SI NO SOMOS CAPACES…

 

 

“La capacidad otorga responsabilidades.”

«El asesinato de Sócrates» (2016), Marcos Chicot[1]

 

Acabado el mes de agosto, periodo de vacaciones por excelencia en España aunque no todos puedan disfrutarlo como correspondería, se inicia un nuevo periodo de actividad o cuanto menos de cambio de ritmo. Las sucesivas olas de calor, los incendios devastadores, la sequía…nos han acompañado como un recordatorio permanente de la acción que sobre el medio ambiente estamos ejerciendo y que está acabando con el necesario equilibrio para mantener unas condiciones de vida saludables en las que ni el aire acondicionado, ni las piscinas con un agua cada vez más escasa, ni los ríos y mares cada vez más contaminados… son la solución al terrible problema del cambio climático que, al contrario de lo que sucede con las vacaciones, no se trata de una secuencia temporal, sino de una terrible amenaza que nos acecha y pone en riesgo la salud de miles de millones de personas y otros seres vivos.

Un mes, el de las teóricas vacaciones, en el que se han sucedido acontecimientos políticos, sociales, deportivos… que a pesar de su trascendencia e impacto en la vida y convivencia de la ciudadanía, tengo la terrible sospecha de que no han sido capaces de atraer la atención que su impacto y consecuencias tienen y pueden tener en nuestras vidas. Han sido captadas más como lo que se denominan noticias de alcance sin darnos cuenta de lo que nos pueden alcanzar, sin que las mismas hayan logrado una mínima reflexión colectiva de qué es lo que está pasando, como si al cambio climático al que hacía referencia, hubiese que añadir un cambio de pensamiento, que no de ideología aunque también, de actitud, de sentimiento, de valores… que estuviese poniendo en peligro también el equilibrio colectivo de convivencia.

La actual situación política en todo el mundo, con el resurgimiento de las ideologías de extrema derecha y lo que las mismas significan, son un claro indicativo de un cambio que afecta a la libertad y los derechos de todas/os y que cuesta creer que sea tan solo la respuesta al descontento o la forma en que manifestamos nuestro rechazo a la política y las políticas que se llevan a cabo. No deja de ser paradójico que quienes asumen el negacionismo como principal argumento a sus postulados políticos se alimenten de aquello que precisamente niegan o cuanto menos cuestionan como la libertad, los derechos humanos, la democracia… para ir en contra de ellos maquillándolos de normas, valores y estilos de vida que tan solo obedecen a intereses muy particulares con los que establecer un control estricto sobre las vidas y la libertad de pensamiento de la ciudadanía.

Durante este mes de agosto, han aumentado sin razones aparentemente lógicas, los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas, aunque haya quienes nieguen sistemáticamente la violencia de género. Pero se han dado acontecimientos como los del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y quienes, por acción u omisión, apoyan sus acciones, que atentan contra la dignidad de las mujeres, aunque haya quienes niegan sistemáticamente el machismo. Se están produciendo decisiones políticas que nos sitúan en un plano de absoluto esperpento como respuesta a intereses que se alejan tanto de las necesidades de la sociedad como se aproximan a los caprichos individuales y partidistas de quienes las adoptan en un claro ejemplo de desprecio hacia quienes son o debieran ser receptores de las mismas, aunque haya quienes sigan utilizando la mentira como principal argumento político. La guerra de Ucrania ha pasado a ser una anécdota que ya no interesa ni preocupa en un nuevo y claro ejemplo de desensibilización social. Los atentados a líderes políticos con planteamientos, ideas, proyectos… de libertad se repiten con aterradora frecuencia. La aparición de líderes que abogan por la abolición de la justicia social y la equidad en nombre de la libertad. El mercantilismo de todas las facetas de la vida de las personas con especial incidencia en las de la salud y la educación, disfrazándolas de medidas de gestión más eficaces y eficientes. El cuestionamiento de la equidad y la igualdad desde un nacionalismo exclusivo y excluyente, que alimenta el odio y el enfrentamiento. El aumento progresivo de los problemas de salud mental, de los suicidios, de la pobreza, de la exclusión social en todo el mundo, mientras se siguen alimentando los espacios de alienación y destrucción del pensamiento crítico y reflexivo.  Todo ello y mucho más se incorpora como parte de un cambio que va más allá del climático para situarse en un cambio social que no tan solo obedece a la evolución natural en la que intervienen múltiples factores demográficos, epidemiológicos, económicos… sino que es consecuencia de una clara, manifiesta e interesada intervención de quienes quieren controlar la vida y las decisiones de la población para beneficio propio y de quienes se constituyen en lobbies de poder económico, mediático, político…

Pero todo lo referido y mucho más acaba siendo un cúmulo de noticias caducas, embaladas, procesadas y digeridas por los intestinos de las hemerotecas. Finalmente queda tan solo el hecho, lo aparentemente trascendente, en lugar de serlo las consecuencias. Nos encanta que se desmenucen los más mínimos detalles, cuanto más morbosos mejor, que se relate la física de lo acontecido y se identifique un nombre y una etiqueta con la que catalogarle… violador, maltratador, negacionista, facha, rojo, felón, sanchista… sin entrar, claro está, en la lúgubre aritmética de las consecuencias, del vacío que se genera, de la pobreza que ocasiona, de la soledad provocada, de la desolación producida, de los espacios de destrucción que se generan a nivel individual, familiar y colectivo, tras lo que banalmente denominamos noticias … Nada. Como si dichas consecuencias no generasen una demanda inmediata y futura de cuidados que requieren de respuestas profesionales que van mucho más allá de los medicamentos, una intervención quirúrgica o un entierro, como respuestas al hecho, la enfermedad, el desequilibrio puntual o la muerte. Sin valorar las consecuencias que provocan los hechos y la capacidad de afrontar los problemas sobre la salud.

Me aterra que sigamos inertes, insensibles, ausentes y silentes ante lo que son responsabilidades que como enfermeras nos corresponde afrontar y que no podemos ni debemos esperar a ser meras ejecutoras de lo que otros digan desde su paradigma disciplinar como si fuésemos sus dóciles y obedientes colaboradores en ese intento fallido, torpe, insensato, acrítico, acientífico… por seguir siendo parte de un todo en el que no encajamos por ser ajena a nuestra disciplina, pero en el que nos encanta anidar por sentirnos falsamente protegidas, defendidas, respaldadas y respetadas, siempre y cuando, claro está, hagamos lo que de nosotras se espera y desea y no aquello que nos corresponde hacer como profesionales autónomas, capaces y competentes. Idolatrando a líderes que nos fascinan pero que no aportan nada a nuestra disciplina por no identificarla, entenderla ni respetarla. Generando un vacío de liderazgo propio que provoca una desertización disciplinar, profesional, académica y de gestión que impide cualquier tipo de crecimiento propio, específico y diferenciado de aquellas especies por las que somos y nos dejamos fagocitar.

Todo lo cual se traduce en una invisibilizarían clara, meridiana y manifiesta de nuestra aportación enfermera a través de los cuidados profesionales que es identificada claramente por parte de quienes siguen teniendo la capacidad de decisión y con ella la de permitir que las enfermeras asuman las competencias que les corresponden en puestos de máxima responsabilidad. Ello impide la normalización del acceso de las enfermeras a dichos puestos y con ello que sean nombrados para los mismos otras/os profesionales por muy alejadas/os que aparentemente puedan estar de las competencias asignadas, pero que, sin embargo, gozan del respeto, la visibilidad y el reconocimiento de la disciplina que ejercen lo que, finalmente, determina la decisión. Todo lo cual conduce a una ausencia absoluta de liderazgo reconocido, reconocible e incluso deseable y deseado por parte de las propias enfermeras, que acaba generando un estado de absoluta inacción tan solo interrumpido por lamentaciones que nos llevan a un victimismo que ni tan siquiera es capaz ya de producir lástima, lamiendo nuestras propias heridas en un intento por sobrevivir.

Si verdaderamente no somos capaces de identificar las verdaderas necesidades de la población a la que atendemos y nos limitaos a ser esclavas de nuestra propia inoperancia ante lo que pasa en nuestra sociedad. Si no somos activas y proactivas, creativas e innovadoras para dar respuestas eficaces y eficientes por las que ser no tan solo reconocidas sino también reclamadas. Si no somos capaces de defender nuestros ámbitos competenciales, preocupadas como estamos, por satisfacer las necesidades de un sistema sanitario caduco y de profesionales que tan solo piensan en sus intereses. Si no somos capaces de decir ¡basta ya! ante tanta mediocridad y mercantilismo. Sino somos capaces de hablar con las personas y trasladarles el valor de nuestros cuidados y la importancia de que los prestemos las enfermeras. Si no somos capaces de romper la inercia negativa en la que nos hemos instalado y que nos aboca a una insignificancia que nos lleva a la desaparición. Si no somos capaces de reconstruir nuestro paradigma para desde el mismo dar respuestas enfermeras y no como hasta ahora que como enfermeras damos respuestas a otros intereses. Si no somos capaces de asumir nuestras competencias para evitar la hemorragia constante que nos desangra disciplinalmente. Si no somos capaces de identificar, defender y respetar a nuestras/os líderes y junto a ellas/os liderar nuestro desarrollo. Si no somos capaces de abandonar la sumisión y subsidiariedad para afrontar con responsabilidad nuestro rol como enfermeras. Si no somos capaces de renunciar a las limosnas que se nos ofrecen para emprender el camino de la riqueza enfermera. Si no somos capaces de sentirnos orgullosas de lo que somos, enfermeras, ocultándonos tras nuestra disciplina o cualquier otra denominación que nos enmascare. Si no somos capaces de defender con voz propia los derechos de la salud de la población a la que atendemos. Si no somos capaces de perder el miedo a manifestar lo que creemos que corresponde hacer con argumentos y evidencias científicas. Si no nos revelamos ante las injusticias que impiden el acceso a la salud de la ciudadanía. Si no nos convencemos de nuestra capacidad para prestar cuidados más allá de los hospitales y los centros de salud que acaban convirtiéndose en nuestros nichos ecológicos, pero también en nuestras cárceles profesionales. Si no somos capaces de defender un modelo de salud que se aparte del normativamente aceptado y médicamente impuesto. Si no somos capaces de incorporarnos en ámbitos de competencia política para participar en la toma de decisiones aportando salud en todas las políticas. Si no somos capaces de renunciar a nuestras zonas de confort donde languidecemos, aunque sea apaciblemente que no digna. Si no somos capaces de exigir a nuestros representantes que sean, no tan somo honrados sino también capaces y resolutivos y permitimos que continúen aprovechándose de la enfermería y las enfermeras. Si no somos capaces de fortalecer nuestras sociedades científicas como núcleos de desarrollo científico profesional. Si no somos capaces de regenerar nuestra imagen… va a resultar muy difícil que podamos sobrevivir. No es una cuestión de ser el más fuerte. En la vida no es tan importante ser fuerte como sentirse fuerte. Medir tu capacidad.

No me cabe duda de que tenemos capacidad. Tan solo me falta la certeza de saber si realmente queremos utilizarla para ser y sentirnos ENFERMERAS. Ojalá y pronto se despeje esa incertidumbre.

Tal como dijese Thomas Alba Edison[2] “Si hiciésemos todo lo que somos capaces de hacer, nos quedaríamos completamente sorprendidos de nosotros mismos.”

[1]escritor, economista y psicólogo clínico español (1971).

[2] Inventor, científico y empresario estadounidense (1847-1931).

7 thoughts on “SI NO SOMOS CAPACES…

  1. La capacidad otorga responsabilidades es un texto que me ha parecido muy interesante porque nos muestra de manera clara como nosotros como personal de enfermería podemos ser parte del cambio en el contexto en el que nos encontramos como sociedad, es una llamada de atención para el personal de enfermería, nos inspira a ser líderes activos y defensores de la salud de la población en general, a utilizar nuestra autonomía profesional para influir en las políticas de salud y a reconstruir la imagen de la enfermería que la sociedad tiene de nosotros, al igual se plantea la necesidad de que como personal de enfermería, ampliemos nuestro panorama y nos involucremos en actividades más allá de los hospitales, de la práctica como tal y de todas aquellas actividades que solamente comprenden un eje de enfermería, somos reconocidos ante la sociedad como parte de un hospital y hasta ahí, cuando tenemos las capacidades para adoptar un papel más activo en la toma de decisiones en el ámbito de la salud, tenemos potencial para contribuir de manera significativa a la mejora de la atención en salud y la sociedad en general, solo que no lo estamos aprovechando.
    Los desafíos y responsabilidades que enfrenta la sociedad en términos de procesos ambientales, políticos y sociales, y cómo el personal de enfermería es capaz de desempeñar un papel fundamental en abordar estos desafíos, como enfermeras, debemos abogar por un mayor reconocimiento y liderazgo de las enfermeras en la atención en salud y en la sociedad en general, sin embargo, si nosotros no somos nuestros propios líderes, no nos incorporamos a sistemas políticos, no empezamos por reconocer nuestra profesión nosotros mismos y a sentirnos orgullosos de ella, demostrar las intervenciones para las que hemos sido formadas durante años, ampliar nuestro panorama en cuanto a los ejes de la enfermería; práctica desde la atención primaria de salud, educación tanto a los futuros profesionales como a nuestra población en general para la creación de una mejor sociedad, investigación para generar nuestro propio conocimiento y evidencia científica de la razón de nuestras intervenciones y liderazgo en cuanto a el cuidado del paciente, la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, innovación, actividades de gestión, administración, emprendimiento y política nadie más lo hará por nosotros. Somos los únicos que podemos generar ese cambio en nuestro gremio.

  2. Los profesionales de la enfermería malamente caemos en un área de conformismo donde dejamos que se no quite nuestra autonomía y dejamos que otra disciplina tome las decisiones por nosotros o simplemente para no meterte en problemas dejas que tomen las decisiones por nosotros.
    Debemos de tomar nuestro liderazgo y empoderarnos dentro de nuestras instituciones hospitalarias y no solo para levantar la voz sino también ejercer la enfermería en práctica avanzada para hacer notar nuestro conocimiento y nuestras capacidades como profesionales autónomos, además cambiar los paradigma que se tienen sobre la enfermería, de la enfermera inhumana, gestuda. Solo se podra hacer notar la enfermería con la esencia de nuestra profesión que es el cuidado humanizado y no solo cuidar como un ser físico, sino con un cuidado holístico enfocándonos en todo el alrededor de nuestras personas, de esa manera se hará notar la enfermería y las autoridades que nos rodean lo observan y cambiará la mentalidad hacia enfermería lo cual sería una puerta abierta para que la enfermería pueda ir subiendo al punto de poder llegar a lo político en el cual hay si hay toma de decisiones.
    Además considero importante que los profesionales de enfermería que se encuentran en desarrollo se alineen a los 4 ejes de la educación, práctica de enfermería, investigación y liderazgo, para cuando culmine sean unos enfermeros emancipadores y ayuden al crecimiento de la disciplina.

  3. se observan problemáticas parecida en este artículo, problemáticas que se generan desde la formación académica que es la EDUCACION, en los cuales son problemáticas que como enfermeras no nos dan argumentos necesarios para poder enfrentarlos, digo que no nos dan argumentos necesarios por que puedo observar que podemos identificar problemáticas tan insignificantes como problemáticas de climatológicas desde las Las sucesivas olas de calor, los incendios devastadores, la sequía cosas tan sencillas pero que al final impactan en nuestra forma y estilos de vida y sobre todo impactan en nuestra salud ya que no podemos realizar nuestra vida porque son problemas que va como una bola de nieve que en cuesta bajo aumenta, afectando sobre el medio ambiente donde nos desarrollamos y acaba con nuestro equilibrio para mantener nuestra vida saludables. Así como se identifican problemas climáticos nosotras como preparación en la disciplina de la enfermería y en la PRACTICA podemos percibir problemas de actitud , ideología diferente, de falta de valores en el cual ponen en peligro equilibrio, Otras cuestiones que se identifican son problemas sociales y políticas, como la falta de defender los justo como democracia derechos humanos y libertad, otro problema de social es que han aumentado asesinatos de mujeres en manos de su pareja, aunque cometa el articulo que nos violencia de género y volviendo a los problemas sociales políticos por que utilizan distractores para hacer caso omiso a los problemas antes mencionados, volviendo a los problemas detectados es la igualdad y la equidad el cual ocasiona adecuemos mentales ocasionados por el odio y el enfrentamiento, presentándose suicidio y la pobreza otro de los problemas que enfermería detecta y afecta principalmente en ámbito educativo y practico es la excusión social en todos el mundo que genera destrucción del pensamiento crítico y reflexivo. Con todos estos problemas en el cual la enfermera detecta es importante que nos solo son problemas de origen climático sino políticos demográficos y sobre todo políticos, son situaciones que repercuten en el ámbito social familiar personal de cada individuo y que se manifiestan de diferente manera diferentes, con enfermedad, desequilibrio y la muerte. por seguir siendo parte de un todo en el que no encajamos por ser ajena a nuestra disciplina, pero en el que nos encanta anidar por sentirnos falsamente protegidas, defendidas, respaldadas y respetadas, siempre y cuando, claro está, hagamos lo que de nosotras se espera y desea y no aquello que nos corresponde hacer como profesionales autónomas, capaces y competentes.
    Generando un vacío de liderazgo propio que provoca una desertización disciplinar, profesional, académica y de gestión que impide cualquier tipo de crecimiento propio, específico y diferenciado de aquellas especies por las que somos y nos dejamos fagocita. con este párrafo nos esta diciendo la importancia de liderazgo es detectar los problemas pero también actuar teniendo como evidencia los mismos con ello teniendo competencias y responsabilidad para actuar Si no somos capaces de fortalecer nuestras sociedades científicas como núcleos de desarrollo científico profesional. Si no somos capaces de regenerar nuestra imagen… va a resultar muy difícil que podamos sobrevivir. No es una cuestión de ser el más fuerte. En la vida no es tan importante ser fuerte como sentirse fuerte. Medir tu capacidad.
    No me cabe duda de que tenemos capacidad. Tan solo me falta la certeza de saber si realmente queremos utilizarla para ser y sentirnos ENFERMERAS. Ojalá y pronto se despeje esa incertidumbre.

  4. Como profesionales tenemos la capacidad y esto ha quedado demostrado a lo largo de los años lo cual no nos ha quitado la venda que nosotros mismos nos hemos colocado al sentirnos inferiores sin razón alguna, lo primero que debemos concebir es que verdaderamente existimos y somos importantes, en segundo termino debemos entender que tenemos nuestra propia profesión y autonomía, el subyacente otros o contar con ese sentimiento de inferioridad no abonan mas que a la dimerización de nuestra razón de ser o lo que somos como enfermería en su conjunto, en la medida que nosotros mismos vayamos soltando esa venda que tanto mal nos hace nos percataremos que si somos capaces lo cual sabemos pero no sentimos. Somos capaces eso esta mas que claro y las pruebas nos respaldan, pero nuestros principales enemigos somos nosotros mismos al no entenderlo o aplicarlo, mientras haga falta la atención se brindara y de la mejor manera, lamentablemente siendo lideres no nos hemos dado cuenta de nuestro rol, lo sabemos y lo cumplimos pero no lo asimilamos de la manera que corresponde.

    Es triste y podemos negarlo, aun así sabemos que es cierto por que tenemos las herramientas y conocimientos que la practica de la profesión exigen, y somos geniales haciendo lo nuestro y aportando a las demás disciplinas del equipo de salud, pero no nos reconocemos carentes de ese empoderamiento del cual tanta falta tenemos.

    Cuando aprendamos que somos tan importantes como decimos ser, en ese momento las cosas comenzaran a cambiar siempre y cuando lo hagamos respaldándonos en el conocimiento y la calidad profesional por delante.

  5. Me parece muy importante el análisis realizado sobre como el gremio de la profesión de enfermería no se involucra más allá de la cárcel de las instituciones donde laboramos, como lo menciona el Dr. José Ramon.
    Es increíble que pareciera que leía una semblanza de la profesión de enfermería en México, que es el país desde donde escribo. Creo que debemos de reflexionar que nos esta pasando como profesión, debe de haber un punto desde la formación de profesionales en pregrado e incluso posgrado, donde estamos fallando, y considero es en ese pensamiento critico de los estudiantes.
    En una clase realizaba yo el comentario sobre que pasaba con esos lideres estudiantiles que salen o salimos durante nuestra formación universitaria, el porque muchos de ellos se apagan al llegar a una institución o salir al mundo laboral, y ahora con esta lectura y haciendo esta alusión de que es una “cárcel”, creo que no existe una mejor referencia a lo que llega a pasar con esos lideres, se apagan, se someten o literalmente se les encierra, se les calla y se les hace creer que no puede haber un cambio, que el que llega a renovar o evolucionar el mundo de la enfermería en la práctica, está mal, y que nunca llegara a ser alguien.
    Enfermería es una ciencia la cual se a forjado de creencias, de creer que como me enseñaron debo de enseñar, de creer cual es la imagen de una enfermera, de creer que si no soy enfermero clínico soy menos enfermero, de creer que soy el pilar del hospital pero ese pilar es solo eso un muro que no opina y que debe de resistir por más que las políticas publicas y los administrativos de los sistemas de salud le den golpes para verlo caer, al fin y al cabo ese pilar resistirá por la creencia que nos debemos a las personas de cuidado y ese deber es única y exclusivamente de cuidar mediante cuidados o intervenciones.
    Dentro de estas creencias la peor, es la que esta mal que critiques o pienses diferentes de la institución educativa, hospitalaria, comunitaria, en la que estas realizando tus practicas o laborando, que debes de aguantar como estudiante, que te cerraras puertas y ese es uno de los errores que observo, queremos profesionales con pensamiento crítico, pero no formamos estudiantes que no piensen, que solo adopten lo que es, que se conformen con un horario, con un salario, con un puesto y agradezcan que tiene trabajo, por mas indigno que sea. Hacemos que el estudiante se confunda y los preparamos con habilidades y competencias que desea una institución, y no profesionales con competencias que merece y necesita la profesión de enfermería, nos preocupamos mas porque se sepan de memoria una técnica, un fármaco o una guía de práctica clínica, en lugar de preocuparnos por darles herramientas de la vida diaria, que sepan inteligencia emocional, liderazgo, oratoria, redacción, pensamiento crítico, entre muchas otras.
    Pero que equivocados estamos, cuidar es proteger las políticas publicas que afectan a esa población, es cuidarnos como gremio, ayudarnos a crecer, de no meternos el pie como enfermeros, de cuidar que se nos reconozca como profesión que somos, de cuidar que tengamos salarios dignos , cuidar que tengamos condiciones laborales dignas, cuidar que tengamos espacios seguros de trabajo, cuidar que los nuevos profesionales tengan estas oportunidades, cuidar la salud mental de nosotros de nuestros colegas, pasantes y estudiantes.
    Considero que muchas personas dirán que eso es un sueño guajiro, pero se nos olvida que los únicos que vemos cerrada esa puerta del cambio, somos nosotros, tenemos que ir a girar esa perilla y nos daremos cuenta, que esta abierta, pero nadie la abrirá por nosotros, otras disciplinas ya lo hicieron, enfermería debe de hacerlo y debe de hacerlo ya.
    En México pasamos una situación del populismo, de la izquierda, del extremismo político en comparación de la ultra derecha española, pero ha venido vulnerando aun mas las condiciones del sector salud y mucho mas para enfermería. Donde el lema es “Primero los pobres” y nos están sumiendo en la pobreza a todos y cada uno de los enfermeros, con sueldos denigrantes, horarios extremos y recortes presupuestales en salud garrafales.

  6. Estoy en total acuerdo con su reflexión, que nos lleva en un recorrido largo por los cambios que, por un lado, hemos generado nosotros mismos con nuestras decisiones, muchas de ellas malas, como las que atañen al ya imparable cambio climático, y por otro lado los acontecimientos que nos van alcanzando como muestra de la cada vez mas sentida ausencia de valores, de empatía, de humanismo. Y así vamos por la vida moviéndonos en este circulo vicioso de acciones – consecuencias, algunas mas graves que otras, pero todas con una necesidad urgente de cambio.
    Los gritos de la naturaleza diciéndonos, basta! Advirtiéndonos que estamos yendo demasiado lejos, y nosotros; viendo sus efectos catastróficos, solo como espectadores pasivos, inertes.
    La sociedad, como una vorágine furiosa de violencia, tristeza, decepción, alarma, indiferencia, superficialidad, soledad, desordenando todo a su paso, llenándonos de preocupación, miedo, insensibilidad y desesperanza.
    Acciones que nos dejan ver cuan corrompida esta la humanidad, y como quienes en un principio se levantaban con banderas de paz, contra los gobiernos opresores, finalmente terminan por convertirse en eso que tanto daño les hizo y contra quienes lucharon.
    Ver con asombro como hay quienes cometen acciones asqueables, que sean defendidos y no pase nada. Que pase el tiempo, y esas cosas se olviden, como si se tratara de un mal sueño, que nunca sucedió realmente.
    Como profesión de enfermería no escapamos a todo este mar de circunstancias planteadas, de hecho se replican en nuestros espacios de trabajo, disciplinas que se ensalzan y se levantan cual dioses pisoteando todo a su paso, incluyéndonos. Sirviéndose de nuestras habilidades, de nuestro conocimiento, menospreciado por años. Por no alzar la voz; a veces por miedo a perder los tan escasos y anhelados trabajos, y otras, (para vergüenza nuestra) por esa idealización que aun se tiene, por una falta profunda de respeto a lo que somos y a quienes somos, como si eso nos hiciera ganar alguna especie de premio, nada mas irreal que eso. Haciéndonos invisibles, perdiendo espacios, diluyéndonos. Nos urge salir de este letargo. Volver a reestructurarnos, redefirninos y valorar nuestra profesión, amar nuestra profesión y que sea este amor quien nos haga abrir la boca para construir, para dirigir, para liderar.
    Sí somos capaces! de renacer, ante las necesidades de una comunidad doliente que pide a gritos nuestra intervención. De exigir dirigentes capaces, que lleven a nuevos modelos y acepten nuevos desafíos, aunque eso implique desaprender y cambiar de dirección.
    Me quedo con este reto. Y creo que cada uno de nosotros desde su lugar podríamos comenzar a generar estos cambios, primeramente cambios de mentalidad, de actitud, de emoción y pasión.

  7. ¿Conocemos y entendemos verdaderamente cual es la labor de enfermería?
    A lo largo de los años, hemos presenciados, diferentes acontecimientos no solo de salud, si no que de manera general afectar a la sociedad, como lo son cambios climáticos, políticas, etc. Y muchas veces como enfermeras consideramos que es algo totalmente ajeno a la profesión, y es el mismo personal de enfermería quien lo cree así. No nos corresponde afrontar a las necesidades y debemos esperar a que las autoridades actúen, solamente se queda en eso, como una espera y no como una acción.
    Primero debemos entender que enfermería es una profesión autónoma, con competencias y que es capaz de actuar, no tener presente ese sentimiento de inferioridad, y que no debemos “actuar en lo que no nos corresponde” y no solo hablando como profesionistas, si no como personas coherentes y consientes de una necesidad de opinión y de actuar, y no dejarlo solamente en un papel. El personal de enfermería es capaz de lograr esos puestos importantes, puestos administrativos y políticos, y no solamente eso, sino que es necesario ocuparlos.
    Las capacidades y competencias, se tienen, a veces creemos en lo que la sociedad tiene como perspectiva a una enfermería, y una palabra que está de moda actualmente es el empoderamiento, me gustaría citarla ya que engloba muchos aspectos importantes que hoy en día se necesitan. Líderes cercanos, conscientes, comprometidos con la sociedad, mujeres líderes en los diferentes puestos de importancia. Eso debemos ganarlo y lo sigo así, porque es el mismo personal de enfermería que se hace chiquito y que no entiende que somos capaces.
    A veces el miedo, es difícil, es confuso como una enfermera que “solo inyecta” puede hacer un cambio y debemos entender que hay que empezar por cederlo. Creer que somos capaces, capaces de lograr un cambio, de opinar y de actuar.

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