«ORGULLO ENFERMERO» ENFERMERA SATURADA CADENA SER

El año pasado el colectivo de las enfermeras celebró su año internacional enfrentándose a la crisis del COVID. Algunas, como África Martínez, se contagiaron y aún sufren COVID persistente. La cara más amable de esta pandemia la muestra ‘Enfermera Saturada’, seudónimo de Héctor Castiñeira en ‘Orgullo enfermero’, un relato sobre la campaña de vacunación.

CONVOCATORIA PRUEBA OBJETIVA ACCESO A LA ESPECIALIDAD DE ENFERMERÍA FAMILIAR Y COMUNITARIA

En el BOE de fecha 08 de noviembre de 2021 se ha publicado la convocartoria de la prueba objetiva correspondiente al acceso al título de Especialista en Enfermería Familiar y COmunitaria.

Se facilita el acceso a la citada convocatoria así como a la resolución de admitidas/os y excluidas/os, las respuestas a preguntas frecuentes tanto de la convocatoria como de la inscripción como información sobre protección de datos, en los archivos adjuntos.

REVISIÓN ÉTICA DE LOS CUIDADOS CIE

Revisión del código deontológico del CIE 2021https://bit.ly/3lXrozQ

Debería incorporarse la citada revisión en nuestro códico deontológico, como parte de la ética global y universal de los cuidados profesionales enfermeros.

ENTREVISTA LA SER ALICANTE. Cátedra de Enfermería Familiar y Comunitaria

Entrevista de Carlos Arcaya en el programa «Hoy por hoy» de la Cadena SER de Alicante, con motivo de la puesta en marcha de la Cátedra de Enfermería FAmiliar y Comunitaria.

Día Internacional de las Enfermeras: Una voz para liderar

Volume 90% 

Atodas las enfermeras que hacen posible y real la Enfermería

 

Como tantas otras profesiones, hechos, derechos o vulneraciones, las enfermeras también tenemos asignado un día en el calendario oficial para tales fines.

No es mi intención, ni quiero renunciar, a la posibilidad que la citada fecha nos ofrece para poner en valor la aportación singular, profesional, eficaz, eficiente, necesaria… de las enfermeras a las personas, las familias y la comunidad. Pero dicho esto, también es cierto que muchas veces todo queda en una serie de actividades, más o menos llamativas, más o menos acertadas, más o menos eficaces, cuyo efecto empieza y termina con la celebración del día asignado.

La pandemia, lo ha fagocitado todo. Todo ha sido eclipsado por ella y por sus terribles consecuencias. Hasta con las mejores intenciones, se ha ocultado, en ocasiones, la identidad real de quienes, con su aportación profesional, su ética, su entrega, incluso su sacrificio, fueron invisibilizadas con hipotéticas capas e irreales poderes sobrenaturales, al identificarlas como heroínas antes que como enfermeras.

La celebración de este año, por tanto, debiera ser diferente. No porque sea especial, o si, sino porque el escenario, el entorno en el que nos movemos y, sobre todo, en el que nos vamos a tener que mover a partir de ahora, tras la pandemia, requiere de una clara apuesta por identificar, valorar, consolidar y sobre todo liderar nuestra aportación específica enfermera a través de los cuidados profesionales en cualquier ámbito de dicho entorno. Entorno que forma parte de la normalidad, no de ninguna nueva normalidad. Porque la normalidad es tan solo eso, situarse en un estado habitual, natural u ordinario, y por tanto no puede existir novedad en la normalidad. Los factores, los determinantes, los riesgos, las circunstancias, los acontecimientos… son los que modifican la normalidad y los que exigen adaptaciones que faciliten configurar y generar entornos saludables en los que vivir saludablemente, en soledad o en compañía, en la niñez o en la vejez, en el sufrimiento o en la alegría, en estado de enfermedad, discapacidad o cronicidad, con cuidados profesionales accesibles de calidad y calidez, de rigor y de calor, de ciencia y esencia, de técnica y escucha, de humanidad y sinceridad, de igualdad y equidad, de compañía y autonomía, de valor y valores, de reconocimiento y reconocibles, de referencia y referentes. Cuidados enfermeros planificados, prestados, evaluados, investigados por enfermeras con y para las personas, las familias y la comunidad.

En torno a los cuidados van a plantearse, identificarse y reclamarse, demandas que den respuesta a sus necesidades. Demandas de cuidados que van a requerir de un liderazgo firme, profesional, sereno, pero decidido, de las enfermeras. Liderazgo que no debe dejar dudas de quienes son las verdaderas especialistas, las auténticas expertas, las indiscutibles conocedoras, las insustituibles profesionales de los cuidados enfermeros.

Porque el cuidado es universal, sin duda. Nadie tiene el patrimonio exclusivo del cuidado, de igual manera que nadie lo tiene de la fragilidad que le da sentido al cuidado. Pero el cuidado profesional enfermero, aquel que parte de su ciencia, su lenguaje, su técnica, su humanización, su paradigma, propios, ese cuidado, es tan solo posible si lo prestan las enfermeras. Y ese exclusivo cuidado profesional enfermero, debe estar disponible para cualquier persona y en cualquier lugar donde haya enfermeras. Y donde no las haya, se debe exigir que se incorporen. Porque no son sustituibles.

Tenemos que celebrar que somos enfermeras, sin duda. Porque es y supone un orgullo el serlo y el reconocerlo. Porque ser enfermera, sentirse enfermera, va más allá de un título, de unas competencias, de unas habilidades, para situarse como una responsabilidad social y una manera de vivir. Ser enfermera supone un compromiso con la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el desarrollo humano, el progreso, la democracia, la multiculturalidad… sin los que no es posible entender los cuidados enfermeros ni dar sentido a las enfermeras. Sin los que no es posible ser, sentirse y responder como enfermeras. Sin los que no es posible liderar los cuidados profesionales. Sin los que es imposible responder a la singularidad de la atención, a su integralidad, a su coordinación, a su continuidad, a su comprensión, a su adaptación, a su proceso, pero, sobre todo, a su resultado en salud.

No es un día más. Es el día de las enfermeras y debemos saberlo, disfrutarlo, celebrarlo nosotras y entre nosotras. Pero debemos ser capaces de hacerlo con la ciudadanía para que identifique y valore lo que somos capaces de ofrecerle de manera indiscutible y exclusiva, cuidar profesionalmente de ella y con ella.

Liderar el cuidado enfermero no es, por tanto, una estrategia de marketing, una imagen impactante, una frase bonita, un mensaje de aliento. O no es, cuanto menos, tan solo eso. Liderar el cuidado enfermero es situarse al frente de las necesidades sentidas para identificarlas, escucharlas, entenderlas, compartirlas, sentirlas, analizarlas, priorizarlas y tener la capacidad de buscar y consensuar respuestas, movilizar recursos, construir afrontamientos, reforzar voluntades, educar conductas, respetar renuncias, promocionar hábitos, acompañar cuando sea necesario y lograr la autonomía cuando sea posible.

Todo ello es y significa ser enfermera, sentirse enfermera y comportarse como enfermera. Porque para celebrar algo hay que tener motivos reales para hacerlo. Porque para que otros reconozcan la celebración, se unan a ella, la hagan propia, deben identificar, reconocer y valorar lo que somos capaces de ofrecerles, demandarlo y no admitir renunciar a ello.

El día internacional de las enfermeras 2021 es una oportunidad de cambio, de renovación, de compromiso, de implicación, de responsabilidad, de orgullo, con la Enfermería, con la sociedad y con la salud.

Hay enfermeras que trascienden a la diferencia entre hombres y mujeres, al aceptar la feminidad de la Enfermería a la que pertenecen desde la diversidad sexual, sin renunciar a su identidad individual. Hay enfermeras con emociones, sentimientos y necesidades que no les obliga a ser insensibles al dolor, el sufrimiento y la muerte. Hay enfermeras con inquietudes, objetivos y metas que cumplir para mejorar individual y colectivamente. Hay enfermeras con ilusiones que no por ello son ilusas. Hay enfermeras con dudas, con incertidumbres y con temores y no por ello dejan de ser valientes, inteligentes e íntegras. Hay enfermeras con ideas, con conocimientos, con argumentos que les permiten defender sus posicionamientos y su liderazgo. Hay enfermeras vehementes, firmes, constantes, capaces… que son referentes. Hay enfermeras especialistas y no especialistas, pero todas ellas comprometidas con los cuidados.

Por todo esto y por mucho más hay que sentirse satisfechos y celebrar el día internacional de las enfermeras. Hacerlo por otras razones más festivas, más prosaicas, menos sinceras, no merece la pena y tan solo nos llevaría a acabar como en los cuentos con el alegato tan superficial como fallido de “… y fueron felices y comieron perdices. Colorín colorado este cuento se ha acabado”.

Prefiero acabar con la esperanza, la ilusión y la firme convicción de que las enfermeras sabremos liderar los cuidados profesionales y ofrecer lo mejor de nosotras mismas, al tiempo que lograremos crecer como profesión, como ciencia y como disciplina.

Por todo ello, felicidades a todas las enfermeras, por serlo y sentirlo y a toda la sociedad por tener la oportunidad de contar con ellas y sus cuidados. 

Vicente Ortún: «No faltan médicos, el problema grueso lo tenemos en enfermería»

ENTREVISTA | El experto en salud pública subraya que un 1% de los funcionarios del Estado hubiera cubierto las 30.000 plazas de rastreadores necesarias

David Cobo 10/12/2020 09:58 pm

A menudo abordamos la gestión de la pandemia como una dicotomía: la economía y la salud. Los últimos meses, voces por un lado y por otro han alternado, legítimamente, la exposición de los intereses de su sector. Vicente Ortún, en cambio, vive los dos mundos como un conglomerado y se ha dedicado a estudiar juntos durante toda una carrera. Actualmente es director del Master en Administración y Dirección de Servicios Sanitarios de la UPF Barcelona School of Management, pero en el pasado había asesorado a los gobiernos catalán y español y había llegado a ser presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) y de la Asociación de Economía de la Salud (AES). También fue decano de la Facultad de Economía y Empresa de la UPF.

En esta entrevista con el TODO Barcelona, ​​se muestra fulminante con las trabas burocráticas a la hora de gestionar la salud pública. De hecho, protesta porque se hayan tenido que buscar rastreadores cuando el 1% de los funcionarios del Estado hubieran sido suficientes para cubrir la emergencia. Con todo, avisa que ahora nos dirigimos a un mundo «aún más» globalizado y no faltarán nuevos retos.

Había visto un trabajo sanitario y científico tan acelerado como el de estos últimos meses?

El VIH ha matado 36 millones de personas en el mundo y tardó tres años en ser secuenciado. El SARS CoV-2 acabará matando dos millones, o dos y medio, y tardó un mes en ser secuenciado. Esto es lo que permite hacer vacunas. La aceleración, sin embargo, no sólo se ve aquí. Se ha producido en todos los ámbitos, tanto científicos como sociales. Las vacunas dan titulares, y son importantes, pero hay aspectos que no dan titulares y tendrán efectos permanentes.

A que se refiere?

El alcance de la pandemia lo ha cambiado todo. Un campeonato mundial de fútbol lo miran mil millones de personas en el mundo. Las guerras las viven 100.000 personas o 200.000 a lo sumo. El primer evento que ha vivido toda la humanidad en todas partes ha sido esta epidemia. Ni una guerra, ni un desastre natural, nada. Esto crea una conciencia diferente y hará que todavía nos globaliza más.

Como lo notará un barcelonés?

Ya se está viendo. Desvincular la presencia física del mundo laboral hará que el mercado de trabajo sea más global, cuando justamente parecía que se enfriaba esta tendencia antes de la pandemia. Ahora esto se acelerará. Excepto los trabajos de servicios, como los peluqueros, camareros y otros oficios presenciales, el resto se globalizará.

Las vacunas son un ejemplo de producto globalizado.

Sí, y ya se está viendo que expondrá un conflicto de bloques. La occidental, con Estados Unidos a la cabeza, y la oriental, con China. Nosotros qué vacunas tendremos? Las occidentales: Pfizer, AstraZeneca. Las vacunas chinas y soviéticas también se han mostrado eficaces, pero buscarán otros mercados, otros países.

No se ha oído hablar tanto, de la vacuna china. ¿Qué sabemos?

Que lo han hecho fuera de China, en gran parte. Es curioso, pero es así. Los ensayos clínicos se realizarán con vacuna y placebo para ver quién se infecta y quién no, pero por supuesto, para que esto funcione debe haber virus circulante. Como China no había, han tenido que hacer a otros países con los que ya se habrán comprometido, imagino, a ofrecerles buenas condiciones para distribuir en ellos la vacuna.

¿Qué otra factura deja la pandemia?

Aquí tendremos unos efectos particularmente claros. El país que más ha sufrido el impacto de la Covidien-19 es España. Es lo que tiene la tasa acumulada más alta de muertes por Covidien por millón de habitantes, sacando cuatro países pequeños. También tiene la mayor caída de producto interior bruto (PIB) en Europa. Sabemos que es porque nuestra economía depende más del turismo, del viaje y de la hostelería que ninguna otra economía de Europa.

Qué implicará?

De momento, poco. España está endeudando con tipos negativos a través de Europa y esto puede dar una cierta tranquilidad. Ahora bien, la situación no será eterna, porque Alemania, Holanda y Suecia se harta un día. Y dirán: «Muy bien, en 2020 manga ancha y en 2021 también, pero en 2022 será necesario que comience a devolver los préstamos». No viviremos siempre con permiso para endeudarnos y gastar por encima de lo que ingresamos con la excusa que nos estamos rehaciendo de la pandemia.

Actualmente, le preocupa más la economía que la salud?

Aunque la gente haya sido muriendo sólo con 5 años de pérdida de vida de promedio, en España llevamos casi 50.000 muertos. Esto significarían 250.000 años de vida perdidos. A poco que los valores, esto tiene un peso aún mayor que la pérdida económica.

Vicente Ortún, en el exterior del edificio universitario donde trabaja / Jordi Play

Para el virus hay vacunas. Para reponerse económicamente, el erario público necesita más ingresos y menos gastos. Usted propone subir algunos impuestos. Pero como se reduce el gasto en plena crisis sin recortar derechos sociales?

Esta es la parte difícil, pero hay una cosa muy clara: en España hay tres millones de trabajadores públicos y no en todos los ámbitos s’excel·leix ni todos los profesionales son imprescindibles en un momento excepcional como el que hemos atravesado. Hay trabajadores de la función pública que, en la práctica, han aprovechado para hacer vacaciones. Mientras tanto, ¿verdad que eran necesarios 30.000 rastreadores? Esto es un 1% de los funcionarios públicos. Si haces una llamada a todos los funcionarios para que se necesita alguien que sepa hablar, llamar por teléfono y hacer seguimiento, no se podían encontrar 30.000 personas que tenían servicios anulados? Este es el problema de la gestión pública.

La estructura del Estado ha influido en la pandemia en España?

Los próximos meses surgirán todo tipo de estudios que expliquen el impacto diferenciado de la pandemia según el país, y se contemplará la estructura de salud pública o el tiempo que hacía que el virus circulaba antes de declarar la emergencia, y muchos otros aspectos. Pero al final quedará otra idea que para mí es la más difícil de medir. Es el detalle de hasta qué punto se tiende a hacerlo bien o mal, en un territorio. Uno de los padres de la medicina, William Osler, tiene una frase que dice que «más importante que saber qué enfermedad tiene una persona, conviene conocer qué persona tiene la enfermedad». Aplicado a la pandemia, quedaría la idea de que más importante que saber qué epidemia tiene una sociedad es conocer la sociedad que tiene la epidemia. Ahora bien, la variable que hace que un país acabe de funcionar un poco mejor o peor, este concepto, será difícil de medir. Es claro que esto ha influido. De normal, todo cuesta demasiado.

Los recortes a raíz de la crisis no han tenido un peso, también, en la pandemia?

Seguro que los recortes, que se hicieron porque no había más alternativas en un momento sensible, han jugado un papel. Pero esto no explica el impacto de la pandemia. Confío más en la explicación de Osler que en la explicación de los recortes. Los recortes me preocupan, pero no tanto por la respuesta a la pandemia como por otra evolución que parece que no vemos. En Madrid cada vez se utiliza más la sanidad lucrativa y no la pública, sobre todo en partes y visitas a especialistas. Aquí vamos por el mismo camino. Si vivimos en un mundo que cada vez utiliza menos la sanidad pública, quien votará los partidos que defienden financiar la sanidad pública? El Estado del bienestar es que la gente esté dispuesta a pagar impuestos a cambio de una educación y una sanidad para todos, y que se repartan los recursos según la necesidad clínica, no el incentivo monetario. Si esto fracasa, el Estado del bienestar fracasa. Y si la sanidad termina siendo una sanidad para pobres, tendremos una sanidad pobre.

Muchos usuarios se han quejado del colapso de la Atención Primaria, los enfermos crónicos han sufrido un descenso en la atención y el funcionamiento de los rastreadores se ha mostrado ineficiente. La gestión política de la pandemia desprestigia la sanidad pública?

El problema de la gestión pública no viene de ahora. De hecho, a nivel político, fue gracias al estado de alarma que por primera vez en este país se hizo gestión sanitaria flexible. Normalmente si se quiere cambiar turnos, para que en vez de hacer turnos de ocho horas se necesitan de doce horas, debes pedir 25.000 permisos y tardas 8 meses. Como mínimo, con la ley de excepción se podían cambiar turnos y se podía pedir a los cardiólogos si querían ayudar a respiratorio, o los de reanimación si querían ir con los de anestesia. Y la gente decía que sí. Esto fue clave en la respuesta sanitaria.

Los hospitales se reconvirtieron y muchos trabajadores hacían todo lo que estaba a su alcance por responsabilidad. Sin embargo, sigue faltando personal y la respuesta que nos llega una y otra es el «no hay más». ¿Cuál es la solución del rompecabezas?

En este país no faltan médicos. Tenemos más que a otros países importantes de Europa. Lo que hace falta es dar polivalencia a los médicos que tienes sin hacer nada, que pueden ser muchos ante una situación como la Covidien-19. Un psiquiatra evidentemente no puede ir a quirófano, pero quizá sí un dermatólogo con conocimiento de aquel campo. También entre cardiología, respiratorio y anestesia puede haber circulación. En situaciones normales no se quisiera un cardiólogo a respiratorio. Pero en contextos como el actual, ayuda.

Y la enfermería?

Este es el problema grueso. La exigencia mayor en la asistencia a un paciente está en enfermería. Quién garantiza atención y cuidados las 24 horas es enfermería. Y en eso sí que padecemos. Desde hace 40 años. El ratio enfermeras / médicos es tres veces más alta en el Reino Unido que en España.

¿Por qué?

A vueltas. Por un tema de gestión pública. Porque los profesionales de la enfermería, como tanta otra gente, lo que les gustaría es tener una cierta estabilidad en el trabajo y no tener contratos que duren un día, una semana o un mes. Y en este momento, se les está haciendo firmar contratos temporales y con rotaciones excesivas. Los sueldos son bajos, pero no es eso lo que más quema. Lo que más quema es ser en Barcelona hoy y en Vilafranca la próxima semana. Y el próximo mes, no lo sé. Y en verano, en Cadaqués. Esto no es trabajar de manera digna.

Vicente Ortún, que también había trabajado para la OMS, después de la entrevista / Jordi Play

La inestabilidad golpea sanitarios y pacientes.

Una profesión como la de medicina o enfermería necesita tener longitudinalidad. Si estás en Atención Primaria, debes conocer tus pacientes. No puedes ir al ambulatorio y encontrarte alguien nuevo cada vez que vas. Es un disparate. Y es por ello que una parte de la expulsión de profesionales no se debe tanto a condiciones estrictamente salariales sino a una precariedad que se cronifica hasta que la persona tiene 50 años. Una enfermera no puede esperar a los 50 años para estabilizarse.

¿Cómo se soluciona?

La solución inmediata, para salir del paso, es ir a otro país donde encuentres gente dispuesta a venir. La solución no inmediata es que la gente, cuando termine, encuentre formas de acceso a la función pública que no sean las que tenemos ahora. Que sean más normales, en definitiva, que enlazar 10 o 15 años de contratos temporales. A una enfermera le ofreces unas condiciones de estabilidad y se te queda encantada, no se va a Irlanda para siempre.

En los picos asistenciales se han derivado pacientes a la sanidad privada. El papel de estos centros debería haber sido diferente?

Yo sólo conozco directamente el caso del Hospital del Mar, que cuando se desprogramar intervenciones y se tuvieron que liberar quirófanos, envió cirujanos en la Teknon y fue de coña. Como el Mar no podían operar, los enviaron allí. Se hizo un acuerdo y funcionó. Si todo el mundo lo ha hecho así, nada que decir.

ENTREVISTA CADENA SER ALICANTE

Entrevista realizada por Carlos Arcaya en el programa «Hoy por hoy Alicante» de la Cadena SER Alicante

SR SIMÓN

Buenos días Sr. Simón. Transcurridas algunas horas de la repercusión mediática que tuvieron sus palabras en un entorno de relativa privacidad, me dirijo a usted como enfermera, sí, enfermera, a pesar de ser hombre me considero, reconozco y siento como tal, para trasladarle con total respeto lo que siento al respecto.

            Sin duda la privacidad en la que tuvieron lugar sus palabras, deja de serlo desde el momento en que alguien, desconozco si con su consentimiento o no, decidió hacerlo público en redes sociales. Por lo tanto, este es el primero de los aspectos que me gustaría que considerase. Porque con independencia de que sus palabras no pierden ni el significado ni la trascendencia de lo que inequívocamente expresan, no es lo mismo hacerlo en la privacidad que compartirlo por redes sociales, siendo usted quien es y representando lo que representa. La conversación de contenido claramente machista adquiere a partir de ese momento una dimensión que escapa a su control por mucho que pretenda, que no lo sé dado su silencio, enmarcarlo en ese ámbito de privacidad y de conversación informal (sobre algo tan formal…).

            Está claro que todos cometemos errores y que de los mismos se puede aprender. Pero mire, para aprender de ellos lo primero que hay que hacer es reconocerlos y solicitar humildemente perdón por el daño que los mismos hayan podido provocar. Si además quien comete los errores es un personaje público y un representante político, por muy al margen que al respecto se quiera mantener, su reconocimiento de error debiera de haberse producido de manera inmediata sin esperar a que la petición se convirtiese en tremendig topic y en contenido de todos los medios de comunicación. Porque con su actitud de atrincheramiento lo único que consigue es aumentar las dudas sobre su intencionalidad en las manifestaciones y sobre su capacidad de arrepentimiento.

            Sus palabras, Sr Simón, a parte de ofender a las enfermeras, que lo hacen, lo que verdaderamente encierran es un claro comportamiento machista que bajo ningún concepto debe admitirse y mucho menos reírse, ni en público ni en privado. Porque hacerlo es contribuir al contagio de esa lacra social en la que todos tenemos que sentirnos implicados y para la que la única vacuna posible es la educación, el respeto y la tolerancia cero. Usted que nos habla diariamente desde hace más de 7 meses de los riesgos de contagio y del necesario cumplimiento de las medidas de protección, debería saberlo mejor que nadie y predicar con el ejemplo.

            Dicho lo cual tampoco considero que de esto deba hacerse una cruzada contra usted, pues no es la solución. Desviar la atención hacia el ataque, muchas veces interesado y oportunista, hacia su persona hace que el verdadero problema, su comportamiento, quede diluido y que su arrepentimiento acabe pareciendo más una obligación necesaria e impuesta que un sentimiento personal y sincero de arrepentimiento.

            Ni usted, ni nadie, tienen la capacidad de hacerme sentir menospreciado, ni vulnerado, como enfermera, por sus lamentables palabras, porque usted, posiblemente, no entienda lo que es y significa ser y sentirse enfermera. Pero sí que me preocupa e inquieta muchísimo que un personaje público de tanta resonancia mediática como la suya contribuya a extender una pandemia tan peligrosa como la violencia de género con unas palabras que nunca son ni inocentes ni menores y que, además, adquieren mayor peligro si, como en su caso, se esconde en el silencio para evitar reconocer el error y solicitar perdón. Porque de esta manera usted está trasladando a la opinión pública en general y a las enfermeras en particular, que ni se arrepiente ni quiere aprender de su error. Y esto, créame, aún me preocupa mucho más.

            Como enfermera considero que es importante que reconozca que tiene un problema de salud que no tan solo le afecta a usted y que por lo tanto es importante que le cuiden y se deje cuidar para tratar de afrontarlo con responsabilidad.

            Sr. Simón, no lo piense más, pida perdón. De verdad que ni duele ni tiene efectos secundarios. Se lo dice una enfermera, de hombre a hombre.

 

                                                           José Ramón Martínez Rier

Buenos días Sr. Simón. Transcurridas algunas horas de la repercusión mediática que tuvieron sus palabras en un entorno de relativa privacidad, me dirijo a usted como enfermera, sí, enfermera, a pesar de ser hombre me considero, reconozco y siento como tal, para trasladarle con total respeto lo que siento al respecto.

            Sin duda la privacidad en la que tuvieron lugar sus palabras, deja de serlo desde el momento en que alguien, desconozco si con su consentimiento o no, decidió hacerlo público en redes sociales. Por lo tanto, este es el primero de los aspectos que me gustaría que considerase. Porque con independencia de que sus palabras no pierden ni el significado ni la trascendencia de lo que inequívocamente expresan, no es lo mismo hacerlo en la privacidad que compartirlo por redes sociales, siendo usted quien es y representando lo que representa. La conversación de contenido claramente machista adquiere a partir de ese momento una dimensión que escapa a su control por mucho que pretenda, que no lo sé dado su silencio, enmarcarlo en ese ámbito de privacidad y de conversación informal (sobre algo tan formal…).

            Está claro que todos cometemos errores y que de los mismos se puede aprender. Pero mire, para aprender de ellos lo primero que hay que hacer es reconocerlos y solicitar humildemente perdón por el daño que los mismos hayan podido provocar. Si además quien comete los errores es un personaje público y un representante político, por muy al margen que al respecto se quiera mantener, su reconocimiento de error debiera de haberse producido de manera inmediata sin esperar a que la petición se convirtiese en “tremendig topic” y en contenido de todos los medios de comunicación. Porque con su actitud de atrincheramiento lo único que consigue es aumentar las dudas sobre su intencionalidad en las manifestaciones y sobre su capacidad de arrepentimiento.

            Sus palabras, Sr Simón, aparte de ofender a las enfermeras, que lo hacen, lo que verdaderamente encierran es un claro comportamiento machista que bajo ningún concepto debe admitirse y mucho menos reírse, ni en público ni en privado. Porque hacerlo es contribuir al contagio de esa lacra social en la que todos tenemos que sentirnos implicados y para la que la única vacuna posible es la educación, el respeto y la tolerancia cero. Usted que nos habla diariamente desde hace más de 7 meses de los riesgos de contagio y del necesario cumplimiento de las medidas de protección, debería saberlo mejor que nadie y predicar con el ejemplo.

            Dicho lo cual tampoco considero que de esto deba hacerse una cruzada contra usted, pues no es la solución. Desviar la atención hacia el ataque, muchas veces interesado y oportunista, hacia su persona hace que el verdadero problema, su comportamiento, quede diluido y que su arrepentimiento acabe pareciendo más una obligación necesaria e impuesta que un sentimiento personal y sincero de arrepentimiento.

            Ni usted, ni nadie, tienen la capacidad de hacerme sentir menospreciado, ni vulnerado, como enfermera, por sus lamentables palabras, porque usted, posiblemente, no entienda lo que es y significa ser y sentirse enfermera. Pero sí que me preocupa e inquieta muchísimo que un personaje público de tanta resonancia mediática como la suya contribuya a extender una pandemia tan peligrosa como la violencia de género con unas palabras que nunca son ni inocentes ni menores y que, además, adquieren mayor peligro si, como en su caso, se esconde en el silencio para evitar reconocer el error y solicitar perdón. Porque de esta manera usted está trasladando a la opinión pública en general y a las enfermeras en particular, que ni se arrepiente ni quiere aprender de su error. Y esto, créame, aún me preocupa mucho más.

            Como enfermera considero que es importante que reconozca que tiene un problema de salud que no tan solo le afecta a usted y que, por tanto, es importante que le cuiden y se deje cuidar para tratar de afrontarlo con responsabilidad.

            Sr. Simón, no lo piense más, pida perdón. De verdad que ni duele ni tiene efectos secundarios. Se lo dice una enfermera, de hombre a hombre.

 

                                                           José Ramón Martínez Riera

ENTREVISTA EN DIARIO INFORMACIÓN

INFORMACIÓN_10_10_2020

ESCRITO DEL GRUPO 40 + INICIATIVA ENFERMERA, AL CONSEJERO DE SANIDAD DE LA JUNTA DE CASTILLA LA MANCHA

El Grupo 40 + Iniciativa enfermera, que integra a enfermeras referentes de todos los ámbitos enfermeros, ha dirigido un escrito al Consejero de Sanidad de la Junta de Castilla La Mancha, en la que le trasladan su malestar por los requisitos establecidos en la convocatoria de plazas de puestos directivos en diferentes Gerencias, que suponen una clara discriminación negativa para las enfermeras y para los puestos que se convocan.

CARTA_CONSEJERO_CLM_CONV_DIRECTIVOS