NUNCA ES TARDE SI LA DICHA LLEGA

Editorial de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria nº 9 2013

Cuando salga publicado este Editorial ya habrán finalizado su periodo de Residencia las primeras Enfermeras Especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria. Vaya por delante la más sincera ENHORABUENA tanto para ellas/os como para la Enfermería Comunitaria en General. Tras largos años de trabajo y de reivindicación justificada y argumentada la Especialidad ya es una realidad con nombres y apellidos. Con los nombres y apellidos de cada una/o de las/os residentes que habrán acabado su residencia.

Aunque lo comentado es motivo de alegría, la dicha no es plena. Y no lo es porque las nuevas especialistas no podrán incorporarse como tales en el Sistema Nacional de Salud que las contrató, formó y ahora titulará conjuntamente con el Ministerio de Educación.

Son dos años de formación que suponen un importantísimo esfuerzo de inversión del Estado (con impuestos de las/os ciudadanas/os que los pagan) y de trabajo y dedicación de quien se forma. Tras los cuales quienes deberían asumir la responsabilidad de gestionar estas inversiones tomando decisiones eficaces, eficientes y efectivas para la sociedad se limitan a mirar hacia otro lado y a realizar manifestaciones demagógicas, intentando justificar su inacción. Las/os mismas/os que permiten convocar, aprobar, acreditar, formar y titular luego son incapaces de dar respuesta a la situación que plantearon y vendieron como logro personal o colectivo y que ahora convierten en problema por no saber o no querer dar la respuesta que merece. Y es que Dichas y quebrantos nos vienen de lo alto. Aunque en el caso que nos ocupa sean más los quebrantos que las dichas.

Los actuales cambios sociales, demográficos, familiares… están generando nuevas demandas de cuidados que precisan de respuestas profesionales altamente cualificadas. Por otra parte los cambios en las organizaciones sanitarias necesitan apuestas claras de coordinación de todos los niveles de atención socio-sanitaria que aseguren de manera eficaz y eficiente la continuidad de cuidados y la adecuada y racional utilización de los recursos. Por último, pero no por ello menos importante, se deben recuperar los planteamientos de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad que garanticen a medio y largo plazo la sostenibilidad del sistema sanitario y la responsabilidad ciudadana en materia de salud. En todos estos escenarios las enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria pueden y deben tener un espacio definido, planificado y estructurado que permita garantizar el éxito de las estrategias que se desarrollen para lograr los cambios descritos. No tomar decisiones en este sentido, además, de todo lo expuesto supone una deficiente gestión de los recursos que tiene como principal consecuencia la merma en la calidad de los cuidados prestados, la deficiente respuesta a las demandas de la comunidad y la toma de decisiones éticamente reprobables.

            Pero si importante es la definición de los puestos de especialista no lo es menos la reordenación de las competencias de las enfermeras comunitarias en el ámbito de la Atención Primaria que deben vertebrar su actividad con las especialistas y con el resto de profesionales de los Equipos de Salud con el fin de lograr la máxima racionalidad, que no racionamiento, de profesionales tan importantes en la coyuntura social anteriormente descrita, y en el que tiene una especial relevancia la atención a la cronicidad, la dependencia, el envejecimiento y los cuidados paliativos, sin olvidar el importantísimo objetivo de mantener sanos a los sanos a través de la intervención y participación comunitaria.

Pero Constancia vence, lo que la dicha no alcanza. Y en este sentido la AEC no ha dejado ni un solo momento de estar al lado de quien debe estar, las/os residentes. Apoyándoles, animándoles y recogiendo sus sugerencias, ideas e inquietudes para lograr que se conviertan en realidad las expectativas que otros crearon y ahora no son capaces de cumplir. Generando frustración y fraude profesional, institucional y social en quienes les creyeron.

Las entrevistas, escritos, solicitudes, conversaciones… han sido y siguen siendo constantes, exigiendo que se de respuesta a lo que es un derecho profesional y ciudadano y un deber de quienes están designados para lograrlo. Por eso la constancia de la AEC no cejará hasta lograr la dicha, pues la dicha que tarda con más gusto se aguarda y Nunca es tarde si la dicha llega.

PALINODIA

Se dice que uno debe aprender de sus propios errores y que errar no es tan solo humano sino necesario.

Otra cosa bien diferente es saber reconocer los errores propios y saber sacar conclusiones de los mismos que nos ayuden a crecer como personas y como profesionales.

Y aún cuesta mucho más hacer público el reconocimiento del error. Por cuanto es, erróneamente –valga la redundancia- identificado más como un fracaso que como un error. Y a esto en nuestro rico idioma se le conoce como palinodia.

Por lo tanto identificar que alguien lleve a cabo una palinodia es ciertamente difícil en una sociedad en la que la ambición, la competencia, el individualismo, la apariencia, la demagogia… se constituyen en los principales aliados del comportamiento humano. De tal manera que todos los nombrados son reconocibles e identificables y sin embargo pocos, muy pocos me atrevería a decir, identifican el término palinodia por lo inusual que es su puesta en práctica.

Creo sinceramente que sería muy saludable que se incorporase esta práctica como forma de avance en las relaciones humanas, en el crecimiento profesional y en la credibilidad. Otorgaría, a quienes la practicasen y a quienes la asimilasen, como forma no de culpabilizar sino de entender y aprender, una nueva dimensión de análisis, de reflexión y de consenso en el logro de objetivos comunes que se alejen de los intereses personalistas, que tan solo conducen a generar desconfianza, confusión y confrontación, cuando no contradicción.

Quisiera, por lo tanto practicar la palinodia como ejercicio, que permita entender ciertos posicionamientos y sus consecuencias y comprobar que compartir el error cometido puede ser un buen ejercicio de crecimiento.

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ENFERMERAS. UNA VOZ PARA LIDERAR. LIDERANDO CON VOZ PROPIA

Este artículo es la adaptación de la Conferencia impartida con motivo del Día Internacional de las Enfermeras, el día 11 de abril de 2018, en la Escuela de Enfermería del Hospital La Fe de Valencia.

Revista ROL Enf. 41(6): 417-421

En un día de tanta importancia para las enfermeras voy a intentar voz, y digo poner voz no porque considere que la mía tenga una especial significación sino por ajustarme al lema que el Consejo Internacional de Enfermeras ha elegido para este año de “Enfermería una voz para liderar”. Espero, pues, que mi voz sepa expresar los sentimientos que el mismo genera en mí y que deseo poderles trasladar con la emoción, el interés y la fuerza que encierran.
La verdad es que cuando empecé a pensar sobre que hablar no me resultó fácil. Una mezcla de responsabilidad, nervios, emoción, ilusión… se arremolinaban en mi mente sin saber cómo concretar lo qué quería decir y lo más difícil, cómo decirlo.
Desde luego el liderazgo como eje del lema elegido me parecía fundamental. Pero ¿cómo abordarlo sin caer en el populismo demagógico de ensalzar gratuitamente y sin demasiados argumentos, más allá delos puramente emocionales, lo que es y significa el liderazgo enfermero? y luego ¿cómo ponerle voz propia al mismo, transformando el lema de mi intervención?
Así que pensé que nada mejor para ello que, inicialmente, hablar de líderes de referentes. Y es que lamentablemente las enfermeras no solemos identificar a nuestros referentes como si hacen otras disciplinas/profesiones. Y no es porque no las tengamos.
Sin entrar a realizar un análisis sobre las circunstancias que provocan esta “ceguera” de referentes, sí que considero interesante el destacar un par de factores que creo pueden ejemplificar algunas de las causas. Cuantas veces no hemos ido a un concierto y en el programa de mano hemos leído, en la breve reseña curricular del solista que iba a intervenir, que había estudiado con tal o cual Maestro. O hemos leído el curriculum de un científico en el que aparece de manera destacada que ha formado parte del equipo de la Dra. Menganita. Y así otros muchos ejemplos… Aún estoy por ver que en el curriculum de alguna enfermera haga referencia a que ha trabajado, estudiado, investigado junto a tal o cual enfermera referente, como dato no tan solo de relevancia curricular sino de orgullo personal.
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¿POR QUÉ NO UNA ENFERMERA SEÑOR PRESIDENTE?

 
Estimado Sr. Presidente:
 
Soy consciente de las presiones que estará recibiendo para constituir su gobierno.
No es mi intención unirme a las citadas presiones. Entre otras cosas porque no tengo mayor influencia sobre usted que la de ser un ciudadano que cree que está en posición y disposición de hacer mucho más de lo que muchos le vaticinan, considero que con más mala intención que con el análisis serio que al respecto debería realizarse.
No es mi intención, por tanto, unirme a las citadas presiones. Entre otras cosas porque no tengo mayor influencia sobre usted que la de ser un ciudadano que cree que está en posición y disposición de hacer mucho más de lo que muchos le vaticinan, considero que con más mala intención que con el análisis serio que al respecto debería realizarse.
Sin embargo, me va a permitir que como ciudadano, repito, pero también como enfermera le traslade la petición de que, cuanto menos, medite la posibilidad de situar al frente del Ministerio de Sanidad a una enfermera.
Se que se entenderá como un atrevimiento, cuando no como una temeridad, el que haga semejante propuesta. Pero, créame, es realmente una apuesta segura que considero debe valorar dadas las actuales necesidades y demandas que plantea la sociedad española y que están muy centradas en la prestación de cuidados y no tanto en la apuesta técnico-farmacológica y medicalizada a la que se ha sometido a nuestro sistema nacional de salud y que tan malos resultados está dando a la vista de los últimos resultados internacionales de valoración obtenidos.
Existen en nuestro país enfermeras con una extraordinaria preparación académica, humanista y gestora que las hacen candidatas indiscutibles a un puesto de la responsabilidad que requiere un Ministerio que actualmente está tan devaluado y maltrecho, como consecuencia de las nefastas políticas desarrolladas por sus últimas inquilinas.
La perspectiva integral, femenina y feminista e integradora que una enfermera puede aportar, unida a la capacidad gestora de sobrada eficacia y eficiencia demostrada en aquellos puestos en los que ha tenido oportunidad de ejercerla, así como sus competencias negociadoras y de comunicación, la configuran como una firme candidata a tener en cuenta.
Tenga en cuenta que tampoco nadie, o muy pocos, creíamos en usted y sin embargo ha sido capaz con su tenacidad, voluntad, motivación e implicación conseguir lo que muchos consideraban una utopía.
Nombrar a una enfermera como Ministra, más allá de un acto más de su contrastada audacia, sería, créame una apuesta segura de éxito para su gabinete.
No se siquiera si llegará a leer esto, pero no me resistía a, cuanto menos, escribirlo como forma de dejar constancia de lo importante que puede resultar tomar decisiones acertadas. Y no le quepa duda que esta sería una de ellas.
No se trata, de verdad, de contentar a las enfermeras, sino de dar la mejor respuesta a las personas, las familias y la comunidad a las que recientemente se le ha encomendado que responda desde la Presidencia de Gobierno.
Y por último, porque merece la pena que alguna vez se identifique que la salud va más allá de la medicina, la enfermedad y la tecnología.
Se atreve?

LO QUE FUE, LO QUE PUDO SER Y NO FUE.

 

Estando el año 2015 a punto de finalizar se presta a realizar una reflexión sobre lo que pasó, pudo pasar y no pasó en el mismo. O lo que es lo mismo lo que fue, lo que pudo ser y no fue.

No se trata de hacer ejercicios nostálgicos, sino de repasar aquellos hechos, acontecimientos y sucesos, que de todo ha habido,  que han marcado el desarrollo de nuestra Sociedad Científica. Que es tanto como decir, con el debido respeto hacia otras organizaciones, el desarrollo de la Enfermería Comunitaria en nuestro país. Tampoco es cuestión de describirlos de manera cronológica, pormenorizada  y sistematizada, como si de un diario se tratase.

Más bien consiste en un acto reflexivo, sereno y vivencial con el propósito de compartirlo para su análisis con el único, pero importante, objetivo de saber en qué punto nos encontramos y cómo debemos seguir avanzando.

Casi como cada año, desde que empezaron a formarse las especialistas, partíamos con la esperanza y el deseo de que finalmente se lograse su integración efectiva en el sistema sanitario y que se desarrollase la prueba excepcional. Pero este anhelo fue perdiendo fuerza a medida que avanzaba el año. Y ello a pesar de la motivación, esfuerzo y trabajo desarrollado desde la AEC en todas las administraciones públicas, nacionales y autonómicas, justificando y planteando propuestas realistas y reales. El nuevo año nos traerá, entre otras cosas, un nuevo Gobierno que esperemos sea más sensible a una necesidad profesional y social a la que, hasta ahora, han dado la espalda de manera sistemática todas las administraciones responsables desde las que se ha demostrado una clara y manifiesta falta de voluntad política al respecto.

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ENFERMERÍA Y EL MITO DE SÍSIFO

Sísifo fue obligado a cumplir el castigo de empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. Así se cuenta en la Odisea. También se dice que aun viejo y ciego seguiría con su castigo. 

En cierta manera Enfermería parece estar castigada como lo estuvo Sísifo.

Para no remontarnos a tiempos perdidos en la memoria, que no en la historia, creo que puede ser buen punto de partida  el que fue incipiente proceso de profesionalización de enfermería en España durante la segunda república. La aparición y desarrollo de las denominadas enfermeras visitadoras como precursoras de las enfermeras de salud pública en España, supuso un punto de inflexión en el necesario reconocimiento del trabajo de las enfermeras, hasta entonces invisible. El proceso iniciado con la formación de enfermeras españolas referentes en Estados Unidos a través de las becas Rokefeller, para incorporarse posteriormente como docentes en la Escuela Nacional de Sanidad, y formar a las que deberían ser las enfermeras visitadoras con funciones propias, se vio truncado con el estallido de la guerra civil.

Durante la contienda las enfermeras pasaron a ocupar papeles desiguales y reconocimiento muy dispar en función del bando que las utilizaba para sus propios intereses ideológicos difundidos a través de los carteles de propaganda bélica.

Concluida la guerra, la victoria del denominado ejército nacional, propició la instauración de un régimen dictatorial liderado por el general Franco.

En el nuevo escenario político, social y económico de la postguerra las enfermeras pasaron a ocupar un papel totalmente secundario y de sumisión como lo hizo la mujer en la sociedad española, y muy alejado de los planteamientos de profesionalización iniciados antes de la guerra.

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LA MODA DE LA SALUD, LO SALUDABLE Y LOS CUIDADOS.

La salud y lo saludable están de moda, al igual que el/los cuidado/s. Existe una tendencia, adoptada por una gran parte de la sociedad, por “mantenerse sano, ser saludable y estar cuidado”. Dicha tendencia, es cierto, se ve reforzada por el bombardeo constante de la publicidad, y los medios de comunicación en general, que ven en la salud, lo saludable y los cuidados, un filón para sus intereses comerciales. De tal manera que de tanto repetirlo los conceptos no tan solo pierden valor sino que se desvirtúan y pervierten, al pasar a ser tan solo modelos estandarizados sujetos al consumo de los productos que los promueven. Por su parte los profesionales de la salud, voluntaria o involuntariamente, se incorporan a la corriente consumista y comercial de la salud y los cuidados generando en la población lo que Carlos Álvarez Darder ha venido en denominar la salud persecutoria.

Pero como toda moda, tiene sus contradicciones. Así nos encontramos con que al generarse una corriente determinada para revelarse como singular, desviándose de las corrientes más comunes, en realidad lo que está creando es otra moda distinta. De tal manera quienes inician esta nueva corriente se identifican como disidentes frente a un grueso de imitadores, pero para Simmel eso no es más que una forma inversa de imitación.

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ATENCIÓN PRIMARIA Y PEDIATRÍA. QUE PREVALEZCA LA COHERENCIA.

Me asombra que los Médicos de Familia, como se denominan olvidando a la comunidad, se mantengan tan indiferentes ante la reivindicación que de manera tan mediática y populista como ausente de argumentos de peso están realizando los pediatras con relación a su presencia en Atención Primaria.

Y digo que me asombra porque considero que su indiferencia juega en contra de la identidad de la medicina de familia al aceptar como válida la premisa de que los niños y adolescentes no forman parte de la familia.

De esos lodos vienen estos fangos, como reza el sabio refranero. Cuando al inicio de la denominada reforma de Atención Primaria se incorporaron en los equipos los pediatras, caso paradigmático en el resto de países de nuestro entorno, se aceptó que la atención médica ya nacía fragmentada.

Aunque inicialmente la atención integral enfermera se tradujo en una atención a la familia en la que la enfermera prestaba cuidados tanto a adultos como a niños, con el tiempo y ante las presiones de los pediatras y la laxitud de las enfermeras y de los gestores, se pasó a la separación de enfermeras pediátricas y enfermeras de adultos, en un nuevo y claro ejemplo de mimetismo tanto en denominación como en organización de los cuidados. En lugar de atención al niño, pediatría, y en lugar de atención integral, fragmentada.

El paso del tiempo no hizo más que asentar este modelo biomédico y destruir uno de los principios básicos en los que se asentaba la AP como es la atención integral. La atención al niño sano que es básica y casi exclusivamente competencia enfermera fue desvirtuándose en favor de la patología y la enfermedad que era lo que básicamente perseguían los pediatras para asentar su posicionamiento y reforzar su presencia en AP, con el beneplácito de sus compañeros médicos, como si ellos fuesen otra cosa.

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HIPOCONDRIA DE ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD.

A pesar de la buena salud de la que parece gozar nuestro Sistema Sanitario, según todos los indicadores, en los últimos años se percibe en su funcionamiento una gran sensibilidad que le hace aparecer como triste, preocupado e incluso angustiado, habitualmente.

Estos problemas de salud del Sistema Sanitario se han venido ignorando sistemáticamente por cuantos dirigentes políticos o gestores han tenido la responsabilidad de su salud, al considerar que se trataba de una hipocondría. Y desde este diagnóstico es desde el que tan solo en contadas ocasiones en las que sus “aparentes” signos, síntomas o manifestaciones, hacen presagiar un empeoramiento general de su estado de salud, quienes deben mantenerlo sano, deciden actuar mediante la aplicación de medidas que, a pesar de saber que carecen de acción terapéutica, las prescriben por creer que con ellas se producirán efectos curativos, dejando pasar el tiempo sin que realmente se haga una intervención efectiva y eficaz sobre el problema o problemas que le aquejan.

El Sistema Sanitario es visto, oído, diagnosticado y  tratado desde una perspectiva biologicista, parcial y medicalizada que hace que muchos de sus problemas sean ignorados o, cuanto menos, tratados con medidas que lejos de solucionarlos los empeoran o cronifican.

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LA RAE y ENFERMERÍA

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define enfermería como:

  1. f. Local o dependencia para enfermos o heridos.
  2. f. Profesión y titulación de la persona que se dedica al cuidado y atención de enfermos y heridos, así como a otras tareas sanitarias, siguiendo pautas clínicas.
  3. f. Conjunto de estudios requeridos para conseguir la titulación de enfermería.“Ha terminado enfermería y en enero empezará a trabajar en el hospital”.
  4. f. Conjunto de los enfermos de determinado lugar o tiempo, o de unamisma enfermedad.

Y enfermera/o como:

  1. y f.Persona dedicada a la asistencia de los enfermos.

Sin duda los académicos tienen una visión muy particular tanto de la disciplina como de los profesionales de la misma, es decir, las enfermeras. Y es curioso porque a pesar de que los ilustres miembros de la RAE se esfuerzan en repetirnos que ellos tan solo recogen lo que el uso y costumbre popular hace de las palabras, se niega a admitir el genérico enfermeras para definir tanto a enfermeros como a enfermeras, a pesar de que sea el término internacionalmente admitido y el que toda la profesión utiliza mayoritariamente para referirse a los profesionales con independencia de su sexo. Este uso generalizado parece que no les encaja a los académicos, argumentando la regla de formación de genéricos que salvaguardan y custodian con celo.

Pero centrándonos en la definición de enfermería, lo primero que llama la atención es que la primera entrada del citado vocablo sea la del “Local o dependencia para enfermos o heridos” priorizándola a la de la “Profesión y titulación…”. Es decir, los académicos entienden que es más importante el continente que el contenido, analizándolo desde una perspectiva sencilla y burda. Pero no menos sencilla y burda, me van a permitir los académicos, que la que ellos realizan y que siempre utilizan como argumento, es decir, la del uso que el pueblo hace de la lengua, que es quien modula el lenguaje y su significado.

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