (SNS) que pueden ser quienes acaben con esa subsidiariedad, según algunas profecías o leyendas. Sin embargo, dichas referentes son señaladas y perseguidas tanto por quienes protegen Matrix (SNS) como por quienes se mantienen conectadas a dicho modelo, aunque pudiese suponer su liberación y recuperasen de su libertad de actuación y autonomía profesional.

Pero, al contrario de lo que pasa al final de la primera película de esta serie de ciencia ficción no existe la/el Elegida/o que acabe con quienes lideran Matrix (SNS). The Matrix Nursing, lamentablemente, no es una historia de ciencia ficción creada por las hermanas Wachowski. Se trata de una realidad alejada de la ciencia y la ficción, muy próxima a la política que mantiene conectadas las enfermeras al SNS (Matrix).

Volviendo al contexto en el que la realidad supera a la ficción, es decir, a nuestra triste realidad, las enfermeras siguen manteniendo un SNS que ni cree ni apuesta por ellas, a pesar de ser, posiblemente, de las mejores enfermeras del mundo.

Es difícil imaginar que contando con ingenieros, matemáticos, filósofos, historiadores… excelentemente formados, se les contratase para obreros de la construcción, contables, cuentacuentos o monologuistas, que siendo oficios muy dignos y necesarios, no deben ser ocupados por profesionales con una formación superior y de alta calidad que requiere de una gran inversión y que privaría a la sociedad de la posibilidad de contar con infraestructuras fiables, seguras y de calidad, formulaciones matemáticas que facilitan muchos procesos complejos, de reflexiones sobre la esencia, las propiedades, las causas y los efectos de las cosas naturales, especialmente sobre el hombre y el universo, o de conocer, de acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente. Sin embargo, se admite como lógico que se contraten enfermeras con la única y casi exclusiva “función” de ser soporte subsidiario de la actividad médica, usurpando a las personas, las familias y la comunidad de los cuidados profesionales que les permitan tener una atención integral, integrada, integradora y humanizada.

En lugar de eso se pervierte el discurso tratando de confundir tanto a las enfermeras como a la sociedad con unas hipotéticas y nuevas funciones a desarrollar por parte de las enfermeras, cuando en realidad lo que se está pretendiendo es substituir o subsanar la respuesta médica ante una demanda inducida e insatisfecha que no corresponde a las enfermeras solucionar, aunque si contribuir a ello. Nunca fue buena apuesta el desvestir un santo para vestir a otro. Entre otras cosas porque posiblemente las ropas de uno no se adapten a las condiciones y necesidades del otro. En definitiva, no se trata de que las enfermeras asuman nuevas funciones, que podría y debería ser objeto de análisis y debate para darle el contenido y el sentido que merecen desde una respuesta enfermera, lo que se pretende, es tan solo una respuesta de circunstancias que, entre otras cosas, responda a las demandas de falta de tiempo de los médicos o a la falta de estos derivada de una nefasta gestión de ordenación profesional y no tanto al número de estos en el SNS, tal como se desprende también de los datos aportados por la OCDE que lamentablemente son ignorados.

Nuevamente la utilización de profesionales altamente cualificadas en Enfermería se identifican como si de una rama de la medicina se tratasen de tal manera que sirvan para maquillar las deficiencias del modelo Matrix al que se les intenta conectar artificialmente con el fin de que den respuestas artificiales y se elimine la posibilidad de que lo hagan en base a los conocimientos, habilidades y competencias que les otorgan para prestar cuidados de calidad, en el entorno de la realidad no virtual que se obvia permanentemente.

El resultado no puede ser peor. Ni la sociedad va a tener satisfacción con la respuesta dada, ni las enfermeras van a poder desarrollar su actividad autónoma y reconocida fuera de nuestras fronteras e ignorada en las nuestras, dando la razón al dicho popular de que nadie es profeta en su tierra.

No se trata por tanto de nuevas funciones, no nos equivoquemos. Ni asumiéndolas, tal como se pretende, vamos a tener mayor reconocimiento. Ni lograremos que el sistema funcione mejor.

Caer en esa trampa es conectarnos a la realidad virtual con la que quieren deslumbrarnos al tiempo que atraparnos.

Como profesionales con una reconocida formación superior de alta calidad, debemos aportar la coherencia y la evidencia que nos permite exigir desarrollar nuestro verdadero papel en el SNS, liderando los cuidados y ofreciendo respuestas éticas y humanas al tiempo que científicas y razonadas desde nuestro paradigma enfermero. No hacerlo supone dejar espacios que van a tratar de rellenarse con soluciones que sustituyan nuestra aportación específica de cuidados profesionales, mediante titulaciones tan innecesarias como ineficaces e ineficientes, bajo el pretexto de una supuesta necesidad que no se tiene la voluntad política de reconocer quienes son sus verdaderas e insustituibles protagonistas, las enfermeras.

Todo ello, a pesar de que algunas/os crean que de esta manera Darías Alegría[7] a alguien. No se trata de dar alegrías en forma de supuestas soluciones que ignoran las que se tienen y, además, son de gran calidad y a un coste razonable si se tiene en cuenta el beneficio que a medio – largo plazo se obtiene. Jugar al cortoplacismo del oportunismo político no da alegrías y supone un claro perjuicio económico, social y, sobre todo, de salud, para la población a la que hay que atender.

No se trata de buscar al Elegido como sucede en Matrix, ni esperar a que aparezca en escena Morfeo. Se trata de saber qué somos y qué podemos ofrecer sin necesidad de que nos tengan que dictar las funciones que en cada momento interesen a la virtualidad de Matrix.

Por su parte quienes desde sus puestos de responsabilidad política siguen planteando respuestas virtuales deberían reflexionar sobre el daño que hacen a la salud comunitaria como derecho que es de la ciudadanía a quien dicen representar. Identificar, reconocer y valorar a las enfermeras y su aportación singular e insustituible no debiera ser una opción sino una obligación como garantes que son de ofrecer las mejores respuestas posibles en base al acceso y movilización de los recursos de mayor calidad disponibles. No hacerlo, tal como hacen, es un claro ejemplo de mala gestión, torpeza política, ignorancia, o de claudicación a presiones alejadas de criterios de calidad y cercanas a presiones de poder. O la combinación de todas ellas.

Generar discursos en los que se utilicen los rankings de excelencia de formación enfermera o la demanda de enfermeras por parte de terceros países, tal como hacen algunas/os políticas/os, como elemento de calidad “Marca España” es un ejercicio de cinismo, hipocresía, demagogia, populismo y mediocridad que no tan solo deja en evidencia a quienes los trasladan, sino que convierte en cómplices de los mismos a quienes aplauden tan indignas como patéticas palabras.

Por parte de las enfermeras resulta imprescindible que sepamos respondernos y responder a la sociedad sobre ¿qué somos? ¿qué aportación singular y específica realizamos? ¿qué nos hace diferentes? ¿qué nos hace insustituibles? ¿qué significa el cuidado enfermero? No hacerlo genera dudas razonables que propician la conexión a la virtualidad de quienes siguen interesados en que existamos, pero no pensemos ni actuemos con la autoridad, el liderazgo y el empoderamiento de una ciencia propia que genera conocimiento diferenciado, pensamiento crítico y evidencias que ponen evidencia el modelo sanitario al que nos quieren conectar en un intento desesperado por mantenerlo a pesar de sus claras deficiencias.

La salud, los cuidados, la empatía, la humanización, la enfermería no son ciencia ficción. Son parte de una realidad viva, dinámica y necesaria, que no se puede ni debe obviar por intereses de nadie ni de nada. Hacerlo es intentar construir un escenario que, por muy idílico que se quiera presentar, siempre acaba por dejar al descubierto sus carencias y sus dolencias que, en definitiva, quienes las sufren son las personas, las familias y la comunidad que son engañadas desde la ficción que se les presenta.

El SNS no puede seguir siendo el Matrix en que lo han convertido. Las enfermeras, por su parte, deben ser desconectadas de la virtualidad que lo alimenta para que se les pueda exigir resultados basados en sus competencias y no en lo que de ellas se quiere obtener para mantenerla.

La virtualidad del Matrix en que se ha convertido nuestro SNS, en definitiva, es costosa, ineficaz e ineficiente y provoca una fuga importantísima de conocimiento, creatividad y talento que todas/os deberíamos impedir generando una realidad atractiva y atrayente a la que incorporarse y no una desagradable y repelente que siga alimentando el libre reclutamiento de las mejores enfermeras que les permita situarse lejos de esta virtualidad tan nociva.

Me gustaría pensar que esto es el sueño de una noche de verano tórrido y asfixiante como el que estamos sufriendo y que realmente se acabe imponiendo lo que nunca debiera haberse perdido, la coherencia y el sentido común.

Dejar escapar talento, es defraudar. No retener talento es signo de ineficacia. No reconocer talento es síntoma de ignorancia. No valorar talento es muestra de desprecio. Permitir que otros lo hagan y nos priven de la riqueza que tenemos y generamos es producto de la mediocridad de altos cargos con la capacidad de decisión para evitarlo.

No actuar para reclamar nuestra posición. No rechazar propuestas alejadas de nuestra realidad disciplinar/profesional. No identificar a nuestras/os referentes. No huir de las zonas de confort que se crean para inactivarnos. Son claras muestras de debilidad e inmadurez profesional/disciplinar que propician nuestra conexión a una virtualidad que nos esclaviza y paraliza o a una huida masiva que no es deseada, pero acaba siendo prácticamente la única vía de escape de Matrix.

Y con esta reflexión, para nada virtual, abro un paréntesis de descanso que cerraré en septiembre para seguir compartiendo mis inquietudes, deseos, sentimientos y emociones en torno a la Enfermería, las enfermeras, los cuidados y la salud.

Feliz y saludable descanso a todas/os quienes puedan tenerlo y a quienes no, que su trabajo sea realizado con la satisfacción y el orgullo de ser y sentirse enfermeras.

A todas/os un fuerte abrazo.

[1]   Médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis (1875-1961)

[2] http://efyc.jrmartinezriera.com/2018/08/09/las-enfermeras-low-cost/

[3] Crespo-Montero R. 2020. Año Internacional de las Enfermeras y las Matronas. Enferm Nefrol. 2020 Ene-Mar;23(1):7-8

[4] Los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir. Artículo 6.4 Código Civil.

[5] https://www.redaccionmedica.com/secciones/estudiantes/espana-logra-sumar-7-facultades-de-enfermeria-entre-las-mejores-del-mundo-4670?utm_source=redaccionmedica&utm_medium=email-2022-07-26&utm_campaign=boletin

[6] Conocidas como Las hermanas Wachowski, son directoras de cine, guionistas y productoras estadounidenses, creadoras de la saga Matrix

[7] En referencia a la Ministra de Sanidad, Carolina Darias, y de la Ministra de Educación, Pilar Alegría, que están ignorando y ninguneando a las enfermeras con sus silencios, medias verdades o mentiras completas que afectan de manera tan negativa al desarrollo profesional y disciplinar.