LA TEORÍA DEL CABALLO MUERTO Como perpetuar la mediocridad

“La gravedad mantenida constantemente no es más que la máscara de la mediocridad.”

Voltaire[1]

 

La “Teoría del Caballo Muerto” es una metáfora satírica que refleja cómo algunas personas, instituciones o naciones enfrentan problemas evidentes que son imposibles de solucionar, pero en lugar de aceptar la realidad, se aferran a justificarlos.

La idea central es clara: si descubres que estás montando un caballo muerto, lo más sensato es bajarte y dejarlo.

Sin embargo, en la práctica, muchas veces ocurre lo contrario. En lugar de abandonar el caballo muerto, se toman decisiones que no tan solo resultan descabelladas, sino que resultan simplemente inútiles.

Hoy, voy a utilizar esta metáfora como base para mi reflexión en torno al imaginario caballo que supone el modelo que define y sobre el que se basa nuestro Sistema Nacional de Salud. Aunque pueda resultar forzado, la verdad es que la citada metáfora, parece haber sido planteada pensando en él.

En el caso que me ocupa, el equino en cuestión lleva muerto desde hace ya mucho tiempo, sin que nadie de las/os “ilustres” políticas/os-gestoras/es que han tenido la ocasión de “montarlo” para realizar su recorrido, hayan sido capaces de identificar su óbito. Ni tan siquiera cuando el hedor de su proceso de descomposición debiera haber llamado la atención sobre las verdaderas razones del mismo.

Sin embargo y muy al contrario, se ha persistido de manera sistemática, en seguir creyendo, o mejor, intentando hacer creer que el pura sangre sigue vivo y sigue siendo capaz de competir como el gran campeón que se empecinan hacer creer que vive. Así pues, ante esta imaginaria visualización, que niega la evidencia, se llevan a cabo cambios tan reiterados como inútiles, tales como:

Cambiar la estructura del Ministerio, lo que vendría a ser la cuadra, donde se cuida el modelo del SNS, como si se comprase una nueva silla de montar para el caballo muerto, con la ilusa intención de que el modelo, que recuerdo está muerto, reaccione y reactive el SNS.

Incorporar nuevas formas de alimentar al modelo muerto, como si con ello pudiese resucitar milagrosamente recuperando vigor y velocidad.

Cambiar a/la encargado/a de cuidar el caballo, esperando un resultado diferente, en lugar de abordar el problema real. De tal manera que ni cuando, muy extrañamente, el/la ministro/a que se cambia es de contrastada calidad, ni cuando, la mayor de las veces, se trata de un cambio de circunstancias en que, la persona elegida, ni tan siquiera tiene aptitudes para montar con éxito un “caballo vivo”, lógicamente pueda esperarse avance alguno con el caballo (modelo) muerto.

Crear comisiones, grupos de trabajo, comités… para debatir desde todos los ángulos el problema del modelo muerto. Trabajando en largos periodos de tiempo y realizando informes, memorias o memorandos en todos los cuales se concluye con lo obvio: el modelo del SNS está muerto.

Justificar los esfuerzos comparando el modelo del SNS con otros modelos similares, igualmente muertos, concluyendo que el problema se debe a una mala gestión, en lugar de identificar que la causa de su muerte es un problema del propio modelo que impregna al SNS.

Proponer nuevos programas, estrategias, medidas de calidad o de evaluación… que implican aumentar el presupuesto, sin que, lógicamente, se genere cambio alguno en el modelo del SNS muerto.

Redefinir el concepto de «muerto» para convencerse de que el modelo del SNS aún tiene posibilidades, Algo que tan solo logra alargar las consecuencias que su fallecimiento tiene para el logro de los objetivos propuestos cuando estaba con vida. Vida que, por otra parte, perdió como efecto del inadecuado o nulo cuidado, alimentación, entrenamiento… que le prestaron. Forzando al animal (modelo) a realizar una actividad inadecuada, que fue la verdadera causa de su muerte.

Esta teoría pone en evidencia cómo muchas personas, políticas, organizaciones… prefieren negar la realidad y desperdiciar tiempo, recursos y esfuerzos en soluciones inútiles, en lugar de aceptar el problema desde el principio y tomar decisiones más inteligentes y efectivas. Debido, a que son ellas quienes generan y alimentan el problema que provoca la muerte del caballo.

La realidad, se torna más cruel que la metáfora, al menos en el caso al que lo aplico. Porque el supuesto caballo muerto, el modelo del SNS, significa la muerte de un sistema público de salud que provoca graves problemas de atención que dé respuesta a las necesidades de las personas, las familias y la comunidad.

Como ya he indicado, las causas de la muerte del modelo del SNS son múltiples, pero el problema principal ha sido y es, sin duda alguna, mantener, a pesar de los síntomas que evidenciaban el diagnóstico y su tratamiento, dicho modelo caduco, ineficaz e ineficiente que sustenta la estructura, organización y funcionamiento del SNS, que le ha llevado a fracasar. Si a ello añadimos que se ha impedido sistemáticamente que los cuidados pudiesen paliar los efectos de tan nefasto, como interesado, asistencialismo, el resultado no tan solo es la muerte del modelo y del propio SNS, en el que se sustenta, sino el encarnizamiento terapéutico al que se le somete para mantenerlo artificialmente con vida y que provoca una agonía tan dolorosa como evitable.

Modelo que se ha mantenido y mantiene, por las presiones y el interés de los lobbies de poder que niegan su muerte que supondría tener que renunciar al poder, influencia y negocio que les ha supuesto y que se ha permitido, mantenido y alimentado por parte de quienes tienen la responsabilidad y obligación, precisamente, de todo lo contrario, es decir, evitar todas aquellas acciones u omisiones que impactan en la salud del SNS provocando la muerte deseada y esperada por parte de quienes se presentan como salvadores únicos e imprescindibles de una curación lucrativa en la que el SNS es un obstáculo para sus mercantilistas intereses, por mucho que luego traten de disfrazarlo de buenismo y falso profesionalismo adornado de victimismo.

Sería muy largo analizar las múltiples variables que intervienen en un entramado perfectamente tejido y calculado. Pero no me resisto a destacar, al menos, una de ellas por lo que supone, tanto de nociva, como de incomprensiblemente mantenida, en un Sistema Público que se anuncia y vende como excelente, equitativo, accesible y universal.

Recientemente hemos asistido al artificial y demagógico debate de MUFACE (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado). Y digo que es artificial, porque desde el principio se sabía que quienes alimentan ese engendro, que no son otras que las mutuas de seguros privados, se sabían poseedoras de la fuerza que supone tener la sartén por el mango. Y es falso, porque se montó una tragicomedia, en la que se representaba un guion perfectamente orquestado y ensayado, repleto de eufemismos, falacias, mentiras y bulos con el único objetivo de lograr mantener el negocio que durante tantos años se les ha servido en bandeja por parte del Estado.

Y, es que no parece que tenga mucho sentido mantener un entramado como el de MUFACE en el seno de un Sistema Nacional de Salud Público. Hacerlo supone, en sí mismo, atacar uno de los principios en los que, al menos supuestamente, se sustenta el citado SNS, es decir, la igualdad y la equidad. Porque, desde el momento que existe una opción distinta, de atención y acceso a la misma, en función de ser funcionario o no, ya se está estableciendo una clara diferencia de clase.

Pero es que, además, se trata de un claro anacronismo en el contexto en el que se genera. Trato de explicarme, porque me cuesta hacerlo. No porque no sepa, sino porque es tan difícil de comprender y justificar como de explicar.

Si hablamos de un Sistema Público de atención, universal, equitativo y accesible y se da la opción de que, quienes son, precisamente profesionales de la Administración del Estado, muchos de ellos sanitarios para más inri, puedan elegir un modelo de atención a la salud, diferente al que el resto de la población tiene derecho, estamos ante una clara discriminación de clase y por tanto se está propiciando, manteniendo y gestionando un sistema paralelo diferente en función de ser funcionario o no. Que venga alguien y me lo explique.

Pero es que, además, a las/os funcionarias/os que se incorporan en este modelo se les da la opción de poder elegir entre ser atendidos por el Sistema Público, al que tenemos derecho toda la ciudadanía o por parte de las mutuas privadas (ADESLAS, ASISA, DKV) que configuran MUFACE, pudiendo incluso alternar entre una u otra opción según les interese. Toda una declaración de igualdad que, paradójica y mayoritariamente, el funcionariado se decanta por la asistencia privada frente a la pública. Hasta que, claro está, surge un problema serio e inmediatamente reclaman ser atendido por el Sistema Público. A esto es a lo que llamo coherencia.

Esta situación supone, al mismo tiempo, una inversión de dinero público para pagar a las aseguradoras médicas, que no sanitarias ni mucho menos de salud, que asisten, que no atienden, al funcionariado que así lo elige. Lo que representa que, dinero público proveniente de los impuestos pagados por toda la ciudadanía, se destine a mantener a empresas privadas que, a su vez, dan servicio tan solo a una parte de dicha ciudadanía, sin que exista posibilidad que quienes no son funcionarias/os tengan esta opción a no ser que se la paguen de su bolsillo además de seguir contribuyendo a mantener el SNS de “todas/os”.

Para rematar la kafkiana situación las aseguradoras médicas creadas y gestionadas mayoritariamente por médicos formados, en su inmensa mayoría, en el sistema público y muchos de ellos trabajadores provenientes del SNS, fuerzan las negociaciones para mantenerse como proveedores de MUFACE, amenazando con renunciar si no se les garantizan sus exigencias económicas. Un pulso desigual del que se saben ganadores, incluso cuando la actual ministra de sanidad da un paso al frente y asume incluir a todo el funcionariado de manera automática en el SNS ante la amenaza chulesca, y provocativa de las aseguradoras, que se saben ganadoras de antemano apoyadas, además, por la airada y rancia respuesta del funcionariado secuestrado y preso en ese reducto asistencialista, que identifican en esta prebenda una forma de diferenciarse del resto de la ciudadanía[2], [3], [4].

Mientras todo esto sucede, las aseguradoras médicas, eufóricas por el gran aumento de clientes consecuencia del deterioro progresivo del Sistema Público al que contribuyen de manera muy determinante, se frotan las manos y retuercen la negociación para doblegar los intentos de ruptura y desaparición de MUFACE y lograr unos beneficios que alimenten el saneado negocio que llevan a cabo con la salud, aunque resulte más propio hablar de hacerlo con la enfermedad ya que la salud no supone negocio para ellos. Mientras tanto, los cuidados, los instrumentalizan al utilizarlos únicamente como reclamo publicitario de sus empresas.

Un negocio, el de las aseguradoras médicas, que se sustenta en las subidas de más del 60 % que están llevando a cabo actualmente en las pólizas que suscriben quienes buscan una alternativa al degradado SNS, sin reparar en que están cayendo en las garras de los mayores depredadores del mercantilismo salvaje que se está desarrollando en torno a la salud. Con el agravante de rescindir o no suscribir pólizas a aquellas personas adultas mayores por su alto consumo de servicio o a aquellas que por razón de sus patologías supongan un riesgo para su negocio, lo que supone un claro ejercicio de edadismo y de aplicación de la obsolescencia programada instaurada por la industria electrónica a la industria de la enfermedad. Todo un ejemplo de ética por parte de quienes se les llena la boca de Juramento Hipocrático, cuando realmente es Hipócrita, y de Objeción de Conciencia, cuando realmente es de Conveniencia. Medidas que hacen con absoluta impunidad gracias a la connivencia del ministerio de economía -competente en la materia- al no regular nada que impida o, cuanto menos, limite tales abusos, teniendo carta blanca para ello.

Negocio que, por otra parte, no nos equivoquemos ni nos olvidemos, está amparado y respaldado por aquellas/os que desde sus cargos de responsabilidad política toman decisiones que deterioran el sistema público y alimentan a las aseguradoras privadas. Haciéndolo sin ningún tipo de recato ni reparo, en una connivencia que se traduce en manifestaciones y acciones de apoyo y loa a sus inversiones y supuesta, aunque absolutamente falsa, ayuda al sistema público en una, tan hipotética como inexistente, colaboración público-privada, con la que se llenan la boca para construir los demagógicos mensajes de confusión y convicción con los que acallar a la ciudadanía descontenta, pero al mismo tiempo desinformada y confundida[5].

Así pues, las cosas, entre todos lo mataron y el solo se murió, el caballo que representa al modelo del SNS que, en su cadavérico estado, contribuye a que se siga manteniendo, contribuyendo a que el Sistema Nacional de Salud sea cada vez más un Sistema Negativo de Salud, que participa de manera activa al incremento del negocio de unos pocos en detrimento de la salud de la gran mayoría.

Sería aconsejable que no siguiéramos venerando al caballo muerto y nos decidamos de una vez a adquirir un nuevo caballo que pueda galopar hacia la excelencia en lugar de la decadencia en la que nos ha sumido el actual modelo medicalizado, hospitalcentrista, asistencialista, paternalista y reduccionista que impregna al SNS y supone un acicate para los grandes mercaderes de la salud, además de contribuir a perpetuar la mediocridad. Pero, para ello deberíamos cambiar la percepción que nos trasladó Ramiro de Maeztu[6] cundo decía “Los españoles sentimos tanta piedad por las medianías, que no toleramos nunca que se las despoje de sus puestos, para abrir paso a las capacidades».

[1]  Escritor, historiador, filósofo y abogado francés, que perteneció a la francmasonería y figura como uno de los principales representantes de la Ilustración (1694-1778)

[2] https://www.rtve.es/noticias/20250113/monica-garcia-asegura-muface-acabara-como-quieran-aseguradoras-les-acusa-abandonar-a-mutualistas/16404325.shtml

[3] https://www.expansion.com/economia/funcion-publica/2025/01/25/679523f2e5fdea8e7e8b4595.html

[4] https://www.servimedia.es/noticias/monica-garcia-insiste-muface-es-modelo-agonico-e-ineficiente-pone-jaque-mutualistas/1411458477

[5] https://www.larazon.es/sociedad/monica-garcia-queda-sola-plan-dinamitar-muface_20250129679a692be95c0600018025a1.html

[6] Ensayista, novelista, poeta, crítico literario y teórico político español (1874-1936)

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